Treinta años atrás, el “Negro” Falótico y Matías Álvarez descubrieron que tenían algo en común, más allá de compartir ciudad, colegio y afición por el básquet: hacer música juntos. Uno en voz y el otro al piano empezaron a esbozar un ensamble que, a juzgar con el diario del lunes, fue en serio. Tanto, que aquella alquimia inicial, de amigos y vecinos de Zárate, derivó en una historia en común de casi tres décadas, giras, tocadas y dos discos: Boleros y el más reciente Afuera es noche, que presentarán este jueves 14 de diciembre a las 20 en el Teatro El Picadero (Pasaje Santos Discépolo 1857), acompañados por Nicolás Perrone, en bandoneón; y Manuel Quiroga, en violín.
“La idea es tocar todo el disco, que es una especie de recopilación de nuestra historia vinculada al tango, pero también recurrir a canciones que tocábamos cuando empezamos, algunos boleros del disco anterior”, promete Álvarez. “Por supuesto será un concierto para navegar por algunos de los tangos que nos han acompañado en este camino, pero también con algunas pinceladas de otros géneros que han caminado junto a nosotros”, refrenda Falótico.
Es de esperar entonces que habiten la noche del Picadero, piezas encolumnadas tras lo mejor de la historia del tango argentino que el dúo decidió visitar en su último disco (“El último café”, “Fruta amarga” y “Farol”, entre ellas), además de boleros y baladas del trabajo anterior, entre las que avecinan infaltables “Amnesia” y “La media vuelta”. “Esto es resultado de aquella amistad que comenzó durante los 90, cuando éramos dos pibes que compartían la vida en una ciudad y un mundo que estaba cambiando, y nos unió el amor por una música 'no comercial' que casi dejaba de escucharse en esos momentos: me refiero a los grandes referentes de la música popular argentina, músicas que en esa época eran tomadas como 'de viejos'”, profundiza el pianista, en cuyo pasado habita haber sido justamente discípulo de Virgilio Expósito, y en cuyo presente transcurre la grabación de un disco de canciones “sin cantante”, cuyo nombre va de suyo: Piano cantado.
-Sin dudas, la fórmula que los une es musical, pero sobre todo humana, de club, calle y colegio, como decían ¿Qué facilita la conjunción?
Negro Falótico: -Caminar por la misma vereda en lo que se refiere a un modo de ver el mundo.
Matías Álvarez: -Igual, como cualquier relación, la nuestra tiene distintos momentos. Hay épocas en las que actuamos mucho, hacemos giras, y otras en la que cada uno está en su proyecto, y esto sirve para oxigenar.
-¿Se puede pensar el nombre de Afuera es noche como presagio de los tiempos por venir?
M. A.: -De alguna manera, este título refleja un ambiente íntimo y nocturno generado entre la voz y un piano. Pero también resulta otra lectura respecto del "afuera" muy duro que se viene y pensar la posibilidad en que los espacios artísticos pueda resultar un refugio.
N. F.: -Hay también una doble connotación relacionada, por un lado, con la noche como compañera, con su soledad, su silencio y su permeabilidad con algunos sentires. Y por otro, está la noche oscura, la que no tiene poesía ni arte. La que quita y recorta y que dura todo el día… la del presagio.