Desde Resistencia
“Mujer escucha, únete a la lucha”. Con clima festivo, más joven, popular y feminista, una marea de mujeres recorrió ayer las calles de la ciudad, en la tradicional marcha del domingo, que corona los encuentros nacionales y se extendió a lo largo de unas treinta cuadras. Las columnas de los pueblos originarios tuvieron un lugar muy destacado. Se cantó por el derecho al aborto, y contra los femicidios, la desaparición de pibas y la trata para explotación sexual. Al final, hubo baile y celebración en el Parque de la Democracia, donde terminó el recorrido pautado por la comisión organizadora. Pero un grupo muy reducido de militantes anarquistas se desvió hacia la Catedral –por donde no estaba previsto pasar– y terminó tirando fuegos en la puerta, por encima de los vallados, para lograr así la atención de las cámaras de TV de canales porteños –que no cubrieron ningún otro tramo del 32 ENM–, y las esperaban como buitres hambrientos. En un hecho para destacar, la secretaría de Derechos Humanos provincial se encargó de garantizar el derecho a la manifestación sin presencia de uniformados durante toda la marcha y no hubo represión, como en los últimos dos encuentros en Mar del Plata y Rosario (ver aparte).
Por la mañana, la primera actividad fue una conferencia de prensa en la que participaron referentes de un amplio arco político para reclamar la libertad de Milagro Sala y denunciar su traslado ilegal y violento a la cárcel. Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores cuestionó además, que en el documento de apertura del 32ºENM, dentro de la diversidad de ejes que se abordaron, no se mencionó el nombre de Milagro Sala ni la pregunta por Santiago Maldonado.
Ayer, por la tarde, terminaron de sesionar los 71 talleres. Y luego empezaron los preparativos para marchar. En la Plaza 25 de Mayo, la principal, poco después de las 17, grupos de jóvenes se pintaban el abdomen y la espalda con consignas como “mi cuerpo es mi territorio”, “hagamos concha el patriarcado” y “La revolución será feminista o no será”. Las “Brujas en Resistencia” se sacaban fotos con sus sombreros, narices y escobas. Las socorristas se calzaron pelucas fucsia. Entre amigas y compañeras de militancia, las mujeres caminaban hacia el punto de salida, frente al campus de la Universidad Nacional del Nordeste, en el cruce de las avenidas Las Heras y Castelli. Muchos pañuelos verdes, símbolo de la Campaña por el Derecho al Aborto flameaban en cuellos y a modo de vinchas. Carteles reclamando la aparición de la joven platense Johana Ramallo y de la adolescente chaqueña Maira Benítez, entre otras pibas de las que no se sabe dónde están y ni si están vivas o muertas, se repetían en distintas columnas. Justicia por Diana Sacayán y Melina Romero, entre otras mujeres y trans víctimas de femicidios y travesticidios, se destacaban en la columna de Ni Una Menos.
Las integrantes de la comisión organizadora del 32ºENM encabezaron la marcha. Detrás, de ellas, participantes de los pueblos originarios que habitan el territorio chaqueño, las columnas de provincias, de la Campaña por el Derecho al Aborto, de organizaciones de mujeres, sindicatos y partidos políticos. “A pesar de todo, les hicimos el encuentro, que momento”, empezó a sonar, al dar inicio al recorrido, poco antes de las 18.
La masiva marcha del final se consolidó como una fiesta con espíritu de carnaval: tambores, cuerpos pintados y desnudos, purpurina y colores fluo como antifaces en los ojos. Las jóvenes coparon la marcha y los cantitos con potencia y convicción. “Ni tuya, ni yuta”, “Vivas nos queremos”, “Al patriarcado ni cabida”, fueron algunas de los lemas llevados en el cuerpo, en carteles o en las banderas. “A la Iglesia que se quiere meter en nuestras camas le decimos que se nos da la gana ser putas, travestis y lesbianas”, cantaban en la columna de la Campaña.
Una de las distinciones de este 32ºENM fue el reclamo por la búsqueda de mujeres desaparecidas. El traspaso generacional entre pioneras con las feministas jóvenes dejó su marca en las cuadras y cuadras de chicas y adolescentes exultantes y festivas. La fundadora de La Nuestra, fútbol femenino y pionera de la Comunidad Homosexual Argentina Mónica Santino, de 52 años, relató la satisfacción por el camino recorrido: “Me emociona ver pasar a una masa de pibas jóvenes bailando con pioneras como Nina Brugo”.
En el recorrido salieron algunas vecinas de Resistencia a apoyar a las manifestantes. Elsa Otero, de 69 años, lagrimeó cuando su nieto, Santino, de 9 años, le dijo que se quería meter en la marcha y le comentó: “Esta bien que defiendan sus derechos”. E interpeló: “Las mujeres tenemos que tratar de educar a los hombres menos machistas”.
Este año casi no hubo pintadas ni grafittis por las paredes y negocios de Resistencia y se evitó la presencia de efectivos de fuerzas de seguridad. Unos treinta integrantes de la Secretaría de Derechos Humanos de Chaco monitorearon el recorrido hasta el Parque de la Democracia, a unas treinta cuadras del centro, para que las manifestantes pudieran marchar sin sobresaltos. Al cierre de esta edición, seguía la tradicional peña, con música y baile. Lía Ghara, periodista de Manifiesta concluyó: “Cuando se quiere y hay voluntad política, se puede no reprimir”.