Venganza silenciosa 5 puntos

Silent Night, Estados Unidos/México, 2023

Dirección: John Woo

Guion: Robert Archer Lynn

Duración: 104 minutos

Intérpretes: Joel Kinnaman, Catalina Sandino Moreno, Kid Cudi, Harold Torres, Anthony Giulietti.

Estreno: Disponible en salas.

Es lógico pensar que el regreso del hongkonés John Woo a Hollywood debería ser un motivo de celebración. Su paso por las recordadas Misión Imposible 2 (2000), Contracara (1997) o Código Flecha Rota (1996), más su notable carrera como director de acción en su tierra natal, justifican la ilusión de ver su nombre en los afiches de Venganza silenciosa. Sobre todo porque Paycheck, su última película occidental estrenada hace ya 20 años, había dejado sabor a poco, aunque todos los elementos que identifican a su cine estaban ahí. El argumento de su nuevo trabajo amplifica la sensación gozosa, ese vértigo de ir a ver la nueva película de un director por el que hubo que esperar mucho tiempo.

Venganza silenciosa también incluye los elementos de la fórmula Woo, aunque la historia no es muy distinta de las de aquellas películas de justicia por mano propia que desde hace también casi dos décadas viene protagonizando Liam Neeson, un actor convertido en subgénero. Acá es un electricista cuarentón el que decide vengar la muerte de su hijito, asesinado en el patio delantero de su propia casa en la mañana de Navidad, cuando es alcanzado por una bala perdida durante un tiroteo entre pandillas. El punto de partida parece perfecto para un director como Woo y solo queda esperar para ver con qué magia de acción delirante nos sorprenderá esta vez.

Pero la espera se extiende y se extiende en la decisión de dedicarle mucho tiempo a retratar el proceso por el cual este hombre común se convierte en un psicótico y en un asesino profesional. Ese montaje de transformación que en películas como Rocky, por ejemplo, demoran lo que tarda en terminar una canción, acá se lleva casi media película. Se podría pensar que ese tiempo sirve también para construir esa alteración que va tomando al personaje, una forma de no justificar sus próximas acciones, sino de enmarcarlas en un cuadro de demencia. Sin embargo, la sensación final es que en realidad el guion no tenía mucho para contar y que creyeron que para rellenar alcanzaba con poner a Woo a hacer lo suyo. Bueno, no alcanza.

Promocionada como una película a lo John Wick, la última fórmula de moda, la realidad es que Venganza silenciosa parece tomarse demasiado en serio a sí misma como para salir airosa de la comparación. Basta con recordar que el personaje de Keanu Revees desataba un infierno solo porque le mataron al perro, motivo que, más allá de justificaciones psicológicas, no deja de resultar un salto hacia lo absurdo. Humor es algo que escacea en Venganza silenciosa y cuando al fin hace su aparición, ya es tardísimo. Para entonces, la matanza coreografiada en el último tercio luce como del montón al lado de cualquiera de los cuatro episodios de la serie Wick. Una lástima: queríamos tanto a Woo.