Alejandro Muszak se quedó con al menos 60 millones de dólares de sus inversores, solamente de las operaciones declaradas en los fideicomisos Fintop, Finup, Cilsa y Merchant, sostienen peritos contables con acceso al expediente.
La cifra surge al tomar el monto total de inversiones captadas por esos contratos (casi 35 mil millones de pesos) y restarle el dinero realmente otorgado en forma de préstamos (apenas una séptima parte de ese cifra) y convertirlo a la cotización del dólar MEP del lunes 3 de julio (483 pesos), día en que Wenance decidió incumplir sus obligaciones, y está integrada al expediente judicial.
Aún no se determinó el monto de la operación no declarada o en negro, que Muszak llevaba adelante bajo la firma Be Capital. Sus inversores, autores de la última denuncia presentada contra el dueño de Wenance, sostienen que se trata de un volumen de dinero mucho mayor, pero que muchos de ellos no están en condiciones de reclamar por no poder justificar el origen de los fondos.
Muszak es oriundo de San Isidro, reside en Nordelta y conserva su oficina en Olivos. Aunque lleva varias décadas en el mundo de las mesas de dinero, cuevas y cooperativas de crédito, comenzó con Wenance en 2016. Desde entonces acumula denuncias de los tomadores de crédito, por usura, estafa y violaciones a la ley de derecho del consumidor, pero su cumplimiento con los inversores fue impecable hasta julio pasado.
El negocio del titular de Wenance no era prestar dinero a tasas altas, sino vender la titularidad de esos préstamos. De esa manera, transfería el riesgo crediticio a los compradores de los títulos (valores de deuda fiduciaria o VDFs). Luego, según consta en el expediente, logró sortear los controles existentes y vender hasta seis veces el mismo crédito. Para los peritos contables que accedieron a la documentación, la proporción de cartera sana, es decir, no duplicada, alcanzaba apenas al 15 por ciento.
Acreedores privilegiados
Tanto los inversores como los abogados con acceso a la causa están convencidos de que Muszak tiene el dinero oculto en algún lado. La mayor evidencia de eso, sostienen, es que cuando el costo de no pagar es mayor, Muzak paga.
Es lo que hizo con un importante juez, que integra el tribunal superior de una provincia patagónica, con un ex intendente del norte del conurbano y con un sector de la barra de Boca. Los dos primeros podían ensombrecer aún más su panorama judicial. Los últimos aparecieron armados en las oficinas de un piso alto en Libertador al 700.
Durante estos años de alta inflación, es una práctica habitual que los intendentes realicen colocaciones financieras con los fondos municipales, para evitar que se desvaloricen. Lo más frecuente es que se hagan en bancos y mayormente en bancos públicos. Pero al menos uno de ellos cedió a la tentación de la tasa de Wenance, muy superior. Según ex empleados de la empresa, tras una reunión presencial muy breve, ambos, financista e intendente, llegaron a un acuerdo.
La visita inesperada de La Doce tuvo otras consecuencias. Muszak mudó varias oficinas y reforzó su custodia personal. El hecho fue el detonante de una ola de renuncias masivas. "Muchos recién ahí caímos de con quién estábamos laburando. No sólo perdimos nuestros ahorros, además corríamos peligro, todo por la misma persona", cuenta un ex ejecutivo.
Casi todos los despedidos eran además inversores, por lo que además de deberles sueldos e indemnizaciones, Muszak se quedó con sus ahorros. Antes, en junio, se produjeron algunas renuncias en puestos clave. Es el caso de Soledad Molina: “me fui porque vi cosas que no me gustaron”, le dijo a varias personas con las que tenía trato comercial frecuente, en modo Reutemann.
Una fisura legal
A diferencia de los fideicomisos públicos, Fintop, Finup, Cilsa y Merchant son contratos privados, que se celebran por fuera del alcance de las regulaciones de la Comisión Nacional de Valores (CNV). Sin embargo, para seducir a sus inversores, el financista agregaba una cláusula según la cual Wenance funge de garante, en caso de mora o incumplimiento. Esa cláusula es el talón de Aquiles de la estrategia de Muszak para quedarse con todo.
La sumatoria de ambos elementos, la confirmación de que el dinero obra en poder de Muszak y la cláusula de garantía, podrían implicar un viraje significativo en la causa judicial, a partir del último día de este año, justo antes del comienzo de la feria, cuando se designe el nuevo juez subrogante, en reemplazo de la magistrada actual, Paula Verónica González.
El malestar de los querellantes con la jueza todavía a cargo es consecuencia de la demora o, en algunos casos, directamente negativa, en tomar medidas que resguarden el patrimonio de los inversores, y en peritar la documentación incautada en los múltiples allanamientos. Por ejemplo, aún se aguarda el concurso sobre Créditos Al Río, otro de los fideicomisos, que sigue operando. Como contrapartida, las medidas solicitadas por la defensa son concedidas con celeridad. Una de ellas, la eximición de prisión.
La relación con Telefé
De los 8 mil damnificados, al menos 200 son o eran empleados de Telefé. La explicación es sencilla y no escapa a lo que sucedía con trabajadores identificados con otras empresas que, en grupo, denuncian las prácticas de Muszak: esa empresa tiene abierto, desde hace un par de años, un programa de retiros voluntarios. Desde la propia oficina de recursos humanos, se sugería la inversión en Wenance. Por eso hay trabajadores y ex trabajadores del canal que perdieron todos sus ahorros. Uno de ellos, un técnico muy querido por sus compañeros, se quitó la vida.
Ayer el tema volvió a estallar en redes sociales. Para algunos fue un descuido, para otros provocación: Lisandro Tomás Navarro, con largos años en Wenance y Be Capital, ingresó a la casa de Gran Hermano, uno de los programas más vistos de la señal. Una explicación posible es que el foco del canal de Martínez está puesto en otro lado. El gigante estadounidense Viacom quiere venderlo.