Victoria Villarruel consiguió su mayoría para controlar el Senado de la Nación. Contando solo con siete senadores propios —la mayoría de ellos sin ningún tipo de experiencia parlamentaria—, la vicepresidenta logró sumar el respaldo del radicalismo, el PRO y los bloques provinciales para forzar la designación del puntano Bartolomé Abdala como presidente provisional de la Cámara alta. 

A pocos días de que ingrese el paquete de proyectos económicos que cimentarán el ajuste impulsado por Javier Milei, Villarruel logró así brindar un anticipo de dónde podrá conseguir los votos para sancionarlo. En la vereda de enfrente quedaron los 33 senadores de Unión por la Patria, que no dieron quórum y optaron por denunciar la ilegalidad de la sesión, buscando dejar asentado, así, que ellos eran la verdadera oposición frente al "grupo motosierra" del Presidente.

"Ahí está el nuevo oficialismo", se despachaban con enojo les senadores de UxP señalando a los 38 legisladores que habían garantizado el quórum para que la sesión de designación de autoridades pudiera conformarse. El dedo apuntaba a los legisladores de Juntos por el Cambio y los bloques provinciales que, hasta hace un par de semanas, habían funcionado como aliados del peronismo: los 7 senadores del PRO, los 13 de la UCR, 4 de Cambia Federal, 3 de Unidad Federal (compuesto por dos senadores peronistas que rompieron con el Frente de Todos a principio de año y la cordobesa Alejandra Vigo), 2 misioneros, 2 santacruceños y 1 de Juntos Somos Río Negro, que se sumaban, todos, a los 7 de LLA.

Pese a los festejos, el oficialismo cerró la sesión con un sabor amargo. Y es que en el camino de tejer y ampliar las alianzas de gobierno, Villarruel podría haber perdido a uno propio. ¿Quién? El herido de la jornada: Francisco Paoltroni. El formoseño había sido el designado, hace una semana y media, por el propio Milei para ocupar la presidencia provisional del Senado. Había salido un comunicado oficial y todo, el mismo que había anunciado la designación de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados. Finalmente, Villarruel terminó negociando que el cargo —que representa, además, el segundo lugar en la línea de sucesión presidencial— fuera para Bartolomé Abdala. Y Paoltroni no se lo tomó bien.

Paoltroni fue el último en tomar la palabra —un error de cálculo del oficialismo—. "La casta me ha dado la bienvenida", arrancó, irónico, luego de haberle corregido a Villarruel la forma que había pronunciado su apellido. Recordó que Milei lo había postulado primero a él para el cargo y deslizó "es un triste comienzo". La Vicepresidenta lo miraba, impertérrita. "Yo me debo a los formoseños. Del autoritarismo vengo y voy a votar, de aquí en adelante, fiel a los principios que he recibido de la cuna. Como dice el Presidente, no somos manada", advirtió, entre los murmullos del recinto. Y como si no hubiera quedado clara su amenaza de ruptura, cerró, mirando directo a la presidencia del cuerpo: "El que las hace las paga".

En la bancada de la LLA, que preside Ezequiel Atauche, intentaron después matizar sus declaraciones y aseguraron que Paoltroni sigue integrando el bloque. Pero la amenaza había sido lanzada. "Somos muchos los que venimos de nuestras provincias y recién nos empezamos a conocer hace unos días. Habrá que aprender a construir el liderazgo", reconocería, luego, una autoridad libertaria. 

La nueva mayoría

Habían pasado solo 15 minutos desde las 15 cuando Villarruel, que presidía la sesión por primera vez, anunció que tenían quórum para dar inicio: había 38 senadores sentados en sus bancas, prácticamente toda la cámara excepto los senadores de UxP —que ingresarían al recinto minutos después—. "Vienen con esta nueva mayoría a desconocer y establecer en una sesión que es absolutamente ilegal, ilegítima e inconstitucional", denunció el titular de la bancada peronista, José Mayans, apenas tomó la palabra. El clima estaba caldeado y, en varias ocasiones, terminaría a los gritos. 

"Lo que van a hacer con la prepotencia del número ya lo hemos vivido. Y ya hemos vivido el cogobierno de muchos espacios políticos", acusaría, después, Juliana Di Tullio, quien junto a Anabel Fernández Sagasti terminaría trenzándose en varias discusiones fuera de micrófono con el salteño Juan Carlos Romeo, la porteña Guadalupe Tagliaferri -aunque en modo amistoso- e, incluso, con la propia Villarruel. En un momento, Di Tullio incluso denunciaría que se habían negociado "despachos y cargos" para llegar el número, llegando incluso hasta "pedir dinero" por las oficinas.

UxP rechazaba la legitimidad de la sesión bajo el argumento de que se encontraban en receso —Milei no convocó todavía a sesiones extraordinarias— y gran parte de las primeras horas versaron sobre una discusión reglamentaria respecto a la potestad o no del Senado de reunirse para definir sus autoridades internas. La discusión de fondo, sin embargo, era la nueva mayoría que LLA había logrado conseguir con JxC y los bloques provinciales, sorprendiendo a UxP —que cuenta con una holgada primera minoría—. El problema no era tanto la designación de Abdala como presidente provisional, con la que muchos peronistas estaban de acuerdo, sino que el oficialismo había aprovechado esa mayoría circunstancial para establecer un mecanismo de conformación de las comisiones que perjudicaba a UxP.

JxC había logrado, en el Senado, lo que no había conseguido en Diputados: que los lugares en las comisiones se distribuyeran de acuerdo a una lógica de mayorías y minorías, más que de acuerdo a los bloques. Bajo esta lógica, a esta mayoría coyuntural de 39 senadores le correspondería más de la mitad de las sillas de todas las comisiones (que, de otra manera, hubieran terminado en manos del peronismo, que contaba con el 45 por ciento de las bancas). Es decir que, tal como había anticipado Página/12, en las comisiones de 19 integrantes, 11 irían para el PRO, la UCR, Cambia Federal, Unidad Federal y el resto de los bloques provinciales, que tendrían que negociar internamente la distribución. Los otros 8 lugares irían para UxP. 

"Se está conformando este nuevo oficialismo integrado por todos estos minibloques y alianzas para aprobar el feroz ajuste del gobierno", advirtió la riojana Florencia López (UxP), generando una ola de gritos indignados de JxC y algunos bloques provinciales. Había metido el dedo en la llaga. Y el resto de la oposición —que Di Tullio bautizó como el "grupo motosierra"— salió a desmentirla con furia. 

"Nos une el cansancio de haber aguantado 20 años de prepotencia", los cruzó Romero, senador que había estado trabajando activamente para conformar esta nueva mayoría. El radicalismo también salió, rápidamente, a aclarar que aquella nueva mayoría no implicaba un cogobierno. "Nosotros queremos discutir lo que la gente necesita pero esto no significa que le damos un cheque en blanco al oficialismo", advirtió el fueguino Pablo Blanco.

"Es una mayoría plural en un Senado que automáticamente ha funcionado como mayoría absoluta. Y eso asusta", provocó Luis Juez. El titular de la bancada PRO aseguró que la mayoría era para dar "gobernabilidad" al Senado, sin embargo, mientras hablaba, el PRO en Diputados sacaba un comunicado respaldando el plan de ajuste anunciado por Luis Caputo

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