No hay plata, te dicen. No pasa nada por no entender el mundo si logras fingir que lo comprendes. Antes la plata la tenía la casta. Ahora resulta que no la tiene nadie. Ni los ricos. No hemos estado atentos a la hondura del abismo. El cepo alrededor del cuello claramente se está apretando. No tenemos mucho tiempo de repasar nuestras desdichas con personajes que obedecen a la hegemonía del ultraliberalismo del miedo, y al “sentimiento del mercado”, uno de los grandes sintagmas de la modernidad. Para algunos los mercados “sienten”, sienten más que las personas.
Es lo que le pasa a Mauricio Macri, que todo lo “siente” desde el voracidad privatizadora del mercado. Sin ánimo de convencer a los más profanos, Mauricio Macri ya ha perdido las elecciones en Boca. Lo sabe. Solo ansiaba encontrar un poco de comprensión, de cobijo, pero una riada de hinchas “truchos” se lo llevó por delante, dejando desnuda su beligerancia maníaca y ese deseo perverso y tramposo de controlar el futuro de la entidad. Un futuro que hoy es de los socios, y de ese tonto empecinamiento (como se atreven) de votar. Que miedo inspiran aquellos que jamás dudan de que la verdad y la mentira siempre están de su parte.
Son momentos que viene muy bien recordar algunos de los hechos celebrados por sus colegas de jauría. “Sin la intervención de Nicolás Sarkozy, Qatar no habría obtenido nunca el Mundial”, expresaba Joseph Blatter al diario francés Le Monde. El ex presidente de la FIFA ligó el apoyo del mandatario galo a la compra del París Saint Germain por el emir Hamad Ben Khalifa Al-Thani, personaje muy cercano a Mauricio Macri. Meses después, Michel Platini era detenido por la Fiscalía Nacional Financiera por presunta participación irregular en la compra de votos para el emirato. El 23 de noviembre de 2010, el exfutbolista participó de una comida en el Palacio del Elíseo junto a Al-Thani y Sarkozy, días antes de la votación. La fiscalía pudo comprobar que en dicha reunión se consiguieron los votos necesarios.
El 27 de enero de 2018, en el estadio Parque de los Príncipes, el presidente Mauricio Macri se encontraba por tercera vez, en los últimos cuatro años, (sí, leyó bien, tres veces en cuatro años) con Nicolás Sarkozy. El expresidente argentino compartió reuniones con el mandatario francés, con Ben Khalifa Al-Thani, con Gianni Infantino, nuevo presidente de la FIFA, y con el ya dimitido de la UEFA, Michel Platini. Todos juntitos. En ese roce que hace tanto al cariño. Un año después Sarkozy, Infantino y Platini pasaban a estar imputados por la justicia francesa. Mas tarde, Macri se convertía en presidente de la Fundación FIFA. ¿Será que uno es un “conspiranóico”? Será. No todo es lo que parece. Es cierto. En ocasiones es peor. Que se lo digan al nueve de Qatar.
Las elecciones en Boca son ideológicas, no deportivas. La entidad “xeneize” es el pequeño escenario adelantado de la gran batalla que se avecina en el país por defender numerosos derechos conquistados. Y desengáñese. Sí hay plata, la tienen los ricos, ¡carajo!
(*) Periodista, ex jugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial 1979