“No son canciones 'pum para arriba'”, advirtió Teresa Parodi, y una sonrisa entre pícara y provocadora se le hizo ancha bajo los densos anteojos rojos. “Más bien son canciones 'pum para adentro'”, intervino Sergio Ponfil, de Sony Music, seguido de un murmullo de aprobación que recorrió toda la sala. “Sí, hay mucho de eso, es inevitable. Al final de cuentas, creo que son canciones que dialogan entre sí. Y esa conversación me devuelve la imagen de un país. Esas son las cosas que solo puede hacer la música popular. Lo digo con gran reconocimiento amoroso por este oficio de tratar de interpretarnos con canciones”, agregó la cantora, que el lunes 18 jurará en Montevideo como parlamentaria del Mercosur.
Era martes, el atardecer de diciembre llevaba calor y humedad y amenazas de lluvia. En un estudio de Núñez, ante un grupo de periodistas invitados, se acababa de presentar Retrato de familia, el nuevo disco de Teresa Parodi, que desde el viernes 15 estará en todas las plataformas y a partir del 20 circulará en su formato "físico". A cuarenta años de Canto a los hombres del pan duro, aquel primer disco –en realidad un casette, editado por el homérico Rafael Cedeño–, la gran creadora correntina, a fuerza de arraigo y coyuntura, logra una vez más trazar un mapa sentimental de un territorio en continua transformación.
Retrato de familia es un álbum de doce canciones propias, algunas en colaboración, con las que la Parodi retoma sus tramas personales, hechas con los argumentos de las multitudes. Habla del paisaje, el amor, la memoria, la solidaridad, los estruendos y los silencios, además de trazar más de esos retratos afectuosos que entre el gentío en movimiento individualizan personajes que enseguida se sienten entrañables. Es el disco con canciones de una creadora madura, segura y serena, que a esta altura disfruta de compartir su música con hijos y nietos. Rodeada de los suyos, Parodi logra una ancha forma de intimidad, que más que un argumento, en Retrato de familia se convirtió en un método.
“Yo creía que era una abuela nomás, que mis nietos andaban en las cosas de jóvenes, con todo lo que eso significa hoy. Hasta que con gran perplejidad escuchaba que en esas guitarreadas que se arman en las reuniones familiares, donde en general cada generación propone sus canciones, los más chicos tocaban mis temas, los cantaban, le hacían arreglos”, contó Teresa. “Así, naturalmente, se fue haciendo una como una rutina de encuentros donde las canciones circulaban de manera horizontal entre mis hijos, mis nietos y yo, con el inmenso placer de verlos crecer con la música”.
Qué te Parodi
Ezequiel en guitarra; Lautaro en guitarra, ronroco y charango; Emilia, en piano y teclados. Son tres nietos de Teresa que forman parte de su banda estable, junto a Camilo, bajista, el mayor de sus cinco hijos. Todos Parodi. Y hay más "Parodis" entre los invitados: Federico, otro hijo, guitarrista; Luciana y Joaquín, nietos. La banda se completa con Facundo Guevara en percusión y Fernando Correa en acordeón. Emilia y Ezequiel estuvieron también a cargo de parte de los arreglos de Retrato de familia, tarea que compartieron con Manu Sija. “Levantar la vista y verlos tocar conmigo me produce felicidad, pero más allá de esa familia que forma parte de mi banda actual, de a poco fui madurando esta idea de hacer un disco, pero con todos. Otros de mis nietos se están formando, estudian en la Escuela de Música Popular de Avellaneda, con un cuidado y un compromiso que me emociona. Y todos los demás, de una manera u otra, tomaron la música como lenguaje para sus vidas con mucha seriedad y respeto", continuó la cantora.
“Para mí, Retrato de familia es más que un disco. Es un encuentro circular entre mis canciones, mis hijos, nietas, nietos y todas las personas amorosas que hacen posible mi música y que por eso también son mi familia", aseguró. "Este es mi gran orgullo, porque la música ha sido nuestro gran refugio familiar, nuestro lenguaje común, el idioma en el que hacemos pie. El arte nos fue ayudando a crear comunidad. En mi familia musical no pueden no estar también los músicos que me acompañan desde hace tiempo”, agregó Teresa y enseguida incluyó a quienes desde los distintos oficios de la música -sonido, prensa, asistencia de escenario y muchos más- se han unido a su cotidianeidad.
"Me cautivaba la idea de que un disco pudiera ser el resultado de esto”, dijo Parodi y mostró el arte de tapa del disco, la gran imagen con todos adentro; los señaló uno por uno. “Sé que este no es un disco 'pum para arriba', es un disco reflexivo”, agregó. “Pum para adentro”, la corrigieron, y enseguida se escuchó la guitarra en la intro de “Flor abierta”, el tema que abre el disco.
Raíz y coyuntura
“Vengo de tus humedales/ tierra mía, dónde iré/ si no llevo en mi guitarra/ tu selva de verde piel”, canta Parodi. De entrada se define con la voz dulce y firme, sobre el compás plácido y fibroso de un aire de milonga. “Acá la guitarra es la de mi hijo Federico. Él toca jazz, pero me gustaba que esté en este primer tema del disco y haga su solo”, agregó la madre orgullosa. Enseguida sonó "Paisaje", un chamamé que elabora sus coordenadas de lenguaje y lugar, poniendo al aire las raíces de un disco que a lo largo de la escucha va florece en distintos ritmos y cadencias. "Vidala del amor sincero", con Fernando Barrientos como invitado, rasgó el aire con golpes de nostalgia que cuidadosamente esquivan la emoción fácil.
"Donde quiera que van", el tema que desde hace algunas semanas está en las redes como anticipo, es uno de los potentes manifiestos de un disco de una particular densidad poética. El ritmo del huayno contornea las voces de Lula Bertoldi, Ana Prada, Nadia Larcher, Ivonne Guzmán y el grupo Otra Ronda, que cantan desde la historia de las luchas que reivindican el derecho de las mujeres. "Hay una memoria ahí. Sentí la necesidad de contarle a las más jóvenes, representadas en estas cantoras, que nuestras luchas vienen de lejos. Quise hacer un homenaje a las históricas, a las que en su momento empujaron el horizonte, muchas veces en soledad. Si hoy todo es mucho más colectivo, y eso es asombrosamente hermoso, es porque antes hubo luchas individuales. En un momento la letra habla de 'el dolor que nos trajo hasta aquí", explicó Teresa. Citó a María Elena Walsh, a Mercedes Sosa, a Violeta Parra, y también reivindicó a Ramona Galarza como una referencia clara en el machista mundo del chamamé. "Cuando Ramona vino a Buenos Aires le proponían cantar otras cosas, que venderían mucho más, pero ella se aferró a lo que sabía hacer mejor, que era cantar las cosas del Litoral".
Enseguida se escuchó "La mamadre", que suena como el núcleo expresivo del disco. Una balada lenta, sostenida por un piano dulce y moroso, cordado con oportunas intervenciones del violín. "El término 'mamadre' viene de un poema de Pablo Neruda, que con ese nombre llamaba a su madrastra. Eligió esa forma de llamarla, con una palabra que me produce una reverberación muy especial. Neruda le escribió un poema conmoverdor, que me inspiró la letra para esta canción. Me salió pensando en las tantas mamadres que conocí, que fueron tan importantes para muchos", dijo Teresa. León Gieco y Víctor Heredia son los invitados en "Siempre viva", el recuerdo de Hebe de Bonafini. "Madre eterna del pueblo/ no te olvido, te abrazo/ no te pierdo, te encuentro/ no te lloro, te canto", cantan los tres sobre el paso lento y firme de un aire de marcha.
"Catiga para Dominga" es el primer retrato del disco. Una zamba de tonadas cordilleranas y un lenguaje afectuoso arropado por puras guitarras. "Quién sabe con qué tristezas/ hablando está la Dominga", canta Teresa con la voz plácida que pide la zamba. "'Ya hice todo esta mañana: acomodé la ropa, barrí el patio y lloré un poco', decía reflejando su idea tan particular de la vida", contó la cantora. "Al arreglo con guitarras las sugirió Manu (Sija) porque decía que me había salido una zamba muy cuyana. Enseguida llamamos a Juan Colombo que hizo el arreglo que grabó con Ezequiel y Lautaro.
Después de "Canción para un solo acorde", un groove polirrítmico que tiende sus brazos al gualambao desde su corazón de chamamé, llega "Los dos solitos", tema dedicado a Mercedes Sosa y a Fabián Matus, que toma el título de una nota de Mariano del Mazo publicada en el suplemento Radar, de Página/12. "Una mañana de domingo leí esa nota, hermosa, que despedía a Fabián. Me quedé con el título, que viene de lo que le dijo Mercedes a su hijo, cuando se separó de su marido: 'Ahora estamos los dos solitos'. "Zamba para la Natalia" es otro gran retrato, con música de Juan Falú, preludia "Canción con luna", un melancólica acuarela con río de fondo y la participación de la cantautora colombiana Marta Gómez.
"Quiero la vuelta", es la reflexión final, sobre el movimiento de un huayno-marcha. "El que toca el saxo acá es mi nieto Joaquín", aclaró la abuela mientras se la escuchaba cantar "Que ya viví/ que ya soñé/ quiero la vuelta". "Me gustaba terminar con este tema porque en muchas etapas de la vida uno quiere la vuelta. Nunca se deja de pensar que nos quedan cosas para dar y esperamos siempre las oportunidades para hacerlo. En un tiempo como el que vivimos, en el que la música actual por ahí está en otras búsquedas, seguramente valiosas, eso lo dirá el tiempo, preferí quedarme en mis memorias. Me hizo muy bien sacarlas y cantarlas. No tengo mucho más para decir sobre estas canciones, que, espero, se expliquen solas. Solo quiero dejar en claro que, como siempre, quiero la vuelta".