La Argentina se especializó, a lo largo de las décadas, en crear impuestos, mayormente de carácter temporario, que se establecían para engordar las arcas del Estado en tiempos de vacas flacas, y sin embargo esos tributos persisten en el esquema impositivo.

Hay varios casos destacables. Por ejemplo, Ganancias. El tributo deriva del impuesto a las rentas que el dictador José Félix Uriburu creó a comienzos de 1932, en plena crisis. Su vigencia era hasta fines de 1934. En los últimos meses, Sergio Massa retocó la fórmula para que la mayoría de los trabajadores no abone la alicuota: el presidente Javier Milei votó a favor de la iniciativa que, hoy, parece querer volver atrás

En 1975 nació el IVA, que entonces era del 13 por ciento. Después subió al 18 por ciento. En marzo de 1995, durante la crisis del Tequila, Domingo Cavallo lo subió tres puntos, hasta los 21, en carácter de emergencia. Ahí sigue. Y se trata de un impuesto con el que el Estado recauda segundo a a segundo en cada transacción en blanco, y con la posibilidad de sumar productos desgravados o que pagan la mitad. 

Cavallo fue también el padre de Bienes Personales, que vio la luz el mismo año que la convertibilidad, en 1991. La idea era mantener el gravamen hasta 1999. Goza de buena salud.

En 2001, la Alianza implementó el impuesto al cheque. Se aprobó de emergencia para durar un año, y se prorrogado todos los años. Se había usado de modo temporal en 1976 y reapareció en 1983 para discontinuarse en los 90 hasta su retorno. 

Uno de los pocos que no cumplió con la regla fue el tributo determinado en la pandemia. Si bien no consistió en un impuesto sino en un "aporte" a las grandes fortunas, la realidad es que esa inicitativa -que permitió, por caso, el financiamiento del gasoducto- fue una medida de una sola vez pensada para el 1% de la sociedad y que, incluso, hubo quienes intentaron no abonarlo.

Los gravámenes nacidos al calor de la temporalidad para pasar a lo permanente explican en gran medida el sistema tributario argentino, ya que se estima que estos impuestos representan hoy más de la mitad de la recaudación. Hace cuarentra años, su incidencia era del diez por ciento