Juan Rivano, nacido en 1926 y fallecido en 2015, en su interesante texto ”Los Mitos, su función en La Sociedad y La Cultura” propone revisar algunos mitos usuales y su función explicatoria. ¿Por qué los perros se huelen la cola? Rivano cuenta el origen de ese mito. Una noche fueron todos de fiesta. No faltó ninguno. Para poder bailar tranquilos sin estorbarse se sacaron la cola y la dejaron en la entrada. Una alerta de fuego hizo que todos salieran corriendo. en el apuro cada uno agarró la primera cola que tuvo a mano. Desde entonces, cada perro busca su cola oliendo la de cuanto semejante se le cruza en la calle.
¿Por qué los pueblos hablan diferentes lenguas? Según Rivano, una respuesta mítica es que antes los hombres hablaban todos la misma lengua. Estos ancestros unilingües intentaron construir una torre que llegaría al cielo, la Torre de Babel. Para evitar su logro, Dios diversificó las lenguas. Por lo tanto cuando un hombre le pedía a otro un ladrillo, el otro, al no entenderlo, hizo que se cancelara la construcción de la torre.
¿Qué función social cumplen los mitos? Son historias que se describen como relatos etiológicos, es decir que en términos filosóficos pretenden estudiar el origen de las cosas. Desde otra visión Bronislaw Malinowski (1884-1942) dice que los mitos no son explicaciones sino acuerdos, convenios, pactos.
Por eso en nuestra historia es un mito --mito fundante, para algunos-- que la Argentina hacia 1900 era una potencia mundial.
En su plataforma electoral La Libertad Avanza explícitamente plantea que la Argentina debería retomar su pasado glorioso, para terminar con 100 años de decadencia. Textualmente el Presidente electo en su discurso en las escalinatas del Congreso el último 10 de diciembre dijo: “Para principios del siglo XX éramos el faro de luz de Occidente. Lamentablemente, nuestra dirigencia decidió abandonar el modelo que nos había hecho ricos y abrazaron las ideas empobrecedoras del colectivismo. Durante más de 100 años los políticos han insistido en defender un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria”.
El presidente Javier Milei dice sin eufemismos que Argentina debe volver al 1900. ¿Pero que implicaría? Situarnos en la división internacional del trabajo como un productor de materias primas.
Los historiadores enseñan que en la investigación resulta clave la heurística. Es el proceso de descubrimiento y recolección de fuentes. Lo que se llama la “caza” del documento. La fuente como pilar de investigación. También importa la hermenéutica, que es la interpretación subjetiva de las fuentes.
El mito viene de los extensos trabajos de Angus Madison (1926-2010), quien señala que en 1895 Argentina tenía el PBI per cápita más alto del mundo. Pero no había información oficial. De hecho los datos oficiales en Argentina recién los encontramos hacia mediados de la década del 40. ¿Tienen valor? Sí, claro, pero solo como aproximaciones. El propio Madison reconoce las dificultades de su investigación. Al no tener toda la serie estadística supone que el crecimiento del producto per cápita de 1870 a 1900 fue igual al de 1900/1913. Es decir que no reparó en las crisis argentinas de 1873, 1885, 1890, 1913…
Siempre es bueno releer a Mario Rapoport en “La Teoría de la Decadencia Económica y el Liberalismo Argentino”. Allí, con la agudeza y la firmeza de un cirujano demuele el mito fundante del llamado modelo Agro-exportador.
En esta oportunidad dejamos descansar al maestro Rapoport y llamemos a Eugenio Díaz Bonilla (economista argentino UBA, con una vasta experiencia en organismos internacionales). En su texto “Instituciones, Crecimiento y Desarrollo Económico Argentino” polemiza y rebate los argumentos de Alan Beattie, quien en el 2009 en el Financial Times y posteriormente en la revista The Economist, en 2014, sugirió que la Argentina fue potencia. Dejó de serlo, según Beattie, porque siguió ideas equivocadas (dirigistas, populistas) y así lleva 100 años de decadencia.
El 14 de febrero de 2014 La Nación reproduce el texto de “The Economist”. Sin citar fuente, aunque se puede suponer que se alimentó de Madison, Beattie dijo que su PBI fue más alto que el de Alemania, Francia e Italia. El texto reconoce que la Argentina del modelo exportador fue lesionada por el proteccionismo de los países de la época de entre guerras. Sin embargo luego de la Segunda Guerra el populismo peronista, sostiene Beattie, produjo que la Argentina se fuera separando de los niveles de crecimiento de otros países, y comenzó su decadencia.
Díaz Bonilla discute y debate tales aseveraciones. En su trabajo “Evolución de la Argentina: ¿100 años de Declinación o Colapso en la mitad de los 70?" diseña un cuadro sobre la base de Madison como si fuera cierto y los datos fueron correctos. Así compara el PBI per cápita entre EEUU y la Argentina. Introduce también en el análisis a Australia. Entre 1900 y 1930 la Argentina oscila entre el 60/80 del PBI per cápita de EEUU, pero queda por debajo de Australia que se mueve entre el 80 al 100 por ciento del PBI estadounidense. Posteriormente los tres países reducen su PBI per cápita. Luego los Estados Unidos pegan un salto de crecimiento ulterior a la Segunda Guerra Mundial. Entre 1945 y 1975 Australia y la Argentina crecen a un ritmo similar. Entonces, Díaz Bonilla se pregunta cuándo comenzó la decadencia. Sin lugar a dudas esa decadencia tiene que haber comenzado en 1975, en una fase que duró hasta 1989. En comparación con Australia en 1975 el país entra en una profunda caída.
La conclusión es que si la Argentina hubiera crecido a niveles cercanos a las décadas previas al golpe de 1976 hoy estaría al nivel de países como Nueva Zelanda, Australia y España.
Similares conclusiones considera Julián Guarino en su texto” Los Mitos de la Economia Argentina", de 2016.
En síntesis, sobre la propia base que lleva a decir Argentina potencia en 1895, las conclusiones son contundentes. De forma alguna la “decadencia” argentina es producto del peronismo y el llamado modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Muy por el contrario el declive está estrechamente vinculado a la instauración del llamado modelo de valorización financiera o modelo rentista financiero.
Así, el mito comienza a desvanecerse. En primer lugar porque el PBI per cápita es un indicador pero no explica toda la realidad económica social. Ejemplo: Qatar tiene uno de los mayores PBI per cápita del mundo. Ahora, ¿alguien cree que sus habitantes viven mejor que en Suecia o Finlandia, que según el propio FMI están por detrás Qatar en PBI per cápita? ¿Cómo se explica esa aparente contradicción? Es muy sencillo Qatar tiene inmensas riquezas concentradas y una escasa población (menos de 3.000.000 de habitantes) similar a la Argentina de 1900. En ese momento la Argentina era un importante productor de materias primas con altísima concentración de los ingresos en la oligarquía terrateniente.
El mito se desvanece porque no es cierto. Es falso. Los llamados 100 años de decadencia no existen. El retroceso se inicia con la dictadura. Sin embargo, el presidente Milei, y las medidas anunciadas por el ministro Luis Caputo, nos quieren hacer retroceder al país pastoril concentrado e injusto de 1900.
Es de una crudeza pocas veces vista definir un tipo de cambio de 730 para exportadores y de 940 para importadores, sumando retenciones a las exportaciones no agropecuarias. Además, Caputo propuso aumentar retenciones a las exportaciones industriales y a las economías regionales.
O sea que al sector que por condiciones de suelo y clima se ve más beneficiado por la naturaleza se lo premia en forma obscena. Y en paralelo se castiga a la industria, que pagará un tipo de cambio mas alto (940) para insumos y bienes de capital. El único resultado posible es el retorno a aquella Argentina pastoril sin industria ni trabajadores.
Algunos, como los perros, seguirán buscando explicaciones para justificar sus mitos. Sería bueno recordarles que esa Argentina soñada dio lugar a festejar el Centenario con estado de sitio, produjo la huelga de inquilinos de 1907, el grito de Alcorta de 1912, la Semana Trágica de 1919 y la Patagonia Rebelde de 1920/1922. Allí nos quieren llevar. La duda es si todos los votantes de Milei en el balotaje quieren ese destino.