Tres nuevos discos se acaban de sumar a la Guardia de Hierro de Astor Piazzolla. Tres discos tres, pues, con sus propias lógicas sonoras, recortes y miradas, en la búsqueda de un Pantaleón reimaginado y en constante desarrollo. El primero es en forma de quinteto y le pertenece a La Grela. Se llama escuetamente Astor. Ocupa el quinto lugar en la discografía del grupo, tras La Grela, La reina de Ffstín, Superclásico y Gardel, y lo pueblan doce piezas con la rúbrica del maestro marplatense. Seis instrumentales, seis cantadas por la versátil Inés Cuello, y todas tapizadas por bellos y revivificadores arreglos que honran la gesta del “Tiburón”.
La tersura fina de la prueba mayor –por riesgosa- de “Adiós Nonino”, el sublime respeto de La Grela por “La muerte del ángel”, la osadía en “Escualo”, la limpieza del tufillo a Neustadt operada en “Fuga y Misterio”, y la aguda voz de Cuello en la taciturna “Vuelvo al sur” son las claves que resuelven la patriada, más allá de un resto impecable. Pablo Fraguela (piano y dirección musical), Diego Tejedor (violín), Rubén Slonimsky (bandoneón), Rafael Delgado (cello) y Ricardo Cánepa (contrabajo) vienen siguiendo las huellas de Astor desde su origen, a principios del milenio, pero profundizaron la búsqueda un par de años atrás, cuando gravitaron fuerte en el evento Piazzolla 100, homenaje dedicado al compositor marplatense por el centenario de su natalicio en el Colón. Fue allí donde se cristalizó firme la voz de Cuello, que ya había puesto lo suyo en Gardel, el trabajo antecesor y nominado a los premios Gardel 2022. Sinergia consumada.
La segunda y flamante obra piazzollera en cuestión se llama Cantar Piazzolla y, como va de suyo por su nombre, arroja luz sobre diez temas del repertorio cantado abordado por Astor en diferentes períodos. Le pertenece a Oscar Mangione, cantor, psicoanalista y fundador junto a Rubén Juárez del Café Homero, en este caso acompañado por otro Quinteto, el de la violinista Erica Di Salvo, cuyo elenco completan Federico Pereiro en bandoneón, Miguel Pereiro en piano, Martín Wainer en contrabajo y Ulises Di Salvo en violonchelo.
Más allá de la solidez con que el cantante solicitado cierta vez por el Sexteto Mayor y por la Orquesta Sinfónica de Guayaquil ejecuta clásicos del acervo cantado más conocido (“Balada para un loco”, “Vuelvo al sur”, “Siempre se vuelve a Buenos Aires”), bien vale fijar oídos en un repertorio menos transitado. En rigor, el autor -junto a Oscar Laiguera- de “Che, el Musical”, se mete con sobriedad y tino en los entresijos de “Los pájaros perdidos”, aquella gema de Mario Trejo, que Astor y José Ángel Trelles magnificaron hace 50 años ya. En “La bicicleta”, especie alquímica de polca-tango, con letra de Horacio Ferrer. Y, fundamentalmente, en “Jacinto Chiclana”, milonga cantada originalmente por Edmundo Rivero (disco El Tango, 1965) que obliga a estar a la altura de las circunstancias.
La tercera pata de la tríada asienta en Operación Tango, trabajo faenado por el Quinteto Astor Piazzolla, que habitan Pablo Mainetti (bandoneón), Serdar Geldymuradov (violín), Armando de la Vega (guitarra), Nicolás Guerschberg (piano) y Daniel Falasca (contrabajo), bajo la dirección musical de Julián Vat. Ganador del Grammy Latino en el rubro “Mejor Álbum Tango” del corriente año, el trabajo juega a ensanchar límites estéticos. Bien audaz la idea, por cierto, dado que la idea de tango “tradicional” se ve sistemáticamente intervenida por vientos de jazz, de música klezmer, e incluso de reminiscencias napolitanas.
Inspirado en las osadas resonancias de aquel Quinteto que Astor armó entre fines de la década del '50 y principio de la del '60 del siglo pasado –de hecho, tiene los mismos instrumentos-, brilla en su ejecución “Tango Ballet”, pieza dividida en seis partes que el marplatense había compuesto en épocas del Octeto Buenos Aires (1956) para un cortometraje sobre danza que jamás vio la luz. Se trata esta visita, además, de un caso que orienta bien sobre la fina operación musical de la agrupación impulsada a fines del milenio pasado por Laura Escalada, viuda del tributado y presidenta de la Fundación Astor Piazzolla: arreglar para Quinteto un tema que había sido compuesto para esa formación, al igual que “Los sueños” –bella evocación de la película Sur- y “Tocata rea”, tema emblema de la operita María de Buenos Aires. Con ellos, y una buena zambullida auricular sobre la versión de “Melancólico Buenos Aires”, la comprensión de la intención está garantida.