La Facultad de Agronomía de la UBA tiene 113 años de historia y desde 2018 tendrá, por primera vez, a una mujer en el decanato: Marcela Gally. “Es un honor, un orgullo y una gran responsabilidad”, dice la decana electa, en diálogo con PáginaI12. Para su mandato, que comenzará en marzo próximo, se propone incrementar la matrícula de las carreras más grandes de la facultad, “Agronomía y Ciencias Ambientales, que son áreas del conocimiento muy importantes para el país, son fundamentales para la producción, el desarrollo y el cuidado del ambiente”.

–¿Qué significa ser la primera decana de Agronomía?

–Es un gran honor, me genera orgullo y lo asumo con gran responsabilidad porque es una tarea difícil. Tradicionalmente, Agronomía tuvo bajo porcentaje de mujeres. Cuando yo estudié, éramos un 5 por ciento, hoy ese número subió al 30. Pero en la segunda carrera más grande de la facultad, Ciencias Ambientales, la proporción es inversa, hay un 70 por ciento de mujeres. En este aspecto resulta extraño que seamos dos mujeres quienes tengamos las riendas de la facultad, ya que como vicedecana me acompaña Adriana Kantolic. 

–¿Cuánta jerarquía se les da a los temas de género en su facultad? ¿Hay alguna política al respecto? 

–Justamente en estos últimos tiempos se le empezó a dar más importancia. Creamos una comisión de género en la facultad, que está compuesta por estudiantes, docentes y no docentes, que a su vez tiene un nexo con la comisión de género de la UBA. Se inauguró este año y esperamos que vaya adquiriendo su propia dinámica con el tiempo.

–¿Qué propuestas tiene para su mandato? ¿Qué quisiera cambiar y qué profundizar?

–Represento una continuidad de la gestión actual, los últimos dos períodos del actual decano, Rodolfo Golluscio, fueron muy buenos, aunque obviamente siempre hay cuestiones a mejorar. Nuestras gestiones se caracterizaron por la jerarquía que le dimos a la extensión y a la institucionalización: las diez carreras de la facultad consiguieron su validación nacional por parte del Ministerio de Educación, cuando antes la tenían solo dos. Agronomía alcanzó también validación internacional. Principalmente, queremos seguir aumentando la matrícula de Agronomía y de Ciencias Ambientales, porque consideramos que son fundamentales para el país; una para la producción de alimentos y la otra para el cuidado del ambiente. El 95 por ciento de lo que comemos proviene de la actividad agropecuaria y el 5 por ciento restante de la acuicultura (área de la que tenemos una cátedra); por eso consideramos que son fundamentales para el país. 

–¿Qué opinión tiene de la actualidad de la UBA? ¿Tiene posición tomada sobre la elección de rector que se hará en diciembre?

–Esta facultad apoya al rector Alberto Barbieri, consideramos que hizo una buena gestión. La UBA se encuentra posicionada internacionalmente entre las mejores 75 universidades del mundo, algo muy positivo para la institución y quienes la componen. Hay una línea que defiende la autonomía de la UBA, el ingreso irrestricto, no arancelado, y que mantiene y mejoró el nivel de excelencia.

–En el país el avance de los agronegocios y el monocultivo de soja ha producido cambios en el territorio y en lo social. ¿Cómo analiza ese fenómeno? ¿Hay una posición institucional al respecto?

–En la institución hay diversidad de opinión y de cátedras y se respetan todas. Sobre el monocultivo en general hay cada vez más conciencia del efecto perjudicial que tiene. Los productores  tienen cada vez más conciencia de rotar los cultivos porque eso mejora los suelos y disminuye daños, aunque seguramente ocasionó cambios en el suelo.

–¿Qué postura tiene sobre la incidencia de las corporaciones privadas en la universidad pública?

–Las principales funciones de la universidad son tres: formar profesionales con alta capacitación; generar conocimientos de excelencia y vincularse con el medio. Eso se realiza a través de la transferencia de tecnología, que puede ser por convenios con empresas y también a través de la extensión. Es la forma que tienen los profesionales, mediante su formación, de devolver a la sociedad la posibilidad que esta les dio.