El periodista Víctor Hugo Morales reflexionó sobre el resultado de las elecciones en Boca y celebró el triunfo de Juan Román Riquelme frente a la fórmula encabezada por Andrés Ibarra y Mauricio Macri. Además, tildó como una “participación claramente política” la intervención de Javier Milei en las elecciones del club.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Me parece que este tiempo fue muy duro con alguna gente. Un tiempo de desencanto, de un cierto dolor en las cuestiones que fueron ocurriendo. Pero también de algunas satisfacciones. No conozco demasiado a Riquelme, pero lo admiro profundamente como jugador. Me regaló situaciones inolvidables con su talento.
Dirigió Boca a la satisfacción, con cierta solvencia. Y, de pronto, le quisieron quitar Boca, tanto el macrismo como todo lo que rodea a esa derecha infernal, infecta, que se tiene en Argentina en todos los órdenes.
La victoria de Riquelme es formidable. Pensando en cada uno de los protagonistas. En Macri, que ni siquiera fue a votar, tanto que le importaba. Tenía que ir a Arabia Saudita en su vida de hombre que trata de acomodarse en la FIFA.
Milei que apareció encapuchado a votar y que luego se sacó la capucha para recibir algunos gritos que la mafia inefable de Clarín juzgó como "la barra brava de Riquelme". Supongo que cualquier persona del común que lo vea pasar a Milei en estos momentos tiene algunas cosas no tan simpática para decirle.
Es un presidente controversial, cuanto menos. Fue estrafalario lo que hizo. Salvo que haya ido a todas las elecciones desde que vota en Boca, esta fue una participación claramente política. Temprano, procurando arrastrar algunos votos.
Lo hizo sin considerar que aquí no jugaba el odio. Milei es la consecuencia del odio en Argentina. Lo emocional predominó totalmente sobre lo racional. Aquí lo emocional jugaba al revés, porque lo que Riquelme genera es amor, es gratitud, es admiración. Por lo tanto, se equivocó.
Y Macri lo mandó inútilmente al matadero. Él no fue a votar y lo mandó a Milei, que quiere devolverle algunos gestos a Macri.
Uno se pregunta de qué se van a disfrazar todos lo que atacaron al ahora presidente de Boca. Ibarra no cuenta porque siempre fue un pobre títere. Macri no cuenta porque se fue a otra aventura FIFA.
Los periodistas deportivos, no todos, cada cual sabrá su destino, que jugaron abiertamente en contra de Riquelme, a favor de Macri, me dan tanta vergüenza.
Creo que más los periodistas que Palermo, que participó de una forma tan inconveniente también en las elecciones de Boca. Tratando de, con su nombre, llevarse por delante el afecto por Riquelme. La verdad, falló en la puerta del arco. Y justamente un pase de Riquelme.
Porque es medio triste jugar a favor de lo que es una clase social dominante, estar al servicio de ellos, estar en contra de un muchacho que viene a devolverle al fútbol, que se imponga no el dueño de la pelota, sino el hábil, el que todos quería de compañero para ganar el partido.
Esto es lo que ha pasado. Es una especie de retorno a las fuentes. El fútbol de los jugadores. Por lo tanto, me da mucho gusto que las cosas hayan sido así en Boca.