Desde Resistencia
Marta Miguelez tiene 74 años y es militante feminista desde hace 47 años. Ella fue una de las integrantes de la Comisión Organizadora del Primer Encuentro de Mujeres que se realizó, en 1986, en la ciudad de Buenos Aires. La semilla había sido la Multisectorial de Mujeres y otros encuentros entre Latinoamérica, el Caribe y Africa. “Nos peleábamos y terminábamos siempre despidiéndonos a los abrazos. Ahora se dice sororidad pero, en ese momento, era una hermandad. Además siempre comíamos y juntábamos fondos haciendo kermeses y vendiendo empanadas deliciosas”, rescata. Y también valora las bases del feminismo que hilaron el núcleo distintivo de los Encuentros de Mujeres de seminarios académicos o reuniones de partidos políticos: la horizontalidad, la democracia, que no haya voces preponderantes, que no se haga bajada de línea y que lo personal sea político. “El eje de los Encuentros como forma de expresión tiene una base sólida en el feminismo y, por eso, es muy fuerte”, destaca.
Ofelia es secretaria del Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini y puso los puntos cuando, en América Televisión, Carlos Monti quiso minimizarla por su edad: “A mí no me digas chiquita”. La parada de carro es un sello distintivo de una generación de adolescentes que no solo toma el feminismo como una bandera legítima sino que pide un espacio propio en los Encuentros de Mujeres y que lograron viajar a Resistencia, Chaco, en grupo y acompañadas por una mamá, Claudia Alonso, y una docente, Romina Misenta (foto).