“En el Mercado Central el kilo de papa se vende a 320 pesos, ¿cómo va a salir mil pesos en un supermercado?”, se pregunta Fabián Zeta. Al frente de la Cámara de Operadores Mayoristas Frutihortícolas del Mercado Central de Buenos Aires (COMAFRU), condena como se “desvirtúan” los precios, pero considera que no tienen que ser controlados. “Nosotros somos formadores de precios y los supermercados son deformadores”, advierte, a la vez que se manifiesta a favor de la iniciativa que en las últimas horas tomó el intendente de Castelli, Francisco Echarren.

“No abrazo la idea del control de precios, pero sí creo que la gente tiene que tener un precio sugerido”, sostiene en una charla con Buenos Aires/12. Su lectura es que el propio Mercado Central, un organismo con una presidencia tripartita compuesta por un representante de la Nación, uno de la Provincia, y otro de la Ciudad de Buenos Aires, debe ser el actor que visibilice a la sociedad cuánto es el costo de la fruta y la verdura y así la sociedad evalúe cuánto debe pagar por estos productos en los comercios minoristas.

Zeta explica que la producción frutihortícola no puede acopiar o guardar lo que genera. Debe venderlo al momento casi instantáneo después de la cosecha, por lo que el productor no especula. Una vez que llegan los camiones al Mercado, se establece un precio al por mayor. Por ende, sobre ese precio no debería haber una “remarcación tan alta como la que practican los supermercados”. "Ellos te tiran un par de publicaciones a nivel nacional y ponen la referencia, y después muchos se acoplan", cuenta Zeta. 

“Hay productos como la papa, la zanahoria o la cebolla que son estacionales, que están todo el año, vos no podés ponerle por encima del precio que vendemos en el Mercado más de un 40 por ciento”, analiza. La cuestión de la estacionalidad no es menor, y lo compara con aquellas frutas como la cereza, frutilla o el arándano que sólo se venden en un determinado momento del año. “¿Le van a poner un 5 mil por ciento a la cereza?”, señala.

Al ser consultado sobre las iniciativas como la del intendente de Castelli que implica adquirir frutas, verduras y carnes desde la Municipalidad para evitar que se acrecienten los costos mediante intermediarios, Zeta lo celebra, "acompaña" y cuenta que se pondrá en contacto para estar a disposición. “Son las cosas que hay que hacer”, dice al respecto.

Sobre las últimas medidas adoptadas por el ministro de Economía de la Nación, Luis “Toto” Caputo, considera que “benefician a quien se la lleva afuera y perjudica al pueblo”. De todas maneras, remarca que en el caso de la fruta y la verdura siempre habrá volatilidad en los precios, “a veces suben y a veces bajan”, y que, por este motivo, lo importante es señalar la remarcación “abusiva” que se hace.

Cómo hacer del Central un formador de precios

La postura de Zeta es clara: es el Mercado Central el que debe marcar la línea de los precios en, por ejemplo, las frutas y las verduras. “De una semana a la otra, por ejemplo, la sandía bajó, y la papa también va a bajar, pero en la góndola no baja”, explica.

Esta situación podría empezar a cambiar si, según Zeta, con un trabajo fortalecido del área de prensa del Central que le comunique a la sociedad cuáles son los valores a los que se adquieren los alimentos en la institución.

Si se observan las últimas publicaciones en las redes sociales de la institución, las ofertas para los días que van desde el 20 de diciembre al 26 advierten la caída en el precio de la sandía a 250 pesos, junto con el tomate y el zapallito que se venden a 300 pesos. La cebolla a 180, la remolacha a 110, y la zanahoria a 400 pesos son otros de los valores que se pueden apreciar en una clara diferencia a los que se vende en el ámbito minorista.  

Zeta destaca que en el último tiempo el trabajo con el área del Central mejoró, sobre todo luego de sus diferencias con Nahuel Levaggi de Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), uno de los expresidentes del Mercado, a quien acusa de "no entender" el rol del Mercado como "formador de los precios”. "Él prefería que el Mercado deje de existir", asegura. 

En relación a los últimos aumentos de precios que se vieron durante los últimos días en insumos como el combustible, Zeta señala que también impactaron en la cadena de valor frutihortícola. “Hace poco más de una semana se pagaba el flete de cada bolsa de papa 240 pesos, y ahora nos cobraron 500, y vienen 1.500 bolsas en un camión”, detalla.

Además, hace hincapié en que son muchos insumos como los fertilizantes, las bolsas vacías, los cajones, los hilos y hasta los clavos los que experimentaron aumentos exponenciales que mueven los costos y alteran el precio final. Pero, de todas formas, repite que hoy el hilo de papa se paga en el Central menos de 500 pesos, y que, a lo sumo, se le podría adicionar 130 pesos como para tener un buen margen de ganancia. “Más de eso es un robo”, sentencia.

No deja pasar un tema importante para los productores, que es el alquiler de la tierra. “Eso también habrá que tenerlo en cuenta en breve porque la mayoría están con contratos viejos, pero cuando empiecen las renovaciones en febrero o marzo, te pueden pedir cualquier cosa”, adelanta el dirigente.