Un fiscal del distrito sur de Nueva York, Damian Williams, y otro grupo de funcionarios judiciales estadounidenses acusaron formalmente al colombiano-paraguayo-libanés Samuel Salman El Reda por encabezar operaciones terroristas en Sudamérica, Asia y El Líbano. Se le atribuye ser parte integrante de la organización libanesa Hezbollah. La principal acusación es por haber participado del atentado contra la AMIA, el 18 de julio de 1994. Los cargos fueron presentados en la Corte Federal de Manhattan e implican que recién ahora Estados Unidos lo tiene como autor o colaborador de atentados. El Reda, que supuestamente tiene 58 años, está prófugo desde hace tres décadas y se considera que está en algún lugar de El Líbano, donde Hezbollah tiene status parlamentario.
El texto de la acusación, tal como lo publicó el Departamento de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, no incluye evidencias. Dice que El Reda integró la Organización de Seguridad Externa (IJO, por las siglas originales) o Unidad 910 de Hezbollah. Y, por supuesto, sostiene que se trata de una agrupación shiita, vinculada a Irán.
El documento afirma que El Reda ayudó a planear y ejecutar el ataque del 18 de julio y menciona que le dio información a comandos de la IJO que luego derivaron en el planeamiento y la ejecución del atentado. No se individualizan esos comandos ni se mencionan los datos concretos que nunca se investigaron: de dónde salió el explosivo, quién compró la camioneta Trafic que incrustaron en la AMIA, quiénes fueron los cómplices, cómo entraron al país. Se afirma que El Reda también respaldó operaciones terroristas en Tailandia, Panamá y Perú, incluso manipulando nitrato de amonio, el explosivo usado en la AMIA.
Resulta asombroso el tiempo que se tomó la fiscalía de Nueva York para formular la acusación, teniendo en cuenta que, en la Argentina, El Reda fue imputado por el caso AMIA hace más de 20 años y está prófugo desde entonces, con alertas rojas de Interpol. Por lo tanto, suena más a una declaración política que judicial, en el marco del momento dramático que atraviesa el conflicto Israel-Palestina luego de la masacre del 7 de octubre.