Cuando un lector argentino lee Palmeras Salvajes de William Faulkner o los cuentos de Edgar Allan Poe, traducidos por Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, respectivamente, ingresa en lecturas donde las metapoéticas de los traductores aparecen de forma evidente. La meticulosa elección de cada palabra, la búsqueda de una estética particular y la conexión interior con el resto de las ficciones de estos autores son aspectos que captan la atención del lector. Este fenómeno también lo vemos en las traducciones de Carlos Gamerro, especialmente aquellas relacionadas con William Shakespeare, y en particular con la recién publicada Macbeth.

La interpretación de Gamerro no solo trasciende la barrera lingüística, sino que también resalta la habilidad del traductor para preservar la puesta estilística, permitiendo a los lectores argentinos apreciar la obra original enriquecida con matices culturales locales y con una poética no solo de la literatura argentina sino cercana a su propia escritura.
La nueva edición de Macbeth, además de la traducción, incluye prólogo y notas de Carlos Gamerro.
El escritor, nacido en Buenos Aires en 1962, no solo se destaca por su labor en la traducción de obras de Shakespeare (Enrique VIII, Hamlet, El mercader de Venecia y Romeo y Julieta) sino también por sus logros en diversas disciplinas literarias. Sus novelas, como Las islas, La jaula de los onas y Cardenio, los cuentos de El libro de los afectos raros, así como su incursión en el teatro con obras como Norma y Ester, demuestran su versatilidad artística.

Macbeth, ubicada en Escocia y escrita probablemente en 1606, examina los efectos devastadores de la ambición política en la psique y la realidad física de aquellos que buscan el poder. Macbeth, un general escocés, instigado por una profecía de brujas, comete asesinatos para alcanzar el trono, sumiéndose en un ciclo de culpa, paranoia y tiranía. La traducción de Gamerro profundiza en las complejidades y matices de la obra original, resaltando temas como la ambición, la traición y la violencia.

En esta traducción, Gamerro resalta de Macbeth el tratamiento del miedo. Esta obra no solo presenta personajes atormentados, sino que la narrativa misma evoca miedo en el espectador. Esta conexión entre el terror y lo sobrenatural con el terror político contemporáneo añade una capa de relevancia y originalidad a la interpretación de la obra, situándola como la raíz del género de terror gótico-romántico e influyendo en figuras literarias como los románticos alemanes, Edgar Allan Poe y Lovecraft.

Uno de los puntos en los que coinciden los críticos es que Shakespeare incorpora elementos cómicos en varias de sus tragedias. Por ejemplo, en Hamlet, los sepultureros con Yorik (el bufón devenido en calavera) aportan un toque humorístico. En Romeo y Julieta, la figura de Mercucio Escala también introduce elementos cómicos antes de la tragedia. Gamerro, en el prólogo de la edición de Interzona, discute la naturaleza del humor en la obra de Shakespeare. Señala que Macbeth es una de las menos humorísticas de Shakespeare, destacando la ausencia de elementos cómicos comparables a los presentes en otras obras. El traductor argentino explora la única instancia de “comic relief” en Macbeth, que ocurre en la escena en la que el bufón borracho juega a ser el portero del infierno, y destaca su función crucial para proporcionar un breve respiro cómico y al mismo tiempo preparar el terreno para el desarrollo del suspenso en la trama.

“¡Esto sí que es golpear, qué diablos! Si uno fuera portero en la entrada del Infierno, se la pasaría dándole vuelta a la llave. [Golpes] ¡Pom, pom, pom! ¿Quién es, en nombre de Belcebú? Ah, acá tenemos a un granjero, que se ahorcó porque hubo buenas cosechas.” (acto II, Escena III)

Una de las elecciones más arriesgada y lograda de la traducción de Gamerro tiene que ver con ciertos registros de la obra de Shakespeare que el traductor asocia a obras argentinas. Por ejemplo, las brujas en Macbeth hablan en octosílabos, que difiere del pentámetro yámbico, la forma predominante del verso en casi toda Macbeth. En español, el octosílabo es un metro muy utilizado; es el verso característico de la poesía popular, el romancero español y la gauchesca, por ejemplo. Dado que también existe una versión local del aquelarre, conocida como la salamanca y que aparece, por ejemplo, en la película de ambiente rural gauchesca "Nazareno Cruz y el Lobo" de Leonardo Fabio, al traductor le pareció apropiado buscar allí el lenguaje de las brujas. Gamerro también exploró obras como Martín Fierro, buscó en Ascasubi, incluyendo el poema "La Refalosa", que encarna el mal, y tomó elementos del Santos Vega. Las formas encontradas en estos textos sirvieron como base para dar voz a las brujas en un español rioplatense, y el resultado de esta elección es un acierto.

Para finalizar, un ejemplo de esta valiosa traducción podemos encontrarlo de inmediato en la primera escena donde aparecen las tres brujas de Macbeth:

Escena I

Un descampado.

Truenos y relámpagos. Entran las tres brujas.

Bruja 1: ¿Cuándo las tres nos veremos?

¿Con lluvia, rayos o truenos?

Bruja 2: Cuando acabe el revoltijo

en lamento y regocijo.

Bruja 3: Sucederá antes del ocaso.

Bruja 1: ¿Dónde?

Bruja 2: En el páramo será.

Bruja 3: Y Macbeth ahí estará.

Bruja 1: ¡Voy, morrongo mío!

Bruja 2: Oigo croar a mi sapo.

Bruja 3: ¡Ya vamos!

Todas: Bueno es malo y feo hermoso:

surquemos el aire mugroso.

Salen.

Al final del primer parlamento de la Bruja 2, Gamerro anota: “Tras mucho vacilar opté por una versión menos literal pero más visceral. Quienes prefieran mayor inteligibilidad y fidelidad al original pueden reemplazar por: “Cuando la amorfa batalla / ganado y perdido se haya.” 

Como podemos leer en esta entrada a la obra, Gamerro presenta un equilibrio entre fidelidad al original y la necesidad de transmitir la esencia y el tono del texto al público de habla hispana. Gamerro opta por un lenguaje más contemporáneo y accesible sin perder la carga dramática y misteriosa del original.

En la nota primera de 117, Gamerro revela su proceso de toma de decisiones en la traducción. Destaca que, después de una consideración cuidadosa, eligió una versión más “visceral”. Asimismo, ofrece una alternativa más literal para aquellos lectores que prefieran una traducción más cercana al texto original.

 

Esto refleja la atención consciente de Gamerro a la dualidad de desafíos que enfrenta al equilibrar la autenticidad y la comprensión de Macbeth para el lector argentino.