Un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de San Luis (UNLS) creó el proyecto CitroInnovar para elaborar una alternativa al yeso ortopédico con residuos de naranjas. La idea surgió durante el Rally de Latinoamericano de Innovación, una competencia por equipos cuyo propósito es fomentar la innovación abierta dentro de las universidades. El Rally se desarrolló en dos días del mes de octubre en los cuales se conformaron equipos multidisciplinarios con estudiantes de distintas carreras de las universidades que se vieron desafiados por diferentes problemáticas.
Francisco Sayago es estudiante de la carrera de Ingeniería en Informática de la Casa de Altos estudios y fue parte del proyecto. En diálogo con Suplemento Universidad contó que de cara al Rally se encontraron con problemáticas variadas y resolvieron abocarse dentro de todas “a la revalorización de residuos”.
Así, el día del inicio del encuentro el grupo que Sayago había formado con amigos y estudiantes de distintas carreras de la Universidad se encontró con el siguiente postulado: "El procesamiento industrial y casero de cítricos, principalmente granjas, produce diversos residuos sólidos orgánicos que pueden ser revalorizados y convertirse en productos tanto domésticos como industriales. El desafío consiste en diseñar un nuevo proceso y/o producto para la revalorización del residuo de los cítricos".
En ese sentido, se refirió a las principales dificultades con las que se encontraron desde el comienzo: “El problema por el que se presentó esto de la revalorización de residuos es que la naranja tiene un nivel de ph que es ácido entonces no se puede poner en compostaje, no es posible de reutilizar ni descomponer porque acidifica mucho la tierra”.
Ante este desafío, los estudiantes iniciaron un proceso de investigación, creación y resolución que les llevó veintiocho horas. “Empezamos a ver qué se puede extraer de los cítricos y a hacer un boom de ideas porque la información era muchísima y nos costó, por lo menos las primeras catorce horas tratar de definir el punto en el que íbamos a hacer hincapié porque teníamos muchas alternativas” señaló Sayago sobre la primera mitad de la competencia.
El equipo estuvo conformado por el estudiante de Ingeniería en Mecatrónica, Franco Debortoli; de Ingeniería en Informática, Francisco Sayago; de Ingeniería en Electrónica con Orientación en Sistemas Digitales, Fausto Villalba. Desde la carrera de Ingeniería en Informática, Daniela Morales; de la Licenciatura en Biología Molecular, Agostina Cianci y de la Licenciatura en Enfermería, Guadalupe Gonzáles.
Ignacio Laurenzo participó como estudiante del Profesorado en Matemática; Valentina Medina es alumna de la Licenciatura en Biotecnología; Cecilia Villacorta de la Licenciatura en Matemática y Gisella Lucero estudiante de la Tecnicatura Universitaria en Energías Renovables.
Durante el tiempo asignado, los estudiantes se subdividieron para poder trabajar en parejas abocadas a alguna arista de búsqueda. “Era muy amplio todo lo que se podía hacer, pero muchas de esas cosas ya estaban o empezando a implementarse o implementadas en otros países”, destacó Sayago, por lo que el equipo tuvo que poner toda su creatividad en juego para cumplir con las expectativas de innovación que el Rally les proponía.
“Nos juntábamos cada una o dos horas todo el equipo para poner en común lo que habíamos encontrado en tesis, trabajos anteriores, en proyectos que se están haciendo en todo el mundo y el detonante fue una tesis que encontró Valentina, que estudia biotecnología, que reflejó que de las naranjas hacían apósitos para quemaduras. A partir de eso empezamos a pensar qué podíamos hacer, qué podíamos sumar”.
Respecto al producto que presentaron al final del proyecto y a su utilización, el estudiante de la Universidad Nacional de San Luis explicó: “Empezó a surgir ahí lo del yeso, el cual hoy en día no es reutilizable, es desechable y tóxico y la pectina de la naranja al mezclarse en determinadas proporciones con glicerina, produce la maleabilidad de un yeso que, al secarse, en casi un día, que es un poco más de tiempo de secado de un yeso habitual, cumple la misma función”.
Sobre las ventajas que representaría la utilización de este producto Sayago señaló que “la particularidad que tiene es que es hidrófugo, por lo que no le entra el agua, que es uno de los principales problemas de los yesos actuales, y que hoy por hoy los revisten con una venda con fibra de vidrio que es altamente tóxica, entonces esta es una de las principales ventajas”. Asimismo, adelantó que es biocompatible, es decir, que no genera alergias ni reacciones adversas porque son productos naturales y es biodegradable por lo que cuando se termina de usar se puede enterrar y se degrada en 90 días”.
Al ser consultado sobre las expectativas luego de la investigación, Sayago resaltó su satisfacción y la del equipo por aportar “a la economía circular”.
“Desde un desecho aprovechamos su ciento por ciento para extraer la pectina y a partir de eso el producto que creamos es biodegradable entonces tampoco genera un desecho. Este es un punto clave en el que hicimos hincapié”.
Por otro lado, las desventajas que puede presentar el proyecto es la velocidad de secado del producto y la dificultad para conseguir los desechos de los cítricos en grandes cantidades. En este sentido, los estudiantes consultaron durante el desarrollo del Rally a investigadores del Conicet de San Luis sobre el tiempo de secado que según su perspectiva podría acotarse con ayuda de la aplicación de calor.
“Hasta donde averiguamos, en este proyecto no sería un procedimiento costoso ya que son productos naturales, quizá lo que cuesta es conseguir que algún productor industrial nos provea de una tonelada de residuos de naranjas”, manifestó Sayago sobre este obstáculo.
Si bien el proyecto sólo pudo alcanzar una fase preliminar ya que es producto de la competencia, su trabajo tuvo un alto grado de repercusión: Lograron el primer puesto en su sede y el quinto a nivel nacional, lo que, si bien no les alcanzó para seguir en competencia en el Rally latinoamericano al que ingresan los tres primeros puestos, les dio el puntapié inicial para investigar el tema el próximo año dentro de la Universidad. Una de las integrantes del grupo utilizará la propuesta para su tesis académica y también fueron convocados por la Fundación Emprender de su provincia, para que cuenten sobre su proyecto a emprendedores de la zona y recibieron un reconocimiento dentro de su casa de estudios por el trabajo realizado durante el Rally.
Sobre la importancia de estas competencias en espacios académicos
La realización de estos eventos resulta de vital importancia para los estudiantes de cualquier carrera universitaria ya que como señaló el estudiante de Ingeniería “despiertan una chispa en la cabeza que permite innovar, crear y pensar muchas más cosas”.
“Son espacios que resultan de gran importancia para la vinculación con otros estudiantes y son fundamentalmente importantes por la formación extracurricular que te pueden brindar”, añadió.
En suma, el fomento de la participación de estudiantes de distintas carreras para la resolución de diferentes desafíos les permite no solamente encontrarse con compañeros que muestran diferentes alternativas sobre las que trabajar, además de aumentar su creatividad y prepararse con mejores herramientas para aplicar en el espacio académico e ingresar al mundo laboral.