Más de la mitad de los argentinos (54,4 por ciento) está en desacuerdo con el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) emitido por el gobierno de Javier Milei. Los ciudadanos sostienen que las normas debieron haberse debatido en el Congreso. Pero, además, esa iniciativa y todas las demás, en apenas 12 días le hicieron perder seis (6) puntos de imagen al primer mandatario, quien asumió el 10 de diciembre con el 60 por ciento de imagen positiva y cayó al 54 por ciento en la medición de este viernes, 22 de diciembre. Los mayores temores se sienten en las consecuencias de la reforma laboral y la autorización de aumentos a las prepagas que encierra el DNU.
Las conclusiones surgen de una encuesta, especial para Página/12, realizada por el reconocido Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1194 ciudadanos, con proporción de sexo, edad y nivel económico-social. El método utilizado fue el de una base formada a partir de usuarios de Facebook e Instagram especialmente. El sondeo se terminó de procesar este viernes 22 de diciembre. Pero, además, Bacman realizó una encuesta el 10 de diciembre, porque quería tener lo que se llama un punto cero, es decir las opiniones sobre Javier Milei y las expectativas de los ciudadanos, el mismo día de la asunción. De manera que el trabajo permite comparar opiniones del primer día del gobierno de La Libertad Avanza (LLA) con opiniones a menos de dos semanas.
En contra del DNU
La Casa Rosada difundió una supuesta encuesta que consignaba que el 71 por ciento de los ciudadanos estaban de acuerdo con el DNU. El sondeo se publicó a nombre de la consultora DC, sin que se consigne la forma en que se realizó. Los datos contrastaron de inmediato con los cacerolazos que recorrieron buena parte de las ciudades de la Argentina en la misma noche del anuncio.
El CEOP, una consultora que lleva décadas en el país y que, como buena parte de las encuestadoras, pronosticó que LLA se impondría en el balotaje, registró todo lo contrario: la mayoría se opone al DNU. Por un lado, por razones democráticas. Por el otro lado, por razones económicas: los ciudadanos perciben que favorece a los poderosos y perjudica al argentino común, la clase media y los sectores humildes.
“Los votantes de Milei -analiza Bacman- son sumamente heterogéneos. Existe un núcleo duro representado por aquellos que estuvieron en el Congreso el día de su asunción y a los que les dedicó su discurso. Pero también posee una periferia más contenida por el discurso del PRO y que lo terminó votando sustancialmente para que el peronismo no pueda acceder nuevamente al gobierno. Tal heterogeneidad explica que la mayor parte de los argentinos estén en contra del DNU. Las respuestas se encuentran en los resultados de esta encuesta: la reforma laboral que está dentro de los cientos de modificaciones de leyes; las potenciales consecuencias negativas para los sectores medios y bajos de la sociedad, como producto de la libertad comercial y la devaluación, que rematan en una inflación galopante que llega a la gente desde los precios de los alimentos, la suba del combustible, el aumento de las prepagas, y las altas tasas de interés que los bancos están imponiendo a las deudas de las tarjetas de crédito,. Y hay que tener en cuenta que todavía no se siente plenamente la quita de subsidios a la luz, el gas y el transporte que se hará efectiva a partir de enero y solo en tres meses”.
En palabras de Bacman, lo ocurrido es que parte de los que votaron a Milei, pero que no son de su núcleo duro, se pusieron del lado de enfrente respecto del DNU. “Son ciudadanos que no tienen una fuerte coincidencia ideológica con los principios libertarios económicos”, redondea Bacman.
Cacerolazos e imagen
Los consultores del mundo entero sostienen que las lunas de miel con los gobiernos recién elegidos son cada vez más cortas. Pero lo que se verificó en la semana que terminó parece no tener antecedentes: protestas fuertes en casi todas las ciudades importantes. Los protagonistas principales fueron integrantes de la clase media que ya percibieron un fuerte perjuicio y que el DNU no va en contra de ninguna casta sino que a favor de los más ricos y poderosos.
El CEOP registró que Milei tenía un apoyo del 60,8 por ciento en el punto cero, es decir el 10 de diciembre, y ese respaldo bajó al 54,7 apenas 12 días después, el 22 de diciembre. Lo mismo ocurrió con la imagen negativa: los que opinan mal o muy mal o algo mal subieron del 37,8 por ciento al 44,8.
Todavía se trata de un apoyo fuerte, más de la mitad de la población, pero es también un deterioro en menos de dos semanas. “Es difícil hacer comparaciones con presidentes anteriores -analiza Bacman-. Siempre debe partirse del concepto que la historia no se repite, que siempre, se trata de contextos diferentes. Es posible recordar al gobierno de Fernando de la Rúa. Asumió la presidencia con una imagen considerable (por arriba del 70 por ciento). Pero a los tres meses de asumir, cuando el modelo de la convertibilidad ya no le cerraba, decidió defenderlo a toda costa y tomar la decisión de ajustar, especialmente sueldos de los estatales y jubilados. Aunque el ajuste fue mucho menos importante que el actual, su imagen comenzó a deteriorarse de manera sistemática e irreversible. Lo que se ve en Milei es una tendencia a la baja, en forma moderada, aunque se trata de una pérdida, sin dudas”.
¿Democracia o economía?
La misma noche de la cadena nacional y el anuncio del DNU, se escucharon cacerolazos espontáneos, sin banderas partidarias, sin convocatoria de ninguna fuerza ni dirigente. Por ahora, sin participación de los sectores de menos recursos: la movida fue escasa en lo más profundo del conurbano, por ejemplo. Desde esa óptica y por la reacción inmediata, pareció más bien un reclamo democrático: el DNU es inconstitucional, sería el eje de la protesta.
“A todas luces la economía es lo más significativo en el contexto actual -afirma Bacman-. De entrada hay que decir que el rechazo y la caída de la imagen son producto de la desilusión de sus propios votantes periféricos. En ese marco, yo creo que lo que más pesa es una cuestión práctica que se relaciona con los cambios que produce en su vida este nuevo modelo económico. Por eso me parece que el centro es lo económico. Inflación, sueldos bajos, representan un combo que ya venía del anterior gobierno, pero las medidas tomadas por la actual gestión, agudizan esa percepción. Eso explica que en los cacerolazos y en la encuesta, en el rechazo al DNU no haya sólo núcleo duro opositor sino también periferia opositora, mayormente de clase media”.
La perspectiva
En general, los consultores se niegan a aventurar el futuro. A través de la encuesta del CEOP, Bacman evalúa lo que sucedió en 12 días. Cacerolazos y caída de la imagen en un período amortiguado porque buena parte de la población cobra el aguinaldo y por el especial clima que crean la Navidad y el Año Nuevo. Se suma el hecho de que todavía no se sienten algunos de los aumentos. En la nota publicada por este diario el domingo pasado, los encuestadores, sacerdotes y sociólogos advertían que los mayores efectos se sentirían en febrero y en marzo, con el comienzo de las clases. En ese momento confluirían todos los aumentos -útiles, cuotas de los colegios, prepagas, transporte, gas, luz- con sueldos y jubilaciones virtualmente congelados.
En general, en tiempos como éstos, en diciembre, debería estar subiendo la esperanza. Sin embargo, el CEOP comparó estados de ánimo entre el 10 y el 22 de diciembre. La esperanza bajó 2 puntos (42 por ciento), la bronca subió 12 (22 por ciento). Del lado de la esperanza, los más partidarios de Milei. Del lado de la bronca, los opositores. Pero en el medio reinan el miedo (19,5 por ciento) y la incertidumbre (15,5 por ciento). Parecen más bien síntomas de una tormenta que se avecina.