"Nuestro corazón esta noche está en Belén", afirmó este domingo el papa Francisco, durante la misa en la Basílica de San Pedro, en vísperas de una Nochebuena ensombrecida por el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza.
El pontífice abogó por la paz en la ciudad de Cisjordania donde nació Jesús, según la tradición cristiana, y lamentó que el Príncipe de la Paz" siga "siendo rechazado por la lógica perdedora de la guerra, con el rugir de las armas que también hoy le impiden encontrar una posada en el mundo".
"Jesús no combate las injusticias desde lo alto con la fuerza, sino desde abajo con el amor; no irrumpe con un poder sin límites, sino que desciende a nuestros límites", declaró el papa desde el Vaticano, donde habló en italiano con una traducción oficial proporcionada en siete idiomas.
Unos 6.500 fieles asistieron a la misa, según el Vaticano, y otros cientos la siguieron gracias a pantallas gigantes instaladas en el exterior, en la plaza de San Pedro.
La homilía de Francisco no mencionó explícitamente a Israel ni a Gaza, pero el pontífice recordó en su rezo del Ángelus al mediodía a los "hermanos y hermanas que sufren la guerra". "Pensemos en Palestina, en Israel y en Ucrania", declaró.
Cómo estalló el último conflicto entre Israel y Hamás
El sangriento ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre dejó unos 1.140 muertos, la mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras de las autoridades israelíes. Los combatientes palestinos también secuestraron a unas 250 personas, de las cuales Israel afirma que 129 siguen en la Franja de Gaza.
En respuesta, Israel inició una ofensiva aérea y terrestre en el territorio palestino, donde 20.424 personas murieron, en su mayoría mujeres y niños, según el ministerio de Salud de Hamás.
Bergoglio lleva denunciando con frecuencia los ataques contra civiles en el actual conflicto. En este marco, los cristianos palestinos decidieron cancelar este año la mayoría de los festejos navideños en Belén, donde ni siquiera se instaló el tradicional gran árbol navideño ni el pesebre de talla humana.
El jesuita argentino pronunciará su tradicional bendición "Urbi et Orbi" ("A la ciudad y al mundo") el lunes a las 12, durante la cual acostumbra a ofrecer una visión general de los conflictos mundiales.