Desde Roma
En su mensaje “Urbi et Orbi (A la ciudad y al mundo) que este lunes de Navidad dirigió desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco volvió a insistir sobre la urgencia de acabar con las guerras y con la producción de armas. “Para decir No a la guerra es necesario decir No a las armas. Porque si el hombre, cuyo corazón es inestable y está herido, encuentra instrumentos de muerte entre sus manos, antes o después los usará”, dijo. Pero también estimuló vivamente a la prensa internacional para que hable de las guerras y de la producción de armas y la gente tome consciencia así de las consecuencias de este grave problema.
El domingo el Papa había concelebrado la Misa de la noche de Navidad en la Basílica de San Pedro con unos 250 cardenales, obispos, diáconos y sacerdotes y también allí se refirió a las guerras, un tema que lo preocupa siempre.
Para escuchar el mensaje y la bendicion Urbi et Orbi, siendo el de Navidad uno de los mensajes más esperados del año por los católicos de todo el mundo, estuvieron presentes nos 70.000 fieles, según la Gendarmería vaticana. La ceremonia empezó con los himnos vaticano e italiano que tocó la banda de carabineros italianos. Pero en la Plaza de San Pedro, debajo del balcón donde apareció Francisco, estaban también entre otros grupos militares, sus guardianes de la Guardia Suiza, con los uniformes de cascos con una pluma naranja y armaduras de metal.
La gente gritaba “Viva el Papa” y lo aplaudió cuando apareció en el bacón. Al despedirse, él los saludó sonriendo y agitando su mano.
A los medios de comunicación
Francisco recordó la guerra entre Israel y Palestina mencionando a Belén, donde nació Jesús y donde no se pudo hacer esta vez ninguna celebración a causa del conflicto. “La mirada y el corazón de los cristianos de todo el mundo se dirigen hacia Belén. Allí, donde en estos días reinan dolor y silencio”, dijo, agregando que Jesús fue llamado también el “príncipe de la paz” y decir Sí al Principe de la Paz significa decir No a la guerra, a toda guerra”.
Y entonces se dirigió a los medios de comunicación. “¿Y cómo se puede hablar de paz si la producción, la venta y el comercio de armas aumentan? (...) ¡Cuántas masacres debidas a las armas ocurren en un silencio ensordecedor, a escondidas de todos! La gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos. ¡Y, sin embargo, deberían saberlo! Que se hable sobre esto, que se escriba sobre esto, para que se conozcan los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras”.
Israel y Palestina
Y mencionando al profeta Isaías que en el Antiguo Testamento ya manifestaba su esperanza de que las espadas fueran convertidas en arados y las lanzas en podadoras, Francisco dijo: “Con la ayuda de Dios, pongámonos manos a la obra para que ese día llegue. Que llegue a Israel y Palestina, donde la guerra sacude la vida de esas poblaciones. Abrazo a ambas, en particular a las comunidades cristianas de Gaza y de toda Tierra Santa. Llevo en el corazón el dolor por las víctimas del execrable ataque del pasado 7 de octubre y renuevo un llamamiento apremiante para la liberación de quienes aún están retenidos como rehenes. Suplico que cesen las operaciones militares, con sus dramáticas consecuencias de víctimas civiles inocentes, y que se remedie la desesperada situación humanitaria permitiendo la llegada de ayuda. Que no se siga alimentando la violencia y el odio, sino que se encuentre una solución a la cuestión palestina, por medio de un diálogo sincero y perseverante entre las partes, sostenido por una fuerte voluntad política y el apoyo de la comunidad internacional”.
No es la primera vez que el Papa argentino pide por las liberación de los rehenes, entre los que hubo varios israelíes-argentinos. Trascendió por distintos medio que ayer la esposa del premier israelí, Benyamin Netanyahu, le escribió una carta al Pontífice pidiéndole su “personal intervención” en relación a los rehenes israelíes en manos del grupo militar palestino Hamas en Gaza.
Los migrantes
Francisco recordó en su mensaje Urbi et Orbi muchos otros conflictos actualmente en curso pero pasados al olvido en la prensa intencional, aparte de la guerra en Ucrania de la que se habla menos ahora pero está presente. Dedicó asimismo una entera frase de su discurso al “continente americano” pidiendo a sus autoridades políticas y personas de buena voluntad “hallar soluciones idóneas que lleven a superar las disensiones sociales y políticas, a luchar contra las formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas, a resolver las desigualdades y a afrontar el doloroso fenómeno de las migraciones”.
El tema de las migraciones se hace cada vez más candente en todo el mundo porque la gente escapa de la pobreza que se ha agravado por las guerras, por los desastres económicos pero también por el cambio climático. El Niño Jesús “nos pide que seamos voz de los que no tienen voz: voz de los inocentes, muertos por falta de agua y de pan; voz de los que no logran encontrar trabajo o lo han perdido; voz de los que se ven obligados a huir de la propia patria en busca de un futuro mejor, arriesgando la vida en viajes extenuantes y a merced de traficantes sin escrúpulos”,destacó.
Otros conflictos
“Con los ojos fijos en el Niño Jesús imploro la paz para Ucrania. Renovemos nuestra cercanía espiritual y humana a su martirizado pueblo”, dijo refiriéndose al conflicto con Rusia.
Y luego mencionó a la “población martirizada” de Siria y Yemén, al “pueblo libanés” para que “pueda recuperar pronto la estabilidad política y social”, que llegue “el día de la paz definitiva entre Armenia y Azerbaiyán” y que la favorezca “la prosecución de las iniciativas humanitarias, el regreso de los desplazados a sus hogares de manera legal y segura, y el respeto mutuo de las tradiciones religiosas y de los lugares de culto de cada comunidad”.
También recordó las tensiones y conflictos que perturban “las regiones del Sahel, el Cuerno de África, Sudán, Camerún, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. “Que llegue el día en el que se consoliden los vínculos fraternos en la península coreana, abriendo vías de diálogo y reconciliación que puedan crear las condiciones para una paz duradera”.
Francisco concluyó pidiendo a los católicos de todo el mundo que el período de preparación del Jubileo que se celebrará en Roma 2025, sea una oportunidad para “convertir el corazón; para decir “no” a la guerra y “sí” a la paz”.