En un giro curioso sobre los métodos de seguridad carcelaria, el Complejo Penitenciario de São Pedro de Alcântara, en Santa Catarina, Brasil, adoptó una práctica poco convencional: el uso de gansos como guardianes para mantener el orden entre los 1.200 presos de la unidad de máxima seguridad.
La singular elección fue implementada en 2009 por la Secretaría de Administración Penitenciaria y Socioeducativa (SAP) como una alternativa "más económica, eficiente y limpia" en comparación con los tradicionales perros de vigilancia.
Los gansos, cuidadosamente seleccionados por su comportamiento centinela, se encargan de alertar al equipo de seguridad ante cualquier señal de perturbación inusual. Según Marcos Roberto de Souza, director de la prisión, este sistema es más rentable y viable en términos de seguridad, ya que los gansos duermen y enferman menos que los perros, además de moverse en grupo, facilitando su gestión.
A pesar de contar con un avanzado sistema de vigilancia electrónica y un equipo de guardias, los gansos se convirtieron en miembros fundamentales del equipo de seguridad. Cuidados y alimentados diariamente, estos animales disfrutan de la libertad de moverse por el lugar y cuentan con un estanque para su disfrute.
Aunque la presencia de gansos como guardianes puede sorprender, en el Complejo Penitenciario de São Pedro de Alcântara aseguraron que la innovación y la adaptabilidad pueden tener formas inusuales pero efectivas de contribuir a la seguridad penitenciaria.