Entre globos celestes y blancos, lluvia de papelitos y festejos por el pedido de detención del ex ministro Julio De Vido, la lista encabezada por Elisa Carrió cerró ayer su campaña de cara a las legislativas del domingo. Casi toda la plana mayor de Cambiemos estuvo presente en el microestadio de Ferrocarril Oeste, donde el presidente Mauricio Macri lanzó una amenaza: “Ojo con aquellos que son cómplices de lo que sucedió en la década pasada. Ojo con aquellos que creen que desde la política, la justicia, el empresariado, el sindicalismo se puede ser socio del narcotráfico, van a terminar como los narcos, todos presos, todos presos”, exclamó Macri en el tramo más duro de su breve discurso. Pese a que son amplios favoritos, tanto Carrió como Horacio Rodríguez Larreta, los otros dos oradores centrales de la jornada, hicieron un expreso llamado a los votantes “mayores” que no asistieron a las PASO el 13 de agosto para que vayan a las urnas en esta vuelta. Fiel a su estilo, la líder de la Coalición Cívica no se privó de hablar de la importancia de la “fe” y la “resurrección”, de pedir “sustituir al Che por Mandela y Gandhi” y de afirmar que ella va a convertir Macri “en el mejor presidente de la historia”.
Al igual que en el cierre de campaña previo a las primarias, los candidatos del frente Vamos Juntos eligieron el club del barrio de Caballito para su última gran actividad antes de los comicios. Acorde al estilo PRO, montaron un escenario 360° en el centro de la cancha de básquet, donde fueron desfilando los dirigentes. Primero tres candidatos jóvenes, luego el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, y después cuatro candidatos a diputados nacionales: la macrista Carmen Polledo, el ex profesor de voley Fernando Iglesias, el radical disidente Facundo Suárez Lastra y la abogada Paula Oliveto, mano derecha de Carrió. Debajo de la tarima los escuchaban sentados varios ministros del Gabinete nacional: Patricia Bullrich (Seguridad) Jorge Triaca (Trabajo), Carolina Stanley (Desarrollo Social), Guillermo Dietrich (Transporte), Sergio Bergman (Medio Ambiente). También estaba la vicepresidenta Gabriela Michetti, el senador Federico Pinedo y el titular del interbloque Cambiemos, el diputado radical Mario Negri. Un lugar especial tuvo la gobernadora María Eugenia Vidal, mencionada en casi todos los discursos, también la candidata a senadora por Buenos Aires, Gladys González y el secretario general bonaerense Federico Salvai. La lista de invitados especiales se completó con el ex senador radical Ernesto Sanz. No estuvieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, ni el candidato bonaerense, Esteban Bullrich.
El ministro de Modernización porteño y primer candidato a legislador, Andy Freire, fue el encargado de presentar al jefe de Gobierno porteño, quien sin ser candidato a nada se puso al hombro la campaña en la Ciudad junto a Carrió. “Vayamos todos a votar el domingo. Cada voto puede ser un diputado más para acompañar a Mauricio en su lucha contra las mafias y terminar con la corrupción y la impunidad”, aseguró Rodríguez Larreta, antes de darle paso al “ejemplo de coherencia y de lucha” de Carrió, que entró al ritmo de “La flor más bella”, de Memphis La Blusera.
“Yo les vengo a pedir el voto desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego, en Santa Fe, en Córdoba, en Catamarca, donde sea”, arrancó Carrió en un discurso que pareció más de una campaña presidencial que legislativa. La socia de Macri festejó la noticia del pedido de desafuero de De Vido: “¡Ah! Qué caviar, qué champagne, nada. Piensen, en 2004 yo dije ‘De Vido es el cajero’”, lanzó con una sonrisa antes de pronosticar que tanto el ex ministro de Planificación como Aníbal Fernández “se están yendo”.
Con las encuestas que la dan cercana al 50 por ciento de los votos, Carrió también se burló de quienes la dieron por muerta. “Vieron que estaba medio muerta, ¿no? Pero resucité, resucité como siempre, como hace 30, 40, 50 años”, afirmó Lilita, que teniendo en cuenta su fecha de nacimiento habría tenido su primera resurrección a los 10 años de edad. “Yo muero y resucito. Y eso los indigna a los kirchneristas. No se sabe cómo. Ni arrugas tengo eh. Y no tengo relleno, es todo mio”, completó. Tras repasar anécdotas personales y políticas, convocó a votar a Vamos Juntos, “por la paz y la no violencia”. “Llegó la hora de sustituir al Che por Mandela y por Gandhi”, agregó y antes de presentar al último orador, Carrió se atribuyó la capacidad de hacer de Macri “el mejor presidente de la historia, aunque a él no le guste”.
A su turno, el Presidente repitió varios de los slogans que utilizó en la campaña presidencial de 2015. Habló del “diálogo”, “la verdad”, “la esperanza”, se pronunció en contra de los “superhéroes” y los “liderazgos mesiánicos”. Sin embargo, cerró su discurso afirmando que cuando deje de ser Presidente va a poder decirle a la gente mirándola a los ojos: “Fuimos de verdad la generación que cambió la historia para siempre.” Aunque no precisó datos, aseguró que “el narcotráfico está en retroceso en la Argentina”. “Hemos empezado a recuperar la tranquilidad en el país, es un largo camino pero vamos muy bien”, insistió antes de culminar con su clásico “si, se puede”.