El presidente de la Confederación de Pymes Constructoras de Argentina, Gerardo Fernández, advirtió este miércoles por AM750 que hay en riesgo más de un millón de puestos de trabajo vinculados al sector en el país debido al freno a la obra pública anunciado por el Gobierno y el feroz ajuste que sacudirá al sector privado.
Fernández rechazó el planteo de feroz ajuste fiscal que promueve Javier Milei, donde, con la justificación de que “no hay plata”, así como la suspensión de nuevos proyectos de obra pública una vez finalizados los que se encuentran en marcha.
“Hay que ser prudentes. El Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC) releva el dato histórico de 500 mil puestos de trabajo, de los cuales se han perdido cerca de 80 mil. Ya estamos en 420 mil puestos de trabajo a principios de diciembre”, explicó Fernández. Sin embargo, dijo que hay que tener en cuenta que esos 500 mil puestos de trabajo históricos vienen siendo ponderados como un número importante, pero que hace 15 años es el mismo.
“Ha habido un crecimiento poblacional. El crecimiento real del empleo no fue tal. Eso significa que si hay crecimiento, hay un crecimiento del área informal”, señaló dando un nuevo trasfondo a los números duros.
Para Fernández, una explicación de la creciente informalidad tiene que ver con los trabajadores que, para no perder los beneficios de los planes sociales, solicitan trabajar en la informalidad. El planteo es llamativo, debido a que durante la gestión de Alberto Fernández se habilitó la compatibilidad de percibir planes sociales y tener empleo registrado.
“Se calcula que existen empleos en negro en el sector privado. Porque el sector público garantiza que estén todos en blanco. Ahí hay 800 mil en negro en el sector privado”, añadió.
Luego, ante la pregunta de cómo se llega al cálculo estimativo del millón y medio de personas afectadas por el freno de la obra pública, señaló: “Son los que se llaman colaterales”. “Si vos destruís el empleo registrado formal, impacta en los prestadores de servicios, en los montajistas, en los corralones. Todo eso se ve resentido y va bajando el empleo en esos sectores que no son directos de la construcción”, apuntó.
Y finalizó: “El empleado, cuando sale de la obra, generalmente va a la esquina y consume una comida y una gaseosa. Bueno, eso se ve resentido en el consumo también. Impacta a lo mejor en la baja de esta producción de forma indirecta”.