Los recuerdos de mi mamá dicen que yo, teniendo tres años aproximadamente, hablaba de un tal “Yusei”. Ese amigo iba y venía conmigo a todos lados, había que servirle un plato de comida a él también y abrirle la puerta para que pasara a dónde fuéramos: al almacén, a la casa de mi abuela y por supuesto, a nuestra propia casa. Todos aceptaban a “Yusei” porque se entendía que era el clásico amigo imaginario que algunos niños tienen la dicha de tener. Mi familia, como siempre, fue muy comprensiva y se sumaban con mucho respeto al mundo imaginario de Anita niña, asi que ponían un plato más para Yusei y dejaban la puerta abierta para que él pasara después de nosotros.

Siguiendo en el plano de los recuerdos familiares, llegó un día en el que en la tele (tele blanco y negro, año 1985 tal vez) apareció el video del tema “I Just Called to Say I Love You” de Stevie Wonder y yo quedé extasiada mirando la imagen y señalé la pantalla gritando “¡Yusei, Yusei!”. El estribillo del tema decía “I just called YUSEI I love you” y ahí todo tuvo sentido. Mi amigo YUSEI era Stevie Wonder y yo ahora había descubierto su forma humana. Todos habrán sentido un cierto alivio al develarse el misterio y ahora se sabía quién era Yusei y a qué se debía su nombre.

El tema sonaba en todos lados en aquella época. ¡Hasta en la calesita! Si. Los entretenimientos eran ir a la plaza o ir a la calesita que ahora sí, yo misma recuerdo bien en qué esquina del centro de Quilmes estaba. Según mis viejos, cuando sonaba ese tema de mi amigo Stevie en la calesita yo quedaba mirando un punto fijo como hipnotizada y hasta llegaba a llorar, pero no de histeria infantil, sino de emoción. El tema sin ninguna duda, me pegaba. Podríamos decir, que fue “mi primer tema favorito”.

Mi abuelo Bochi que era el que estaba siempre adelantado en lo tecnológico, amaba la música y tenía equipos modernos para escuchar, al enterarse al fin de quién era Yusei, me grabó todo un cassette entero de 60 con el tema una y otra vez. Porque sino teníamos que esperar a que sonara en la radio o en la tele, que era mucho más difícil. El tiempo pasó, yo fui creciendo, y también me hice muy muy amiga (o fan, como quieran llamarlo, para mí son todos amigos míos) de Michael Jackson. Había salido “Thriller” y sonaba en todas las disquerías de la peatonal Rivadavia de Quilmes. Y por supuesto había que parar ahí para que yo bailara todos los temas de Michael que estuvieran sonando hasta donde la paciencia de mi mamá llegara. Igual siempre tuve la suerte de que se me respetaba el tiempo para pasar con mis “amigos” porque la emoción que me daban sus músicas era notoria.

Después crecí más y dediqué gran parte de mi juventud a la práctica de Capoeira, un arte marcial nativo de Brasil originado por la necesidad de liberación de los africanos esclavizados. Cuando descubrí Capoeira, su historia, su significado y su vigencia en el presente, enseguida supe que yo quería formar parte de eso. Y así me adentré en un mundo “afro” en plena Argentina, un país que todavía niega un poco que aquí también hubo esclavitud y que miles de cosas que son parte de nuestra cultura existen por el aporte de los afros. Luego seguí con la rumba cubana y fui cantante en varias agrupaciones, sintiendo muy natural y propia toda esa cultura afro cubana. Por supuesto también me di el gusto de cantar en una banda de música disco y hacer temas de Donna Summer, Gloria Gaynor, Earth, Wind and Fire, Tina Turner, Chic y Michael Jackson.

Había pasado ya bastante tiempo desde mi niñez, hasta que llegó Internet. Y con eso, la posibilidad de bajar la canción que se te ocurriera. Y un día me acordé de Yusei. Y bajé la canción “I just called to say I love you”. No la había escuchado por años y de más está decir que me emocioné muchísimo. Me transportó inmediatamente a los años 80, a la tele blanco y negro, al trance de la calesita, a mi casa de la infancia y a mi abuelo con sus cassettes grabados. Algo me cerró al recordar aquel lazo imaginario que me unía a Stevie Wonder siendo tan chiquita. Sentí que él vino a decirme “no importa en qué país vivas, ni el cuerpo que te haya tocado tener, ni el idioma que hables, vos sentí la música libremente y con el alma”.

¿Y qué tiene que ver esta piba que hizo un homenaje a Hermética con la música de Stevie Wonder?

Siento que tanto el metal argentino como la cultura de los afros tiene en común ser una minoría que casi está invisibilizada. Y que con el tiempo va ganando su lugar y se van derribando prejuicios que hacen que no se vean. Son como una especie de minoría. Voces que se quisieron callar y que tenían un montón de cosas para decir y para mostrarnos. Y que ahora cada vez más gente se siente parte. Y que con paciencia y lucha se van haciendo su lugar. Yo no sé si las minorías me necesitan, lo que sé es que siempre voy a saltar a defender y si es necesario a representar a mis amigos. Mis amigos imaginarios o no, de los cuales empiezo siendo fan y después, siempre termino siendo parte de su mundo.

Ana Patané es cantante, doblajista y trabaja en conservación de flora nativa de Buenos Aires. En marzo de 2023 editó Ajeno al Tiempo, una selección de clásicos del repertorio de la banda de metal argentino Hermética. Entre pianos, cuerdas y guitarras camperas que la acompañan, con su expresiva y potente voz Ana resignificó el universo poético de Iorio y compañía. Tras la muerte del bajista y letrista, Ana agregó al repertorio en vivo temas de las dos bandas nacidas de La H: Almafuerte y Malón.