En Argentina aparece muy claro que, salvo Juan Domingo Perón, ningún presidente o presidenta constitucional pasó de tener moderados y muy superficiales conocimientos acerca del deporte, y en general todos ellos focalizados en el omnipresente fútbol.
Lo peor del caso es que muchos creían que sabían de deportes, por tener una platea en un club y conocer dos o tres chismes del ambiente futbolero. Esa ignorancia no es una característica única de nuestro país. En el mundo no recuerdo que existan o hayan existido muchos mandatarios, que atesoren importantes conocimientos al respecto. Tampoco los necesitan, ya que la mayoría de los países líderes en deporte tienen segundas líneas de funcionarios formados en el conocimiento del desarrollo del deporte social, y en su conexión con el deporte de alto rendimiento o de representación nacional.
Estos funcionarios de carrera y especializados en todo lo deportivo, no suelen depender del humor parlamentario o del resultado de unas elecciones, y tienen presupuestos razonables disponibles y conocidos. Para estos equipos de especialistas que a veces tienen un mascarón de proa legado por la política y el gobierno de turno, se eligen y buscan trayectorias con ideas, idoneidad y capacidad de planificación a mediano y largo plazo, o sea todo lo contrario a la improvisación a la que somos afectos.
En estos dos últimos años el balance del deporte amateur no ha sido favorable. Los Juegos Olímpicos de Tokio y los Panamericanos de Santiago de Chile mostraron un retroceso de la actuación, medida en medallas, que a veces puede distorsionarse al ser analizada sin profundidad. Sin embargo hubo señales premonitorias. Por ejemplo, a principios de 2019, el estatus de la Secretaría retrocedió al nivel de Agencia Gubernamental, para luego volver a su rango anterior pero con un presupuesto que no era el necesario para enfrentar los desafíos próximos.
Sin mencionarse casi el deporte en las diversas campañas electorales, las nuevas autoridades nacionales han designado como subsecretario al señor Ricardo Schlieper, cuyos antecedentes en el deporte provienen del fútbol.
Poco o nada más se sabe acerca del futuro del deporte, los programas que se mantengan, quiten, modifiquen o agreguen. Pero lo que parece más grave, lo indudablemente más serio, es que no aparezca la demanda popular o al menos del ambiente deportivo, acerca de todo eso que no se sabe.
Ojalá no nos pase que en un futuro próximo, todos pensemos como varios ex funcionarios, que en sus primeras palabras al asumir acerca de lo que harían en el deporte, nos dijeron: "Hay otras prioridades". Triste pero real.
* Ex Director Nacional de Deportes.