El Ejecutivo argentino comunicó formalmente que el país renuncia a incorporarse al grupo de los BRICS, integrado por las potencias emergentes, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. La decisión constituye un fuerte gesto en favor de los Estados Unidos, desde donde la administración de Milei espera obtener financiamiento, ya sea por parte del FMI y/o de inversores privados, que le permitan sostenerse como gobierno.
Al mismo tiempo, implica darle la espalda a los países que más crecen en el mundo, que tienen cuantiosos recursos financieros y que estructuralmente necesitan alimentos, energía y minería, sectores en donde Argentina tiene ventajas y puede competir. Lo insólito del caso es que el Gobierno desaprovecha oportunidades que ya estaban ganadas por gestiones anteriores y que decenas de países aceptarían sin pensarlo.
La carta
El Gobierno argentino informó este viernes que envió una carta a los países integrantes del bloque de los BRICS para anunciar que no considera "oportuno en esta instancia" participar de ese espacio.
La carta firmada por Milei sostiene que "la impronta en materia de política exterior del Gobierno que presido desde hace pocos días difiere en muchos aspectos de la del Gobierno precedente. En tal sentido, algunas decisiones tomadas por la anterior gestión serán revisadas. Entre ellas se encuentra la creación de una unidad especializada para la participación activa del país en el BRICS (...). Al respecto, quisiera informarle que en esta instancia no se considera oportuna la incorporación de la República Argentina como miembro pleno a partir del 1 de enero de 2024".
Esta nota fue enviada a los presidentes de los cinco países que integran el bloque: Luis Inácio Lula da Silva (Brasil), Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), Narendra Modi (India), Xi Jinping (China) y Vladimir Putin (Rusia). Esos países representan el 42 por ciento de la población mundial, el 23 por ciento del PBI global, un tercio del territorio del planeta y el 18 por ciento del comercio internacional total.
Consecuencias
El investigador del Conicet Gabriel Merino considera que "es una decisión lamentable, propia de una política exterior ultraideologizada. El bloque BRICS expresa al mundo emergente que crece, en contraste con el estancamiento relativo de la mayor parte de Occidente y el Norte Global". Desde 2020, los BRICS superan al Grupo de los Siete (Estados Unidos, Japón, Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y Canadá) como porcentaje del PBI mundial.
Merino recuerda que "según el FMI, China e India, las principales economías del bloque, van a representar el 50 por ciento del crecimiento de la economía mundial en 2023, 35 por ciento y 15 por ciento, respectivamente".
Ni siquiera Bolsonaro se animó a darle el portazo a China, ya que Brasil, durante su presidencia, se mantuvo dentro del bloque. Luego, Lula hizo un esfuerzo diplomático para que las potencias emergentes consideraran el ingreso de Argentina.
La experta en relaciones internacionales Julieta Zelicovich analiza que "la improvisación es la respuesta asociada a la negación del cambio. Se produce cuando los gobiernos asumen que las 'viejas formas' todavía son aplicables, aun si el terreno ha cambiado". En su cuenta de X, la investigadora sostiene que "el no ingreso a los BRICS es parte de una mala lectura de las dinámicas imperantes en el escenario internacional. El 'no la ven' aplica en este caso. Un orden internacional en transición, que requiere otros tipos de alianzas si se busca el desarrollo del país".
El exdirector del Banco Central, Jorge Carrera, sostiene que la decisión es "una falta de respeto sobre todo a China y Brasil, que empujaron nuestro ingreso. Un gran error el infantilismo de ideologizar excesivamente (sea a derecha o izquierda) las relaciones internacionales y subordinar así los intereses nacionales de Argentina. En eso, Bolsonaro e Itamaratí demostraron una mayor inteligencia de largo plazo".
En una nota publicada en el suplemento Cash, el exdirector del INTI, Enrique Mario Martínez, explicaba por qué el país tenía grandes oportunidades en materia de cooperación tecnológica, vivienda, alimentos, economía del conocimiento y agro a partir de un mayor relacionamiento con los BRICS.