A diferencia de 2022, que tras dos años de pandemia mostró algunos signos de recuperación, 2023 transcurrió marcado por distintas crisis que afectaron la producción cinematográfica. Un sismo que tuvo su epicentro en Hollywood, donde guionistas y actores le dieron una lección sindical a una sociedad acostumbrada a mirar mal a los que defienden sus derechos laborales.
Crónica de una huelga anunciada
En ese contexto, los primeros en mostrar los dientes fueron los guionistas, quienes el 2 de mayo dieron comienzo a una huelga que se veía venir hace rato. Por experiencia, en Hollywood saben bien que el de los escritores es uno de los gremios más combativos. Lo habían demostrado entre 2007 y 2008, sosteniendo un paro durante más de tres meses que le dejó al bolsillo de los estudios un agujero de 2.100 millones de dólares. Entre sus nuevos reclamos figuraban un importante incremento en los salarios del sector, cuyo promedio había caído de 277 mil a 260 mil dólares anuales entre 2005 y 2021.
A esa pérdida se sumó el temor a que los procesos creativos en la escritura de guiones no solo para películas sino también para distintos formatos televisivos, desde series a los populares late night shows, se vieran afectados por el uso de distintas herramientas de inteligencia artificial (IA), cuya explosión es uno de los grandes temas de 2023. La amenaza de la “automatización”, sumada al incremento productivo que supuso la consolidación de las plataformas de streaming, que llevó a que en menos de 20 años las producciones televisivas pasaran de un promedio anual de 125 a superar la barrera de las 2.000, contribuyeron a precarizar un sector clave de la industria.
Sobre todo eso se apoyó un paro cuyo levantamiento demandó 148 días de lucha y negociación. El acuerdo que permitió reanudar la actividad incluyó la aceptación de varias exigencias, como aumento de los salarios, niveles mínimos de personal en las salas de guionistas de TV y protección ante el uso de IA en los procesos de escritura. Pero también el pago de beneficios atado al éxito de los productos que su trabajo ayuda a crear.
Actrices y actores en lucha
Con el paro de guionistas como espejo, dos meses después fueron los actores quienes decidieron plantar la bandera gremial. Los reclamos eran similares: redefinir los términos en el reparto de las ganancias de un negocio cuyas reglas se vieron alteradas por la consolidación de las plataformas. Bajo el liderazgo de la actriz Fran Drescher, recordada protagonista de la serie La niñera y actual presidenta del sindicato de actores estadounidense SAG-AFTRA, el acatamiento fue total. No hubo estrella que no se plegara al reclamo, que buscaba mejorar las condiciones laborales de un gremio que reúne a más de 160 mil artistas, la mayoría de los cuales no son figuras conocidas.
Si el paro de guionistas había puesto en jaque a la Alianza de Productores de Cine y Televisión, poderoso conglomerado de más de 350 empresas que incluye a gigantes como Disney, Netflix, Amazon o Warner, el de actores y actrices provocó una parálisis total, similar a la producida por la pandemia. El acuerdo llegó casi cuatro meses después y significó la concreción de “un nuevo paradigma”, según lo definió un comunicado del sindicato, que reconoce el derecho de los intérpretes a participar de las ganancias que generan las repeticiones de películas y series en las que participan. A la distancia, el éxito de las luchas de guionistas y actores en Hollywood resulta un ejemplo más para rebatir a quienes, al otro extremo del continente, buscan demonizar el rol de gremios y sindicatos en la defensa de los derechos de cualquier trabajador.
Otra vez James Cameron
Dentro del cine comercial, la lista de películas más vistas en el mundo en 2023 se mantuvo dentro de los parámetros habituales, acumulando una batería de grandes producciones Made in Hollywood. Por lejos, y cómo era de esperarse, la película que más recaudó en el año fue Avatar 2: El camino del agua, segunda parte de la saga creada por James Cameron en 2009, que, a pesar de haberse estrenado a mediados de diciembre de 2022, sostuvo la mayor parte de su paso por las salas durante este año.
Aunque las críticas no fueron tan unánimes como había ocurrido cuando se estrenó la primera película de la serie, Avatar 2 logró una recaudación bruta que superó los 2.300 millones de dólares. Suficiente para alzarse con el trofeo de la más rendidora de 2023 (aunque oficialmente su estreno se computa dentro de 2022) y ubicarse en el tercer escalón del podio histórico, detrás de la propia Avatar y de Avengers: Endgame, y un lugar por encima de Titanic, otra película de Cameron.
La supremacía “Barbenheimer”
Pero el gran fenómeno del año tuvo como protagonista a la extraña simbiosis que se produjo entre otras dos de las películas más vistas de la temporada. Al comienzo del verano boreal, durante la última semana de junio y todo julio, primer mes de las vacaciones del norte, tiene lugar uno de los momentos mas intensos en la agenda anual de estrenos. En ese período llegan a las salas algunos de los títulos que apuestan a liderar la tabla de recaudaciones. Esta vez los contendientes eran Barbie, la película de acción real basada en la muñeca más popular de la historia, y Oppenheimer, biopic sobre el “padre” de la bomba atómica.
Todo hacía suponer que la batalla sería encarnizada, alimentada por el contraste entre ambas propuestas. Pero un hecho inesperado, que comenzó a gestarse en redes sociales a partir de la dinámica memética, convirtió lo que debía ser un duelo en un juego. La puja entre relatos de espíritus tan opuestos alentó la aparición de memes cruzando ambas películas, hasta que a alguien se le ocurrió también ensamblar sus títulos. Una cosa llevó a la otra y de repente todo el mundo estaba hablando de “Barbenheimer”.
Las primeras en subirse a ese barco fueron Margot Robbie y Greta Gerwig, protagonista y directora de Barbie, publicando en redes fotos mostrando sus entradas para ver la película de Christopher Nolan. Enseguida, el viejo zorro de Tom Cruise, que unos días antes tenía fecha para estrenar Sentencia mortal - Parte Uno, el nuevo y demorado episodio de la saga Misión: Imposible, trató de colarse en la movida, fotografiándose con sus entradas para las otras dos películas. El resultado: Barbie trepó al primer lugar de la lista de más vistas de 2023 (el segundo si se tomara en cuenta Avatar 2), tras recaudar más de 1.400 millones, y Oppenheimer quedó tercera, arañando los mil. Tom tuvo que conformarse con el 8° lugar, juntando “apenas” 567 millones: un montón, pero bastante menos de lo que se esperaba.
Taquillazos y superhéroes eran los de antes
En 2023 la afluencia de público a las salas mermó de forma muy marcada, con 2020 como punto de quiebre. Ese año, la pandemia aceleró los procesos de asentamiento de las plataformas de streaming, impulsando a muchos espectadores a cambiar sus hábitos de consumo. Los números son claros. Si en 2019 nueve de las películas ubicadas en el top 10 superaron los mil millones de recaudación, durante 2022 ese número cayó a solo tres. Este año no hizo más que confirmar la tendencia en baja, con solo dos títulos superando esa barrera. La animada Super Mario Bros fue la segunda, con 1.361 millones facturados.
Pero si los miembros del dúo “Barbenheimer” resultaron los grandes ganadores del año, los que más perdieron fueron, una vez más, los superhéroes. Porque si las sagas basadas en historietas habían logrado convertirse en el gran negocio de las primeras dos décadas del siglo XX, 2023 volvió a ofrecer pruebas contundentes de que el modelo está en crisis. La mayoría de sus propuestas mostraron evidentes signos de agotamiento, falta de ideas y una tendencia cada vez más marcada a prestarle más atención al propio ombligo que a los espectadores.
Tres argentinos sueltos en Hollywood
Este año dejó una huella simbólicamente notoria: la presencia de tres cineastas argentinos marcando presencia entre las producciones de Hollywood. El caso más notorio es el de Andy Muschietti, que tras el éxito del díptico IT, basado en la novela de Stephen King, viene creciendo como uno de los nombres más citados entre los candidatos a dirigir potenciales blockbusters. Este año le tocó estrenar Flash, la película basada en el superhéroe de la editorial DC, demorada primero por la pandemia y después por los escandaletes provocados por su estrella, el problemático Ezra Miller. Tras generar una expectativa enorme, la película fracasó en el terreno comercial. Así y todo, Muschietti vuelve a sonar fuerte para dirigir The Brave and the Bold, otra película con Batman como protagonista.
El que también estrenó una película producida y rodada en los Estados Unidos fue Damián Szifrón, creador de Los Simuladores y director de Relatos salvajes. Tras varios años de estar involucrado en grandes proyectos fallidos de Hollywood, su nuevo trabajo fue Misántropo, un policial oscurísimo y tenso filmado con su pericia habitual, que si bien consiguió buenas críticas tuvo un muy modesto desempeño en salas.
Pero el caso más destacado es el que protagonizó Demián Rugna con su notable película de terror Cuando acecha la maldad. Producida y filmada en la Argentina con apoyo del INCAA, organismo repudiado por el actual gobierno, la película de Rugna resultó la primera de origen latinoamericano en ganar el Festival de Sitges, el más importante del mundo dedicado al cine de género. Un espaldarazo que le permitió acceder a un estreno en 670 salas de los Estados Unidos, el más amplio en la historia para una producción argentina en ese país. Cuando acecha la maldad generó un impresionante boca a boca global que la convirtió en una de las mejores y más populares películas de terror de 2023. No solo en su propio país, sino en todo el mundo y por encima de grandes producciones como El exorcista: Creyentes, La monja 2, Scream 6 o La noche del demonio: la puerta roja. Un verdadero orgullo y un logro para el cine hecho 100% en la Argentina.
El cine es un festival
Durante 2023 también hubo espacio para otro cine, el identificado con etiquetas como “para adultos”, “arte”, “independiente”, “europeo” y unos cuantos eufemismos más, con los que suele reducirse a todo lo que no encaja en los parámetros del cine producido con el desarrollo comercial como objetivo primario. Uno que siempre encuentra su primer hogar y mejor trampolín en los festivales de cine.
De todo ellos y como siempre, el de Cannes es el que acumula los títulos más destacados. Ahí se estrenaron Los asesinos de la luna, último y aclamado trabajo de Martin Scorsese con un notable Leo Di Caprio en el protagónico, o Asteroid City, de Wes Anderson. Por ahí pasó también Anatomía de una caída, de la francesa Justine Triet, un thriller que se llevó la codiciada Palma de Oro y que ahora vuelve a sonar fuerte de cara a la temporada de premios. Un dato notable: Triet es apenas la tercera directora en quedarse con el premio mayor en Cannes en sus 76 años de historia.
Por las pantallas del festival francés pasaron grandes directores para presentar sus últimos trabajos. El finés Aki Kaurismaki y su tierna Hojas de otoño, el alemán Wim Wenders con Perfect Days, o el británico Jonathan Glazer y Zona de interés fueron algunos de ellos. También hubo espacio para cortometrajes de dos cineastas notables. Uno fue Film annonce du film qui n’existera jamai: “Droles de Guerres”, obra póstuma del francés Jean-Luc Godard, fallecido en 2022. El otro fue Extraña forma de vida, donde el español Pedro Almodóvar utiliza el molde del western clásico para contar una historia de amor entre hombres. Además se estrenaron Rapito, La chimera y Il sol dell’avvenire, últimas películas de los Italianos Marco Bellochio, Alice Rohrwacher y Nanni Moretti; el documental Youth (Spring), del cineasta chino Wang Bing; May December del estadounidense Todd Haynes; y Monstruo, del japonés Hirokazu Kore-eda.
Los festivales de Berlín, Venecia, Toronto y San Sebastián, otros puntos altos del calendario cinematográfico, también aportaron grandes títulos. En la capital alemana se vio Cielo rojo, último trabajo de Christian Petzold. En la ciudad de los canales el que volvió a sorprender fue el griego Yorgos Lanthimos, llevándose el León de Oro con Pobres criaturas, su trabajo más reciente. El encuentro canadiense fue escenario del regreso del gran maestro de la animación japonesa, Hayao Miyazaki, cuya película El niño y la garza se proyectó en la función de apertura. En Toronto también tuvo lugar el estreno de Los que se quedan, del estadounidense Alexander Payne. Por último, el festival vasco acogió, entre otros, las nuevas películas del rumano Cristi Puiu (MMXX) o de la española Isabel Coixet (Un amor). Las menciones de muchos de estos títulos comenzarán a multiplicarse durante la temporada de premios que arranca ahora, con el año que termina.