Todavía resuena el eco de los planes que, durante la campaña electoral, expuso Victoria Villarruel sobre la exESMA para convertirlo en “un lugar que lo pueda disfrutar todo el pueblo”. Entonces, la UNESCO ya había reconocido e incorporado al lugar que funcionó como uno de los centros clandestinos más grandes del país durante la última dictadura a la lista de Patrimonio mundial. Sin embargo, la preocupación sobre el futuro del lugar con la llegada de la exdiputada negacionista a la vicepresidencia de la Nación está instalada y no solo atañe a organismos de derechos humanos y colectivos vinculados a la memoria, la verdad y la justicia. Un grupo de organizaciones sociales de los barrios que rodean el predio valoraron la decisión del organismo de Naciones Unidas: “Acordamos plenamente con el propósito de la imprescindible preservación del predio como espacio para la memoria y los derechos humanos”, apuntaron en una carta que enviaron a la representante de las Naciones Unidas en Argentina, Claudia Mojica, en la que suman su compromiso con la protección del lugar.

Son más de 50 bibliotecas, mutuales, cooperativas de trabajo, agrupaciones culturales y de derechos humanos, clubes, merenderos y colectivos de jubilados entre tantas otras las entidades emplazadas en los barrios de Saavedra, Villa Urquiza, Nuñez, Coghlan –mayoritariamente la comuna 12– y el bonaerense partido de Vicente López, las que decidieron agradecer y destacar la “importancia” de la decisión de la UNESCO sobre incorporar, en septiembre pasado, al Museo Sitio de Memoria ESMA entre los sitios de importancia superlativa para la Humanidad y, por lo tanto, protegidos por los países que lo conforman.

“Lo entendemos no solo por su emblemática significación histórica al ejemplificar el horror del terrorismo de Estado, sino esencialmente por dimensionar la contribución que brindan y podrán seguir brindando” no solo las políticas de memoria que se ponen en juego en el museo, sino también en los espacios que conforman el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos que funciona en la ESMA debido. “Es imperiosa la necesidad de seguir bregando con firmeza por la vida y un futuro esperanzador, contra el horror de la tortura, el exterminio de personas y la violación de los derechos humanos en el mundo”, sostiene la misiva que enviaron con un pedido formal a Mojica para que les conceda una entrevista.

La iniciativa tuvo su impulso en la Asociación vecinal y biblioteca popular Cornelio Saavedra, que tiene 105 y es la entidad social más antigua del barrio, pero rápidamente corrió por las redes que unen a numerosas agrupaciones de la zona que tienen “una tradición de vínculos muy aceitados, muy genuino de ocuparnos y preocuparnos por lo que sucede en los barrios donde trabajamos”, contó a este diario Jorge Marchini, presidente de la Biblioteca. En el consenso participaron clubes de fútbol como Platense , Club Atlético Parque Saavedra y defensores de Belgrano; la junta de Estudios Históricos Saavedra y Nuñez, la Cooperativa Barrio Mitre, la Murga Los elegidos del Dios Momo, el teatro comunitario Los Villurqueros, el Centro Cultural Cepas, Radio Cooperativa La reconquista, entre tantísimas otras entidades.

Marchini explicó que las declaraciones de Villarruel en ataque contra la exESMA entre tantas otras cuestiones y actores vinculados a la memoria, la verdad y la justicia “integran el marco general” que impulsó a las entidades barriales a acordar una declaración hacia al ONU sobre la decisión de la Unesco. “Pero también la idea surgió para reconocer al barrio en la decisión del organismo y a la vez reconocer la responsabilidad que tiene el barrio en la protección de un lugar como la ESMA”, explicó. Así, la intención fue “por un lado agradecer y manifestar la satisfacción que nos provoca como vecinos y vecinas, nuestro compromiso con la preservación de la memoria y de otros valores que expresa” el sitio reconocido por como patrimonio mundial, postuló el presidente de la biblioteca Cornelio Saavedra.

En diálogo con la prensa local, el flamante secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, echó por tierra los deseos de Villarruel al reconocer que tanto el reconocimiento de la UNESCO como la medida judicial de no innovar que rige sobre el predio y lo que fue el Casino de Oficiales –el centro clandestino propiamente dicho que desde 2015 es Museo Sitio de Memoria– los protegen. “No se pueden tocar”, declaró en una entrevista con Radio Mitre.