Julian Gontad es un quilmeño de 25 años que reside en Barcelona. Desde que comenzó su estadía en Europa ,en 2016, recorre el globo con la particularidad de prestar una especial atención a los países en conflicto. Según cuenta, ya visitó y va por más. “No soy reportero de guerra ni mucho menos, simplemente voy con la mirada de un pibe del conurbano a ver: ¿Qué onda? ¿Qué pasa acá?”, asegura.
“Si preguntás ocho de cada diez personas sueñan con viajar o conocer el mundo, la diferencia es que yo no me voy a Hawaii o al Caribe, me voy a Afganistán", señala Julián en diálogo con Buenos Aires/12. "Eso no significa que uno sea un paraíso y el otro un infierno, sólo s que entre los lugares que prefiero conocer, me quedo con esos que para algunos son riesgosos o infernales", detalla.
Mientras habla, Julián se prepara otro mate. “Yo no puedo imaginar un viaje sin él”, cuenta, tejiendo el primer puente. “Aunque te parezca mentira en Líbano y Siria se toma, recuerdo ir por una ruta de camino a Alepo, ciudad más poblada de Siria, y ver una publicidad de Taraguí”, revela sin nunca levantar la vista de ese ritual rioplatense que aniquila distancias.
Habla castellano, inglés, italiano; está aprendiendo alemán y árabe. Sin embargo, en su decir descubre al pibe del barrio El Dorado, en Quilmes Oeste, de donde se fue hace ya 8 años. No hay tonalidades, acentos, ni frases, españolas o siquiera neutras. A pesar de definirse como “ciudadano del mundo”, su punto de vista y narrativa se entrelazan de modo directo con la tierra en la que creció. "Tengo la mirada de un pibe del conurbano, y creo que eso es lo que interesa, que es la subjetividad de un chabón de barrio, de clase media, que trata de viajar lo más económico posible, y se encuentra en medio de un contexto histórico”, explica.
En ese aspecto profundiza: “En definitiva a Quilmes lo llevo a todos lados porque es donde me crié, donde me forjé. Y ahí es donde pasé los momentos más complicados de mi vida , entonces los aprendizajes también salen de ahí y eso es lo que en tu adultez te da las herramientas para poder ir a cualquier país y bancarsela de verdad”.
Todo empezó como un hobbie, como un turista más que registraba sus visitas para familiares y amigos. Pero la mirada propia y principalmente la particularidad de sus destinos empezaron a llamar la atención y los seguidores empezaron a aumentar por miles. Sólo en Tik Tok tiene actualmente 70 mil.
Hoy, Gontad conoce 4 continentes y una veintena países. Se enamoró de la música egipcia, de la gastronomía turca, la resiliencia siria, y la cultura argelina, solo para poner algunos ejemplos. Ya está proyectando sus próximos destinos, que podrían ser Irak y Senegal.
Desde muy chico tuvo las ansias de viajar, a los 15 años empezó a ahorrar para poder ir a España, y cuando cumplió 18 transformó su proyecto en acción. Tramitó el pasaporte y comenzó su aventura. Desde ese momento trabaja y estudia, obviamente, Relaciones Internacionales.
Radicado en Barcelona, formó una pareja y trabaja en el sector logístico de Amazon, con un contrato que le permite tiempos libres, los que necesita para viajar. “Hay una decisión de animarse y luego un trabajo de proyectar; y una vez que te das cuenta que los sueños se pueden cumplir ya no hay vuelta atrás. Estés en Quilmes, Barcelona o Pakistán”, señala.
“Nunca estás sólo”
Gontad viaja sólo o acompañado, aunque en sus videos suele recomendar hacerlo en solitario. "Nunca viajas solo porque siempre sos vos y él mundo”, dice mientras afirma que no es amigo de los viajes demasiado estipulados, ni mucho menos de los paquetes turísticos.
Si bien sus visitas no suelen tener “un itinerario seguro” trata de tener algunos puntos en claro, pero el principal es la seguridad. “Siempre, lo más importante es cuidarme, si me dicen que a tal lugar no puedo ir, no voy, si tal riesgo no lo puedo correr no lo corro”, dice. Y agrega: “Nunca hay un guía turístico que me vaya a buscar. Sino es plan, llegás al aeropuerto y preguntas como ir al centro y si es en transporte público mejor. Ahí comenzás a charlar con la gente, vas a tomar un café, te mueves libremente por la ciudad, te conectás con la realidad y creas tu propia impresión”
Para el bonaerense, de cualquier país se aprende más charlando con la gente que conociendo lugares. “Ellos te dicen lo que no sale en los libros o los que alguien se olvidó de escribir. Eso te enteras preguntando a los pibes, a los viejos, a los vecinos; ahí te enteras la verdad”. “A veces no te gusta la realidad de lo que te pueden contar, vos querés ir a un lugar del que leíste 100 mil páginas y ellos te dicen `guarda que tal cosa´. Entonces escuchalos porque seguro tienen razón. No hay mejor guía que la persona que viven ahí toda su vida”, añade.
El mundo en el bolsillo
“Hay lugares en los que te quedas enganchado. Siria o el Líbano son especiales, me parecieron mágicos, su música, su gastronomía, su historia, su resiliencia de estar constantemente sufriendo catástrofes y como constantemente salen adelante. Son destinos a los que uno siempre queda conectado”, rememora mientras se prepara otro mate.
Julian regala siempre descripciones muy gráficas cuando habla de personas, lugares y comidas. Hace sentir que uno estuvo ahí con él, pero se vuelve especialmente preciso cuando habla de determinados destinos que linkea con más facilidad a nuestro país y nuestra historia. Allí, quizá esté el secreto de su performance en las redes.
“Me pasó en el Líbano de ver a una mamá con sus hijos escapando de la guerra y nosotros, en Argentina, somos un país de inmigrantes, de gente que se escapó de hambrunas, de guerras; y entonces cuando te encontrás otras sociedades similares sentís algo especial. Ves esa mamá y decis, esa pudo ser mi abuela”, señala.
Como todo viajero, Gontad descubre lugares, sabores y sonidos, que se lentamente se suman a su día a día. "Me gusta la música árabe, Fairouz y Oum Kalthoum son las 2 artistas que más he sumado a mis escuchas, son dos íconos de ese país, dos mujeres de épocas distintas, pero que a día de hoy siguen estando muy presentes en países como Egipto, Líbano o Siria”, cuenta. “Y con respecto a la comida, el Knafeh, es una locura de postre árabe. Un invento de Palestina pero muy popular en otros países, incluso en Turquía se vende muchísimo. Está hecho a base de un queso, y una masa de fideos que no recuerdo como se llama, pero está en otro nivel definitivamente”, agrega.
--¿Hay algún lugar al que volvería?
--Si bien conocí lugares inolvidables, no me imagino volver a alguno para radicarme. Me cuesta pensar que en algún lugar me quedaría o plantaría bandera hasta morirme. Sobre todo cuando ya probaste que podés viajar y no es un problema. Creo que al final cuando uno vive un largo tiempo lejos de casa terminas siendo un poco de todos lados. Aprendes a construir un nosotros distinto. Porque sos nosotros en Argentina, pero después sos nosotros en España, porque construís amigos pareja, familia y también sos parte de eso.
--¿Hoy se siente parte de ese nosotros en España?
--Si, aunque también me pasa que hay una mirada eurocentrista de la que no me siento parte y no me representa. Lo que pasa con Marruecos es un ejemplo de eso. Marruecos no es un país en conflicto, sino más bien turístico. Y acá en España hay muchísimo estigma hacia los marroquíes, principalmente en cuanto a la migración que decide radicarse en España, y eso suele empujar a problemas políticos, porque todo se generaliza. La mirada generalizada y que parece ver al mundo solo desde Europa, siento que no me suma, y de eso trato de alejarme.