El kilo de carne, uno de los productos más consumidos en el país, podría llegar a valer alrededor de los $25.000 en 2024, a partir de la liberación de la exportación de los 7 cortes vacunos denominados "populares": el asado, el vacío, la falda, el matambre, la tapa de asado, la nalga y la paleta. Así lo analizó el empresario cárnico Alberto Samid, que aseguró que el gobierno de Javier Milei quiere "igualar los precios internacionales" de estos productos con salarios que "lejos están de equiparar esos valores internacionales", lo que podría traducirse en que el precio del kilo de asado que hoy se consigue a partir de $4.000 se multiplique por cinco.
En diciembre, el precio de la carne subió más del 30 por ciento en las carnicerías y en las cadenas de supermercados del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), a partir de del aumento del valor del ganado en el Mercado de Cañuelas, la devaluación, la aceleración de la inflación, y las medidas económicas anunciadas por del ministro de Hacienda, Luis Caputo. En este marco, los valores de venta al público de los cortes de carne oscilan actualmente entre $4.000 y $7.000. El último fin de semana, por caso, en algunos hipermercados del AMBA el asado se promocioba en "oferta" a $3.999 el kilo.
Desde enero, con la finalización del decreto 911/21 que firmó el gobierno de Alberto Fernández un año atrás, la industria frigorífica tiene vía libre para exportar todo tipo de carne vacuno, ya sean frescos, enfriados o congelados.
A raíz de esta desregulación, resulta inminente que los mercados extranjeros empiecen a competir libremente con la demanda local, por lo que se espera mayor presión sobre los precios en la venta minorista.
"La carne, históricamente, siempre tuvo un cupo de exportación: se podía exportar un 20, 25 o inclusive hasta un 30%, dependiendo el Gobierno", señaló Samid a Página|12. Según explicó, esto sucede "porque la carne es el único producto de nosotros que afuera vale cuatro o cinco veces más".
En este sentido, advirtió que si el kilo de carne internacionalmente "se paga hasta $25.000 (según el tipo de cambio oficial local)", mientras que "en la Argentina se paga sólo $7.000, los exportadores se lo van a vender al de afuera".
Por esto, Samid remarcó que con estas medidas, "el que quiera comprar la carne acá, la va a tener que pagar cerca de 25.000". Y reparó en que "los cortes populares no se van a vender más".
Al respecto de esta predicción, el empresario cuestionó: "¿Quién va a poder pagar 25 mil pesos el kilo de carne? Un pequeño sector, que representará un 10 por ciento".
"Es mentira que venían a atacar a la casta, van a atacar a los de abajo. Este es un gobierno que es guapo con los de arriba y cobarde con los de abajo", concluyó.
Esta mirada fue compartida por Juan Carlos Maceira, director de la licenciatura en tecnología de los alimentos en la Universidad Nacional de Hurlingham, que en conversación con este medio indicó que la desregulación para exportar libremente "va a impactar en los precios" por que habrá menor oferta al público local de los 7 cortes de carne que los frigoríficos antes tenían "prohibido" vender al exterior.
Esto supone trasladar directamente el valor de los cortes más caros al mercado doméstico: “en cualquier carnicería europea, el kilo vale (un equivalente a los) $20.000 o $25.000, y el costo de exportación a China es de 15 a 18 dólares por tonelada, o sea $15.000 o $18.000 por kilo”, explicó por su parte el dirigente Agropecuario, Eduardo Buzzi a este diario. Es decir que el valor de la carne podría más que duplicarse.
Quien tuvo una postura diferente fue el presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra), Miguel Schiariti. En diálogo con Página|12 consideró que la liberación de la exportación de todo tipo de carnes "no va a tener un impacto fuerte" en el corto y mediano plazo.
Para el empresario, no ocurrirá lo que denominó como "una aspiradora de carne" que lleva todo hacia el exterior, porque "hay competidores muy fuertes en el mercado internacional, como Brasil o Paraguay, que tienen mejores precios que nosotros".
"No hay un mercado (externo) que demande tanto como se teme", enfatizó, tras detallar que la Argentina exporta un 20 por ciento de lo que se produce localmente. El otro 80 por ciento se consume en el país, remarcó.
Y precisó que "la demanda local" ya es baja por una producción reducida "en consecuencia de la última gran sequía", y "porque el nivel de ingresos es muy bajo", y desestimó que la tendencia se modifique en los próximos meses.