El comienzo del Plan Bandera, que bajó el Ministerio de Seguridad de la Nación a Rosario con el propósito de mitigar la violencia callejera derivada de economías delictivas, no alcanza para eclipsar preocupaciones de fondo en las autoridades locales.
El secretario de Seguridad Pública provincial, Omar Pereira, asumió que el nuevo dispositivo de patrullaje y análisis criminal con fuerzas federales no bastará para prevenir una balacera con mensaje mafioso, como las que jalonan la crónica policial rosarina en los últimos años. Asimismo, reveló que el sistema de inhibidores de señal para teléfonos en las cárceles santafesinas no es infalible y presenta fallas de cobertura. Y de fondo, aceptó que llevará tiempo lograr recuperar el parque automotor de las patrullas policiales de la Unidad Regional II, donde al término de la gestión Perotti se contaron alrededor de 300 móviles en desuso por averías de toda índole. Así puso de ejemplo que para las noches de Navidad y Año Nuevo quitaron custodias fijas y las pusieron a patrullar la ciudad. Solo así llegaron a sumar alrededor de 100 patrulleros en simultáneo.
Pereira habló con Rosario/12 en el marco del comienzo del operativo que el martes presentó junto al intendente Pablo Javkin y al subsecretario del Ministerio de Seguridad nacional, Federico Angelini. Dicha planificación ya asignó patrullajes de agentes federales en los barrios Ludueña y Empalme Graneros, en el noroeste, y en Tablada y Las Heras, en el sur.
Pero en la mesa operativa donde se monitoreará el desarrollo del plan semana a semana asumen que no será fácil. Este diario confrontó el despliegue de tropas ante la probabilidad de, por ejemplo, un delito de alta imprevisibilidad como lo es una de las tantas balaceras contra edificios públicos que ocurrieron en el último tiempo.
"Prevenir eso es muy difícil, desde luego que sí. Pero se trata de seguir el cauce de las investigaciones de la Justicia a través de allanamientos, detenciones, identificación de personas, y el análisis de información que iremos intercambiando cada semana", dijo el secretario de la cartera que dirige Pablo Cococcioni.
La cuestión es central hasta en el discurso del intendente. "El delito se organiza desde la cárcel, y se ejecuta por personas que normalmente se desplazan en moto. Entonces el foco es poner a las fuerzas federales donde el delito se está generando", reclamó el martes.
"Pero el factor sorpresa está del lado de esa gente, y además pesa su inobservancia típica de las normas, variables que tornan este delito como desconcertante: nos lleva a no saber dónde van a atacar. Porque ellos lo resuelven en minutos, como ya lo hemos visto en muchos casos. Le dicen a uno 'andá y tirá contra una escuela, contra una comisaría' y ahí salen los encargados de hacerlo, van y tiran. Es difícil determinar en qué momento lo harán, y dónde", reconoció.
El plan que anteayer pusieron en funcionamiento también contempla el desarrollo de inteligencia y análisis criminal. Sobre todo, porque se tiene que la mayoría de los delitos violentos en Rosario parten desde una orden emanada desde alguna prisión, local o federal.
En julio del año pasado, el ministro anterior de Seguridad, Claudio Brilloni, activó en la Unidad Penitenciaria Nº 11, en la localidad de Piñero, un flamante sistema de inhibidores de señal tendiente a impedir que los reclusos logren comunicarse por teléfono celular con el exterior. Detalle al margen: el acceso de los presidiarios a teléfonos móviles está prohibido, pero en la práctica es como si estuviera permitido.
Al parecer, el dispositivo de inhibición de señal no tiene la eficacia esperada. Pereira le dijo a este diario que "los inhibidores están funcionando, pero con algunas fallas". "Son fallas propias de esa tecnología, porque no termina de ser absolutamente perfecta, pero además se podría haber comprado un sistema mejor, que pudiera haber ofrecido una mayor cobertura", opinó acerca de la compra realizada por la gestión provincial anterior.
El número 2 del Ministerio de Seguridad consideró que "es una herramienta útil, pero no alcanza a solucionar el problema de inhibir todo un pabellón, o toda la cárcel. Está claro que lo ideal es que ningún teléfono llegue a manos de una persona detenida en un penal".
Por otra parte, lamentó el estado de deterioro del parque automotor policial. "Recién estamos repuntando en cuanto a presencia en la calle. Hoy estamos lejos de los 200 patrulleros (que consideró el gobernador Maximiliano Pullaro como objetivo para Rosario). Es difícil responder a la demanda que entra por la línea 911, y da vergüenza no tener los recursos suficientes ante esa demanda. Sería ideal contar con 200 vehículos. Hoy alcanzamos en las dos noches de fiesta: Navidad y Año Nuevo, entre 90 y 100 patrulleros operativos en simultáneo, y fue gracias a que sacamos las custodias fijas que había en casi 30 puntos de la ciudad", reveló.