Con su habitual cuota de show, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aseguró que fueron detenidos tres extranjeros sospechosos de tramar un atentado en la Argentina. En fuentes judiciales se dice que los individuos pretendían armar una célula y reclutar nuevos integrantes, pero, en principio, es una presunción: aún no hay elementos sólidos. Y está claro que no se trataba de un atentado inminente.
La tradicional metodología de una investigación como ésta suele partir de listados de personas sospechosas que envían principalmente el FBI y la CIA. Todo indica que hubo un ciudadano de origen sirio-libanés que llegó a Ezeiza y estaba en una de esas nóminas. A partir de ver sus vínculos, fueron detenidos otros dos individuos. Hay versiones que indican que se busca a una cuarta persona. Según consigna la información oficial, uno de los apresados estaba por recibir una encomienda desde Yemen, país en el que se radican los Hutíes, supuestamente aliados de Hezbollah, Hamas e Irán. No parece haber indicios de que en la encomienda —que no llegó al país— vinieran armas o explosivos. Un dato de importancia es que ninguno de los detenidos aceptaron declarar ante la jueza federal María Servini.
Un momento caliente
En cualquier caso, es razonable que se ponga en marcha una investigación. La comunidad judía argentina es hoy un blanco por distintos factores.
- El alineamiento del presidente Javier Milei con Israel y el judaísmo. Esa postura introduce a la Argentina, de hecho, en el conflicto de Medio Oriente.
- Israel acaba de matar al número 2 de Hamas, Saleh al Arouri. Fue un ataque con un dron en Beirut, El Líbano. Operaciones como esas ponen en marcha respuestas.
- Existen alertas en casi todos los países después de la masacre desatada por Hamas en el sur de Israel, el 7 de octubre, y los feroces bombardeos israelíes de represalia en Gaza. En el mundo entero crecieron el antisemitismo y la islamofobia, producto de la confrontación que trepó a niveles no vistos en décadas.
- En Buenos Aires se llevan a cabo las Macabeadas Panamericanas, con la presencia de deportistas israelíes, norteamericanos y de los demás países del continente. Terminan este jueves. Un impacto en una competencia de esa naturaleza hubiera tenido repercusión mundial. El gobierno dispuso, desde el 23 de diciembre, un extendido y minucioso plan de seguridad.
La investigación
Según Bullrich, la investigación fue realizada por la Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria y, aunque no lo dijo, surge de sus declaraciones que la base fueron los listados que proveen el FBI y la CIA. “No, no tenían pedido de captura internacional formal. Había información de inteligencia brindada por una conjunción de elementos aportados tanto por Estados Unidos como por Israel”, aseguró la ministra.
A los tres individuos —Bullrich dijo que no se van a revelar los nombres— se les tomó declaración indagatoria, pero ninguno aceptó hablar ante Servini. Bullrich afirmó que uno de los tres detenidos ya había entrado a la Argentina pero con otro pasaporte y reveló que tendría dos documentos distintos, uno sirio y otro colombiano. “Uno de los temas que hay que verificar es cuál es la identidad real de los detenidos. Estamos intercambiando información”, redondeó Bullrich.
Como es obvio, una de las claves son los celulares. Se secuestraron los aparatos de los detenidos y se están verificando los cruces y los contenidos. Por ahora, no hay nada del todo confirmado. Se necesitarán traductores seguramente.
Las dudas y elementos extraños
Hay algunos detalles enunciados por la ministra que llaman la atención:
- Es poco usual que quien pretende concretar una operación terrorista ingrese a un país por el principal aeropuerto. Casi todos saben que las medidas de seguridad son más sofisticadas y más actualizadas en una terminal como Ezeiza.
- Lo habitual es que se ingrese por pasos fronterizos terrestres, muy concurridos, y con menores niveles de seguridad.
- El dato de la encomienda es sorprendente. En primer lugar, porque cualquier cosa que venga de Yemen levanta sospechas. Segundo, porque no es habitual el envío de elementos explosivos o de armas con esa metodología, teniendo en cuenta que todo se escanea hoy en día. Parece demasiado burdo. Por ahora, no hay información precisa.
- Un ingrediente, ya más político, es que no hay mención alguna a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) cuyo objetivo central es, justamente, la prevención de ataques terroristas. Tal vez haya intervenido, pero la ministra no lo dijo. El rumor, de todas maneras, es que la AFI está desmantelada en esta materia.
Será de máxima importancia seguir el curso de la investigación y la causa judicial. No es la primera vez que Bullrich protagoniza una sobreactuación. Se recuerdan los shows, por ejemplo, con la extradición del supuesto narco Ibar Pérez Corradi desde Paraguay, con chaleco antibalas, casco, francotiradores y centenares de efectivos. O las parodias de grandes operaciones anti-drogas con el falso abogado Marcelo D’Alessio. Igualmente, tras la irrupción de Hamas el 7 de octubre y las apariciones de Milei, rodeado de rabinos y con kipá, ningún dato debe ser subvaluado y todo peligro debe ser tomado muy en serio.