En el primer mes de gobierno de Javier Milei, en los barrios populares los alimentos aumentaron un 48 por ciento. Así lo registró el Isepci, la consultora que mide los precios en los consumos de las familias de menores ingresos. "Una vez más, se constata que en los barrios populares es donde primero y más fuertemente impacta la inflación", sostiene el titular del Isepci, Isaac Rudnik, sobre estos números.
Un dato sensible de los aumentos es que afectaron más a los alimentos que tradicionalmente son más baratos y sirven de sostén en épocas difíciles. Este fue el caso del arroz, que pasó de costar $920 en noviembre a $1500 en menos de 30 días, con una suba del 63 por ciento. Otro es el kilo de harina, que saltó de $450 a $700, y con ella el pan, que en noviembre estaba a $1000 el kilo, el 31 de diciembre ya costaba $1480. Los productos de almacén fueron los que en el último mes tuvieron una variación más pronunciada.
Las carnes, a su vez, aumentaron un 46 por ciento. Los cortes con más subas fueron los más buscados para las cenas de fin de año y Navidad, como el asado, cuyo precio trepó en el mes un 62 por ciento. El kilo de pollo fue de $1400 en noviembre a $2000 en diciembre, un 42 por ciento. Son datos que corresponden a los comercios de cercanía de los barrios populares, donde el Isepci, centro de estudios ligado a Libres del Sur, realiza seguimientos mensuales.
Por efecto de la inflación, las únicas medidas tomadas por el gobierno nacional para proteger a los sectores más vulnerables de las consecuencias de la desregulación de los precios -la mejora en el monto de la AUH y la Tarjeta Alimentar- quedaron totalmente licuadas.
Ollas populares
Los comedores populares y merenderos de las organizaciones sociales, en este crítica situación, siguen sin tener una respuesta del ministerio de Capital Humano.
Los responsables de los comedores vienen planteando que están desbordados porque más personas se acercan a pedir viandas, pero carecen de los insumos necesarios. Ya venían desabastecidos desde el gobierno anterior y a partir de diciembre este panorama se agravó.
En las últimas dos semanas organizaciones como Barrios de Pie realizaron protestas frente al edificio de Desarrollo Social y le dejaron petitorios a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Sin embargo, hasta ahora no han tenido una solución.
Por esto se preparan a realizar una medida de mayor visibilidad: este viernes montarán una olla popular en la puerta del Hotel Libertador, donde se hospeda Milei.
"Hablan mucho de libertad, pero los pibes en los barrios populares cada vez comen menos", advirtió Norma Morales, dirigente de Somos Barrios de Pie, al inicio de este plan de lucha. "La devaluación y la desregulación los precios sólo trajeron más hambre a los barrios, tenemos las ollas vacías y cada vez más gente pidiendo un plato de comida.
El Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios (ReNaCoM) reconoce la existencia de 41 mil comedores y merenderos a lo largo del país.
Según la estimación del Observatorio Villero de la organización La Poderosa, los comedores comunitarios elaboran 10 millones de platos de comida por día. Forman una red tan sensible a las necesidades de los territorios como capilar, con capacidad para distribuir alimentos rápidamente.