Después de una temporada cargada por las lesiones, Federico Delbonis se encuentra relajado y afronta el regreso al circuito con cierta tranquilidad. En abril sufrió un desgarro en el isquiotibial izquierdo que lo alejó de las canchas durante 40 días antes de volver en Roland Garros; más tarde, un dolor en la cadera izquierda lo frenó por más de dos meses y lo privó de disputar el último Abierto de Estados Unidos y el repechaje de la Copa Davis ante Kazajistán. El azuleño, número 69 del ranking ATP, retornó en Campiñas antes de jugar el Challenger de Buenos Aires, certamen en el que perdió en cuartos de final a manos del portugués Gastao Elias; y ayer avanzó a los cuartos de final en el Challenger de Cali, venciendo al español Iñigo Cervantes (247) por 7-6 (4) y 6-3.

Con 27 años, en paz y con una mochila de varios años en el Tour, el zurdo atendió a PáginaI12 y profundizó sobre todos los temas relacionados con su carrera y el presente del tenis argentino, sin dejar de lado la consagración en la Copa Davis y el reciente descenso del equipo nacional luego de 15 años en lo más alto.

–¿Cómo calificás esta temporada después del desgaste físico y mental que supuso la final en Zagreb?

–Uno siempre trata de jugar el máximo tiempo posible y por desgracia no fue el caso. No pude cumplir con la planificación por las lesiones. 2016 terminó muy tarde y no tuvimos tiempo de darle bolilla al físico. Eso se paga. La prioridad el año pasado era la Copa Davis; hoy eso cambió totalmente. El físico hizo que tuviera que poner el foco en el aspecto personal. Ahora trato de poner parches donde aparecen los agujeros y mantenerme sano para poder realizar una buena pretemporada en noviembre y proyectar de cara a 2018.

–Después de la consagración en Croacia les costó varios meses volver a adaptarse al circuito. ¿Cuánto repercute semejante logro?

–La verdad, nadie estaba preparado para vivir el después de la Copa Davis. Todos estábamos preparados para ganarla pero ninguno estaba listo para pensar qué hacer si la ganábamos. Nos tomó por sorpresa a todos. Incluso a Juan Martín (Del Potro), que tuvo tiempo para descansar y hacer una buena pretemporada pero también le costó reinsertarse. Ganar la Davis fue único en el aspecto emocional. Tuvo una magnitud enorme y nadie estaba acostumbrado a ese nivel mediático. Antes pasábamos desapercibidos en ciudades grandes pero hoy nos cuesta más. No me quejo, claro. Hay que tomar ciertos recaudos para que todo siga con la mayor normalidad posible.

–¿Qué pensás sobre la decisión de Del Potro y Mayer de no jugar más por la ensaladera?

–Cada uno es libre de hacer lo que quiere. El tenis es un deporte individual y nunca me pondría en contra de una decisión así. Todos dimos lo mejor en la Copa Davis. Lo único que puedo decir es que fue un orgullo compartir el equipo con ellos. Sí me hubiera gustado otro tipo de cierre, una despedida diferente.

–Partidos a tres sets, dos días de competencia, cinco jugadores por equipo, ¿qué opinás sobre las modificaciones en el formato para la Zona Americana de Copa Davis?

–Me parece perfecto que se juegue al mejor de tres sets por el tema físico. Nosotros lo vivimos en carne propia con lo que le pasó a Leo contra Brasil. Después de ese partido maratónico contra Souza le costó muchísimo volver. Me habría gustado que se mantuvieran los tres días por una cuestión de tradición pero la idea de compactar todo es para preservar a los jugadores. Hay una realidad: muchos grandes jugadores desistieron de jugar la Copa Davis para cuidar el físico.

–¿La Laver Cup, con las figuras y el poder mediático, le envió un tiro por elevación a la ITF para que haya cambios en la Copa?

–Mirá, algo parecido pasó con el circuito de la China (International Premier Tennis League). Decían que quería reemplazar a la Copa Davis. Ahora apareció la Laver Cup. La verdad, no entiendo cuál es el fin. Creo que viene más por el lado de los negocios. Claro que llevar a semejantes monstruos como Federer y Nadal no es nada fácil. No sé si será tan sencillo destronar a la Davis por la tradición y la historia que tiene. Pero también es cierto que la Davis necesitaba cambios. Me gusta que se juegue al mejor de tres sets pero no estoy de acuerdo con la idea que tienen a futuro de poner sedes neutrales. La localía es parte de la mística de la Copa Davis; en caso contrario sería como jugar cualquier torneo. Aparte de jugar por tu país, la Davis te permite hacerlo en tu casa o sentir el apoyo de la gente que viaja cuando vas de visitante. Es atrapante.

–¿Qué recordás del partido con Karlovic?

–Yo pensé que no iba a jugar. Estaba muy complicado. Cilic venía muy sólido y a Juan Martín le había costado entrar en ritmo, cansado después de haber jugado viernes y sábado. En el cuarto set empecé a mentalizarme y el quinto no lo vi porque me aislaron en el vestuario para que no crecieran mis nervios. Pero era imposible; estaba pendiente de un resultado de vida o muerte. Me atacó la presión de golpe. Por suerte lo tomé como una gran oportunidad y puse la cabeza simplemente en jugar. Karlovic tuvo mucha presión porque ellos estuvieron a punto de ganar y tenían que empezar de cero en otro partido. Después del primer set Karlovic se vino abajo.

–¿En qué etapa de tu carrera estás ahora?

–Estoy en una etapa de replanteos. Pienso en el físico y además busco implementar nuevas herramientas en mi juego. Es un proceso de búsqueda. Ya no soy un chico, tengo 27 años y me siento más adulto. Tengo que aprender a sobrellevar mejor las derrotas. En el tenis no vivís sólo de las victorias. Durante el año perdés más de lo que ganás. Convivís con la derrota. Pasé mucho tiempo en mi casa los últimos meses. Volví después de la primera lesión, gané el Challenger de Todi y llegué a la final en Prostejov y Milán antes del gran torneo que hice en Hamburgo. Fue una lástima volver a lesionarme porque venía con un envión. El año que viene voy a tener tiempo para sacar puntos; mi ranking no es malo para empezar en 2018.

–¿Qué te falta vivir en el tenis?

–Si me hubieran dicho que íbamos a ganar la Copa Davis no lo habría creído. Para mí jugar la final ya era una noticia del cielo. Ganarla fue impresionante. Ahora apunto a jugar la mayor cantidad de tiempo posible. Necesito bajar mi ranking para acercarme al objetivo de meterme entre los 20 primeros. 

–¿Tenés algún espejo, en quién te sentís reflejado?

–El espejo siempre fue Guillermo (Vilas) por todo lo que le dio al tenis argentino. Fue muy importante para nuestra historia. Y cuando empecé a meterme me gustaba seguir a La Legión. No tuve ídolos en mi infancia pero mis espejos siempre fueron los tenistas argentinos.