El Primer Autoritario Electo, quizás infiltrado por el maléfico espíritu maurificial, ha hecho declaraciones públicas que podrían sorprender a quienes, quizás por el breve lapso (menos de un mes) de su consagración monárquica, no se hayan acostumbrado a la estupefacción que provoca cada vez que él, su bolacero, o alguno de sus funcionarios con o sin cargo que lo cohortan, abre la boca y no con fines manducatorios sino comunicacionales.
Quiero decir, nos ha explicado en “mensaje de fin de mundo” ( que alguien malinterpretó como de “fin de año”) catástrofes de proporciones bíblicas en caso de que no obedezcamos sus ( no olvidemos que se autopercibe Moisés) mandamientos de Necesidad y urgencia.
Lo de Moisés también es preocupante, ya que según nos considere egipcios o hebreos, nos depara 10 plagas o 40 años en el desierto. Y su Ministerror de Enocomía vendría a ser Salomón, ya que con su plan financiero “nos parte en dos”
Su “ley ómnibus” no deja colectivo sin atropellar, y su idea de que el Congreso le conceda facultades legislativas ilimitadas y prorrogables causaría la envidia de cualquier archivillano de historieta, que finalmente encuentra algún límite a su plan de dominio nacional, planetario o galáctico
También propuso una extraña metamorfosis nacional, más digna de Kafka que de nuestra vida cotidiana, que llevaría a la Argentina, en un lapso de cuarenta y cinco años a “ser Irlanda” Seguramente se refiere a estar peleando por separarnos de Gran Bretaña, a cuya ex líder tanto admira a pesar de que nos atacó tan cruelmente hace 4 décadas. Quizás lo que M.Tatcher quería era transformarnos en Irlanda y no nos enteramos. Vaya uno a saber
Finalmente, acaba de asegurarnos que dentro de quince años vamos a disfrutar de dos tercios de los beneficios de sus medidas. Empecemos por reconocer que la frase es algo… ambigua.
Por ejemplo, no dice quienes “vamos” a ser los beneficiarios
¿Seremos los argentinos ” de bien”, los irlandeses, los hebreos llegando a dos tercios de la tierra prometida antes de tiempo, los 4 perros clonados que lo asesoran, los orcos, las fuerzas celestiales y blancuzcas que nos iluminarán a una tarifa sin subsidio, aquellos que lo sigan porque no los va a defraudar, los jubilados sin movilidad ni medicación gratuita o al menos facilitada, los inquilinos disfrutando de “la libertad carajo” de poder pagar sus hábitat en dólares, yuanes, eritrocitos y kilos de dulce de leche, los niños educados con vouchers, o simplemente todos y todas aquelles a quienes la palabra “cambio” les eleva las feromonas?
Otra cosa… ¿Será que imagina esos quince años como cuatro gobernados por él y los otros once con el peronismo intentando fructuosamente resolver sus desaguisados?
Y ya que estamos interpelando… ¿Podrá con uno de esos DNU que tanto lo deleitan, frenar el calendario, cosa de que dentro de quince años todos tengamos la misma edad que tenemos ahora y así disfrutar de la fracción de felicidad prometida? (Si a alguien le parece fuera de lugar esta afirmación, es porque no leyó el DNU real)
¿Qué pasará con el tercio restante? ¿Será “un tercio de cada argentino” (¿se podrá elegir “de la cabeza a la cintura” o “ de los pies al tórax”, los dos tercios que sí la pasarán mejor?)? ¿Será en cambio “un tercio de la población” los que queden afuera, o mejor dicho, los que se sumen a los que ya hayan quedado afuera en los quince años previos?
¿Se lo bancarán así como así “las fuerzas celestiales” que lo secundan, o en algún momento dirán “Flaco, pasate al lado oscuro de la fuerza, que acá los Jedis no te soportan más”?
¿Cantarán los tangueros “quince años no es nada y es febril la mirada” y volverán a lo nacional y popular con la frente marchita (o “con el Frente y la marchita)
¡Cuantos interrogantes filo-socio-antropológicos para quince años!… y encima, todavía faltan más de quince días para llegar a fin de mes… y nadie sabe cómo lo lograremos!