Con la llegada del nuevo año, llega también la noticia de que la icónica Casa del Puente o Casa sobre el arroyo de Mar del Plata reabre sus puertas al público general. Restaurada en 2023, las inscripciones para sus visitas guiadas que comenzaron esta semana rápidamente reservaron casi todos los horarios disponibles, quedando como próxima fecha disponible para visitar los interiores de la casa el mes de abril. 

La buena noticia da impulso a quienes luchan hace años por la restauración del hermano olvidado de la Casa del Puente, el edificio Parador Ariston. Al contrario de su coterráneo, el edificio y su valor histórico permanecen relativamente desconocidos, aún para muchos parplatenses. Obra de los arquitectos Marcel Lajos Breuer en colaboración con los arquitectos Eduardo Catalano y Carlos Coire, el parador está ubicado en en el Barrio La Serena, sobre la ruta provincial 11, a 15 km de Mar del Plata. Arquitectónicamente, su valor es indiscutible: es la única obra de la escuela Bauhaus de Latinoamérica. Pero hoy es, además, una huella abandonada de lo que fue. 

El estado actual del parador.

El esplendor

En el año 1947, a través de la sanción de la Ley de propiedad horizontal, la geografía edilicia de Mar del Plata comienza a cambiar. Por esos años es que se pronuncia la frase "El mar y la montaña deben ser accesibles a todos los hombres, ricos o pobres", y los dichos acompañan los hechos: la repavimentación de la ruta 2 hace más sencillo el acceso desde la capital, se contruyen aeródromos, puertos y playas y se urbanizan las ramblas Bristol y Playa Grande. Con la incorporación de las vacaciones pagas, Mar del Plata se posiciona como una opción viable para descansar, pero también, para invertir. 

Los edificios modernos no dejan de llegar. Entre otros lotes que se otorgan para la construcción, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de Buenos Aires (FADU) lotea el terreno del Parador Aristón. El arquitecto argentino Carlos Coire le ofreció a Marcel Breuer hacer un edificio juntos cuando estaba de visita para "atraer gente a la zona". Las versiones afirman que Breuer dibujó el boceto del edificio inmediatamente, en la servilleta, mientras estaban almorzando. 

En sus años mozos.

Según un artículo de la revista Nuestra Arquitectura de abril de 1948, el Parador se construyó para ser "un íntimo lugar de reunión social, danza, té y cocktails, alejado del centro urbano de Mar del Plata". Inaugurado el 11 de febrero de 1948, cuenta con dos áreas bien diferenciadas. En la planta baja se ubica el hall de llegada, los guardarropas, baños y dependencias de servicio. El primer piso constituye aquella característica forma de cruceta o trébol de cuatro hojas, con "salón, bar-cocina fría, pista de baile revestida con chapas de metal inoxidable sobre entablonado de madera machihembrada". Además, tenía mesas pegadas a las ventanas que rodean la estructura, ideales para el café de la tarde mirando el mar o la cena a la luz de la Luna llena. Su esplendor fue durante los años 50. 

Los distintos comercios y espacios modificaron el edificio original a diestra y siniestra. Durante los ’70 funcionaron allí distintas confiterías y en los ’80 fue el turno del café-bar "Bruma y Arena". En los años 90, funcionó la discoteca “Maryana”, y cobijó en un anexo a la parrilla “Perico”, nombre que todavía puede apreciarse en un cartel oxidado que forma parte del espacio. A partir de 1993, el Parador Aristón quedó definitivamente abandonado, e inició su deterioro.

La lucha

"Un edificio cobija recuerdos. Es la memoria de una sociedad. No cuidarlo es parte de una forma limitada de gestionar", afirma Hugo A. Kliczkowski, arquitecto argentino radicado en España. Hugo forma parte del movimiento que bajo el lema de "Recuperemos el Aristón" está luchando hace más de diez años porque se ponga en marcha la puesta en valor del edificio.

Gracias a la lucha de marplatenses y arquitectos de todo el país, que entre otras medidas consiguieron juntar 35.000 firmas, en 2019 el parador fue declarado Monumento Histórico Nacional, y protegido, aunque solo en los papeles. Cualquiera puede acercarse hasta el Barrio La Serena y observar. 

"En el mundo, las obras de Breuer se valoran. El edificio que fue el Whitney Museum y al tener su nueva sede diseñado por el arq Renzo Pisno, se vendió al MET, que es el Metropolitan Museum de N York. Y el MET le pone de nombre MET Breuer. Es solo un ejemplo de como se valoran las obras de Breuer. Y en La Serena, al pie de Mar del Plata, ¿qué se hace? Nada", afirma Hugo. 

Con su lucha llegaron a todos los periódicos nacionales e internacionales. Hasta al New York Times. Pero ahora, el grupo de Facebook está algo abandonado y la fuerza para luchar se encuentra, lógicamente, algo diezmada. 

En junio del año pasado, la arquitecta María Julieta Marín compartió con el grupo de Facebook "Recuperemos el Aristón" algunas imágenes en 3D de su autoría que representan cómo podría verse el edificio hoy en día. "Siempre me frustró un poco el escaso material fotográfico que hay del edificio en su estado original y mucho menos a color. Es por esto que decidí crearlas yo misma. Considero que con imágenes realistas de como sería el edificio en la actualidad, hay más chances de que los marplatenses tomemos conciencia de lo que estamos a punto de perder si no se toman acciones pronto", afirmaba Julieta en su publicación. 

Los 3D de la arquitecta.

También en 2019, las investigadoras del CONICET María Beatriz Valcarce y Marcela Vázquez participaron de la evaluación sobre el estado del edificio a pedido de sus actuales propietarios, que confirmaron a varios medios locales su interés y compromiso por la restauración del inmueble. La evaluación de las especialistas mostraba que algunos sectores  requerían inmediata atención para frenar el deterioro del hormigón, y recomendaron al propietario medidas de prevención y reparación, pero no se observaron indicios de procesos de corrosión que parezcan poner en riesgo la integridad de la estructura.

“Los actuales propietarios del inmueble están interesados en poner la estructura en valor y su incorporación al patrimonio histórico local, y nosotras esperamos haber contribuido a que el patrimonio de la ciudad recupere pronto una obra emblemática, para que pueda ser visitada y disfrutada por marplatenses y turistas”, afirmaban las investigadoras en 2019. 

Casi cinco años han pasado de ese pedido de ayuda del parador. Por ahora, los marplatenses pueden solo pueden mirarlo de lejos, y recordar su historia a través de la imaginación. Quizás la recuperación de su hermana, la Casa sobre el Arroyo, entusiasme a aquellos que pueden hacer algo por él.