El 1 de noviembre de 2000, la mesa de entradas de la Dirección de Relaciones Institucionales de Presidencia sellaba una de las cartas más extrañas jamás recibidas por un primer mandatario argentino. “Excelentísimo Señor Presidente. Haciéndome eco de su pedido a la concordia en busca de soluciones que afligen a la República, me presento a Ud. para ofrecerle mi colaboración. Soy un ciudadano que ha cambiado la personalidad hace siete (7) años. El cambio se produjo en muerte por Disfunción Biológica del occiso, don Orlando A. Sebufi (nombre que asumimos para proteger a su familia).

Nunca sabremos si Fernando De la Rúa leyó la carta. Si lo hizo, el siguiente párrafo fue un directo a la mandíbula: “Por mi nombre, Jesús De Nazareth, y hoy con el apellido de Evolución: Sebufi. Celestialmente informé a Orlando A. Sebufi preparar una Obra que ayude a planificar y a mitigar dolores que beneficie a todos los argentinos y, por extensión, a toda la Humanidad. La Obra consistía en una Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo, una Fundación y una Escuela de Ciencia Espiritual Justicialista. Obra que por escritura pública dona todos mis beneficios a la Comunidad Argentina y Mundial. Sebufi fue combatido por gobiernos anteriores, idea benefactora que fue aprobada en Acuerdo por el Teniente General Don Juan Domingo Perón en 1970, cuando éste se hallaba exiliado en Madrid”.

El documento acompañaba una carta en la que Sebufi solicitaba al Senado el Salón Azul del Congreso para exponer las telas que representaban “la iconografía de la Familia Redentora” junto a “Espíritus Superiores que nunca encarnaron”.

En 2003 recibió la misma nota el Delegado de Llavallol, Marcelo Escobar, con la firma al pie de veinte vecinos, algunos reconocidos militantes del Partido Justicialista de Lomas de Zamora. Consultados por Gabriel Muscillo, entonces Subsecretario del Concejo Deliberante del distrito, negaron en bloque haber sido firmado el petitorio.

La agrupación liderada por Orlando Sebufi combinaba prácticas e ideas espiritistas, Nuevo Testamento y doctrina peronista. No ocultaba el lugar central de Sebufi en esa cosmogonía ni omitía rituales para salir del paso en momentos malos: “Friccionando las yemas de los dedos de ambas manos durante 15 minutos diarios, decir en voz baja o con el pensamiento: Patria Libre, Justa y Soberana, que salga todo el mal de mi cuerpo, de mi casa y de toda la Humanidad”.

Esta historia quizá no hubiese vuelto a la luz sin la epopeya del 25 de agosto de 1973, cuando una multitud invadió la laguna de Chascomús para esperar el descenso de la flotilla de platívolos convocada desde Teleshow por Francisco García, el “marciano por parte de madre”. Por aquellos días, la producción del programa urgía la presencia en el piso de algún alma caritativa que se pronunciara a favor del invitado estelar. Nadie parecía creer en  García. Hasta que apareció Sebufi. Su participación, a pocas horas del anunciado acuatizaje marciano, reforzó el testimonio de García.

La facilidad de palabra de Sebufi era torrencial. No sólo validó cada afirmación del contactado. Fue por más: pidió silencio, se comunicó con “los superiores” en vivo y destrozó los tempos de la tele para captar todo lo que los alienígenas le susurraban telepáticamente. Las predicciones del profeta, dijo, era redondamente ciertas. La invasión marciana de Chascomús había dejado de ser el desvarío de un chiflado.

Perón encarnó en Jesús

Veinte años después, Sebufi reapareció en la redacción de la revista cultural La Maga. “Nos dejó un boletín hecho con stencil donde anunciaba que era la reencarnación de Perón”, cuenta Daniel Riera, el periodista que lo recibió. “No recuerdo si su esposa era Evita, pero en todo caso, si no lo era, su misión en este mundo era similar. Sebufi no parecía muy cuerdo, pero vestía un traje y se peinaba a la gomina”. En 1996, Riera trabajaba en un proyecto televisivo sobre casos extraños y lo recordó. “Fuimos a verlo con la intención de entrevistar a Perón y, cuando llegamos, nos encontramos con Jesucristo”.

El estudio de Sebufi era una humilde casilla en Lavallol. Ya no tenía aspecto atildado sino cabellos y barba larga y descuidada, y camiseta musculosa blanca. En un rincón, una mujer –su esposa– trazaba círculos de colores con un compás. “Ella no pronunció palabra. Y dibujaba. Lo que para nosotros eran circunferencias, para Sebufi eran mensajes extraterrestres que su esposa decodificaba. La mujer emitía un sonido:

–Rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

Repetía la letra todo el tiempo, reconcentrada en sus dibujos.

–Cuando le hicimos a Sebufi una pregunta que tenía cierto sesgo irónico, la mujer emitió un rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr más largo e intenso, que casi nos asustó, como si hubiera pensado que estábamos gastando al esposo.

Por la temática del programa, no habían descartado entrevistar gente un poco enajenada. “Pero a Sebufi –recuerda Daniel– le faltaban los once jugadores”.

En mayo de 2008, tampoco estaba entre mis planes entrevistar al Hijo de Dios. Me conformaba con su testimonio para reconstruir la semana en que los marcianos estuvieron por invadir Chascomús. En ese archivo adorable-abominable que es Youtube encontré a Sebufi.

Había protagonizado un ciclo de videos caseros en dos etapas diferentes. En la primera, en mayo de 1993, aparece exultante. Presenta a su agrupación política, Movimiento Amor Justicialista, con sede en la Cooperativa Metalúrgica Belén, Parque Industrial de Burzaco. La cámara lo sigue a través de una fábrica orlada con retratos de Evita. Sebufi habla amable en una oficina llena de estampitas de santos desconocidos. Un dibujo representa al Brigadier General Juan Manuel de Rosas, “hoy coordinador interplanetario”. En 1973, asegura, le dijo al periodista Santo Biasatti que los extraterrestres aparecieron en la Argentina el 9 de julio de 1947, “cuando Perón firmó la independencia económica del país”.

–Es la hora Sol de la Humanidad, repite Sebufi, frotándose las manos.

Dice que le comunicó al gobernador Eduardo Duhalde que iba a resolver el problema del agua de la provincia cuando le enviase una carta a Dios. Pero no le llevaron el apunte. En otro tape el cambio es dramático: Sebufi reaparece sombrío, con una barba larga, blanca y tupida. Es mayo de 1997.

– Hoy, después de cuatro años, puedo ser filmado en mi despacho y sede del gobierno Dios Celestial, en mi condición de Director General del Universo y Comandante Supremo del Navío Universal y Teniente General de todos los Ejércitos Visibles e Invisibles… Porque yo soy El Maestro Dios. Soy el Dios del Ojo Volcánico y soy el Primer Ojo con Humanidad. Desde hace un billón de años difundo los conocimientos para dar evolución al sistema galáctico y extragaláctico…

Jesús de Nazareth Sebufi denuncia que pese a su fe patriótica, su exaltado fervor justicialista y su desprendimiento –Orlando, ahora Jesús, declara haberse despojado de toda posesión mundana– ha sido víctima de una feroz persecución. “El gobierno argentino impidió la difusión de mi personalidad, me cortó los caminos para no poder presentar el Movimiento Amor Justicialista”.

En 1995 se quiso postular para la Presidencia de la Nación. No lo consiguió: “El gobierno me envió al Hospital Melchor Romero (hoy Alejandro Korn) y destruyó mi vida. El gobierno de Menem me mandó a asesinar. No quiere que se difunda mi presencia en la Tierra”. El autor de los videos resultó ser un seguidor, Sergio Pazo. El nick de su mail era revelador: gobiernodioscelestial@...

Pazo ratificó la denuncia de Jesús. Y me advirtió que era común dudar de él cuando se lo conoce por primera vez. Pero me animó a entrevistarlo. Sus enfermeras en el Melchor Romero me sugirieron esperar hasta que se repusiera de una complicación estomacal. Me atendió el 15 de mayo. Para conversar con él me tenía que olvidar de llamarlo Orlando. El currículum que me envió Pazo era lapidario: “Orlando Sebufi falleció en mente biológica el 1º de enero de 1993”. Q.E.P.D.

Sebufi nació en Pehuajó, provincia de Buenos Aires, el 3 de mayo de 1932. Durante su infancia trabajó en huertas, ordeñó vacas y cuidó ganado. Cuando se emancipó fue pintor de obra. Pero él se consideraba un muerto en vida. En 1951 egresó como Técnico en Construcciones, fue director de una filial de la Escuela Científica Basilio hasta 1961 y el 17 de agosto de 1970 fundó la Cooperativa Argentina de Consumo y Vivienda, “por acuerdo del Teniente General Juan Domingo Perón”. En 1971, fundó la Escuela Científica Belén, Registro de Culto No. 742.

Más interesado en la historia de Orlando que en la de su reencarnación, me pregunté si Jesús querría hablar de la biografía del cuerpo que había poseído. ¿Qué se habría hecho de la memoria del finado Sebufi? Pues estaba en perfectas condiciones.

– ¿Cómo apareció Orlando en Teleshow?

– Fue a materializar distintos personajes extragalácticos –me explicó Jesús–. En un programa de tres horas que hizo Víctor Sueiro, él hizo toda clase de demostraciones. En 1975, el mentalista Tu-Sam lo invitó al Canal 4 de Montevideo para que lo interrogaran doce panelistas. Querían que fuera con un grupo de médiums, pero Orlando quiso ir solo. De los extragalácticos no hablaba más. Pero ese 21 de junio aparecieron ovnis en Montevideo. Donde iba Orlando, aparecían los navíos.

Para hablar con los extraterrestres, Orlando no incorporaba espíritus: “Eran comunicaciones telepáticas”. El 20 de agosto de 1985, en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, Sebufi organizó un Homenaje al Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas donde hablaron los diputados Lorenzo Pepe y Miguel Unamuno y el historiador Fermín Chávez. El evento se concretó por gestión del diputado radical y presidente de la Cámara, Juan Carlos Pugliese, quien debió poner su cargo a disposición ante la peluda reacción de algunos legisladores de su bloque.

–Raúl Alfonsín quiso realizar el homenaje ese día. Para Orlando, se debía hacer el 23 de julio, a lo sumo el 30 de julio. Cuando ceremonial le preguntó el motivo, él dijo: “Al acto vendrán del Universo navíos para que haya paz en la Argentina”. Se perdió la oportunidad de hacer un acto histórico: ‘Va a caer Alfonsín’, dijo. Y así fue, Alfonsín cayó sin pena ni gloria y los navíos sobrevolaron Entre Ríos.

–En agosto de 1973, Francisco García anunció que iban a llegar cincuenta naves a Chascomús. ¿Usted fue invitado? (se me escapa el “Usted”).

– No, no. Yo no participé para nada. (Orlando, rectifica) no participó porque no tenía orden de ir. Aparte, no iban a aparecer.

Jesús siguió hablando de Orlando. De sus proezas celestes y terrenales. De la entrevista que le hizo Víctor Sueiro en Teleshow. De cuando Andrés Percivale lo invitó a su programa Matinée. De cuando Santo Biasatti le preguntó por sus veinticinco años de experiencias extraterrestres. Me pregunté cuántos médicos creerían que su paciente había sido estrella de la televisión en los años setenta.

Jesús recordaba bien a García.

–Visitó a Orlando un año después. Fue a agradecerle y a decirle que ese sábado famoso, por la noche, se habían visto algunas luces. Después no lo volví a ver nunca más.

Antes de cortar le pregunté si Orlando había sido feliz. Me dijo que sí, que había sido muy feliz. Le creí.

Jesús de Nazareth Sebufi falleció por segunda y última vez el 31 de agosto de 2011.

El autor publicó en 2009 “Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina”  y es editor de Factorelblog.com