La amenaza de los ministros extremistas del Gobierno de Benjamín Netanyahu de anexionar Gaza a Israel al terminar la guerra y hacer una previa limpieza étnica de palestinos dispara la tensión en Oriente Medio, abre grietas entre la cúpula de poder israelí y el Ejército, y enturbia la reputación de un país que ha hecho de la matanza de civiles su principal estrategia para acabar con sus enemigos.
La masacre de casi 23.000 civiles, con cerca de 59.000 heridos y otros 7.000 desaparecidos por la ofensiva de Israel en los tres meses de contienda en Gaza, así como el desplazamiento forzado de casi dos millones de personas, está enfangando la imagen exterior israelí y poniendo al primer ministro Netanyahu en la picota internacional, con crecientes demandas para que sea enjuiciado por crímenes de guerra.
Gaza, un lugar "inhabitable"
Según el responsable de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Martin Griffiths, Gaza se ha convertido en un lugar "inhabitable", donde "no hay comida, agua ni escuelas, nada más que los aterradores sonidos de la guerra, y así día tras día". Cerca de 2,3 millones de personas "ven cada día amenazada la propia existencia", agregó.
Ante esta situación son cada vez más los países que reclaman un alto el fuego, aunque la opinión internacional permanece dividida sobre el apoyo que se debe dar a un Gobierno, el israelí, conformado por ultranacionalistas y extremistas religiosos favorables de llevar la guerra hasta las últimas consecuencias, sea cual sea el precio a pagar, como el propio Netanyahu.
Dentro de Israel las divisiones crecen también, no tanto por la matanza de palestinos, pues en el país sigue vendiendo el mensaje de la necesaria venganza por el asesinato el 7 de octubre de 1.200 personas en la masiva incursión terrorista de Hamás, sino por los errores cometidos por el Gabinete ultranacionalista de Netanyahu en esta crisis.
Autoritarismo e ineptitud
Este sábado, miles de personas se manifestaron en Tel Aviv y reclamaron elecciones anticipadas e inmediatas. La cólera popular crece contra Netanyahu y eso podría empujarle a una huida hacia delante de consecuencias imprevisibles, especialmente si implica la extensión regional de la guerra.
Miles de personas se manifestaron en Tel Aviv y reclamaron elecciones anticipadas e inmediatas
Ya se está investigando el error colosal de la seguridad israelí que permitió la entrada de esos miles de milicianos de Hamás en la infausta jornada de hace tres meses. Pero no es el único motivo de descontento. Los tribunales le acaban de quitar la razón a Netanyahu en su autoritaria reforma judicial que ha dividido al país y los familiares de los más de 130 rehenes aún en manos de Hamás reclaman la recuperación de sus allegados con vida.
Además, hay una profunda brecha entre quienes abogan solo por la derrota de la guerrilla palestina en Gaza y quienes reclaman además la expulsión de los palestinos de la Franja y su reocupación por colonos judíos.
Sobre los errores de seguridad cometidos por el Ejército y los servicios de inteligencia israelíes el 7 de octubre, el portavoz de esa institución militar, Daniel Hagari, indicó que la investigación se hará "dentro de la cadena de mando" y estará a cargo de "ex altos funcionarios" con el objetivo de analizar la cadena de decisiones que llevó al desastre.
El plan Gallant para Gaza
En cuanto a las discrepancias surgidas sobre el día después a la conclusión de la guerra, el Ministerio de Defensa israelí ha indicado que, aunque habrá ocupación militar de Gaza por cuestiones de seguridad, sin embargo, será una autoridad palestina la que se encargue de administrar la Franja.
El titular de esa cartera, Yoav Gallant, expuso este plan que contradice abiertamente las posiciones más extremas del Gabinete de Netanyahu. Esta semana, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, llamaron a la erradicación de los palestinos de Gaza, enviándolos a otros países con los que ya estaría negociando Tel Aviv.
Estos ministros, que representan al ala más radical del Gobierno, instan al reasentamiento en Gaza de los colones israelíes que tuvieron que dejar la Franja en 2005, evacuados de los emplazamientos ilegales que habían ocupado. Según Smotrich, el 70 por ciento de los israelíes apoya esta reocupación judía de Gaza.
El plan de Gallant no tiene el apoyo en pleno del Gobierno de Netanyahu
Aunque el plan de Gallant no tiene, pues, el apoyo en pleno del Gobierno de Netanyahu, sí ofrece una salida que evitaría el éxodo palestino y el enquistamiento definitivo del conflicto. Bajo esas premisas, Hamás perdería su actual control de Gaza y el Ejército israelí mantendría su monitoreo militar del territorio, aunque no habría presencia civil judía en la Franja.
La hoja de ruta del ministro de Defensa implicaría a Estados Unidos al frente de una fuerza internacional destinada a reconstruir Gaza, con la participación de Egipto y otros países árabes. El Gobierno civil correría a cargo de los propios palestinos, aunque la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna en Cisjordania, podría quedar relegada de esa administración.
Como una muestra de la división que hay en el Gobierno de Netanyahu, que está resquebrajando su posición dentro del país y en el exterior, el ministro de Cultura y Deportes, Miki Zohar, y el ministro sin cartera Yifat Shasha Biton rechazaron el plan de Smotrich y Ben Gvir.
EEUU rechaza la reubicación forzosa palestina
"Está claro que nadie en Israel se opondría a una emigración voluntaria de los gazatíes, si lo hicieran, claro, motu propio y alegremente", pero eso "no es realista", explicó el ministro Zohar, quien recordó el rechazo de Estados Unidos a una reubicación forzada de los palestinos.
Estados Unidos, Alemania y Francia han calificado la eventual expulsión de los palestinos de Gaza como una violación de la ley internacional.
"La retórica de esas dos personas ha sido incendiaria e irresponsable", afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller. El responsable estadounidense insistió en que "Gaza es territorio palestino y debe seguir siéndolo", sin el reasentamiento forzoso de sus habitantes en otros países.
Israel, sin carta blanca para aplastar a los palestinos
Una de las bazas que pueden utilizar los ultranacionalistas para avanzar hacia la ocupación no solo militar sino también política de Gaza está en la posibilidad de una extensión del conflicto para renovar ese sentimiento de víctima atacada que utilizó hace tres meses.
Pero si entonces existió cierta justificación a la hora de enarbolar el derecho a la autodefensa y así obtuvo un amplio respaldo internacional, sin embargo, los crímenes de guerra cometidos en Gaza hace tiempo que le retiraron al Estado israelí esa "carta blanca".
Más aún cuando está llevando el conflicto al otro territorio palestino, Cisjordania. Allí la miríada de asentamientos ilegales israelíes impide los bombardeos que han arrasado Gaza y el Ejército de Netanyahu ha de recurrir a redadas masivas contra hogares y negocios, represión violenta de las protestas y asesinatos a manos de los soldados y de los propios colonos judíos.
Cisjordania, ocupada a contrarreloj
Son ya más de 300 los palestinos asesinados en Cisjordania por los colonos o los soldados israelíes desde que comenzó la guerra en Gaza.
Más de 300 palestinos han sido asesinados en Cisjordania
Además, los asentamientos se han multiplicado en este territorio palestino desde el 7 de octubre. "Al cabo de tres meses de guerra en Gaza, somos testigos de un aumento sin precedentes de las actividades de asentamiento, incluida la instalación de nuevos campamentos colonos, carreteras, vallas y barricadas", indicó esta semana la ONG Peace Now citada por la agencia Efe.
Según esa organización no gubernamental, los colonos ilegales se están aprovechando de la guerra en Gaza para hacerse con el control de la llamada área C de Cisjordania, sobre la que Israel tiene el control administrativo y de seguridad, y que supone más de la mitad de ese territorio palestino.
El Líbano, próximo frente
Pero las miradas de la diplomacia internacional están ahora puestas en la frontera entre Israel y el Líbano, y en este contexto EEUU ha reducido sus críticas al Gobierno de Netanyahu e incluso le ha animado a defenderse contra la amenaza de las milicias proiraníes de Hizbulá y otros grupos del llamado Eje de Resistencia sufragado por el régimen de Teherán.
En la frontera sur del Líbano las escaramuzas y los combates localizados se suceden con una creciente intensidad desde que Israel asesinara esta semana al número dos de Hamás, Saleh al Arouri, en Beirut. Al lanzamiento de cohetes contra territorio israelí realizado por Hizbulá, el Ejército de Israel está respondiendo con breves pero mortíferas ofensivas aéreas y terrestres, y ha disparado el riesgo de una escalada que pueda llevar a una nueva invasión del Líbano, como las ocurridas en 1982 y 2006.
En la gira por Oriente Medio, incluido Israel, que ha realizado esta semana el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el diplomático indicó que los esfuerzos de su país se centran "principalmente en evitar la propagación del conflicto en Gaza". No obstante, Blinken cerró filas con Netanyahu: "Está claro que Israel no quiere una escalada, pero debe defenderse", en referencia a la situación en la frontera con el Líbano.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en cambio insistió en que la prioridad debe ser evitar que el Líbano se vea llevado a una guerra regional de la que "nadie saldrá ganando".
Borrell se reunió este sábado en Beirut con representantes de Hizbulá. En declaraciones a Efe, el jefe de la diplomacia de la UE indicó que su papel era convencer y no amenazar a los eventuales contendientes en una guerra.
"Si uno viene al Líbano para tratar de influir en que no se desencadene una guerra, parece normal que hables con aquellos que la pueden hacer", explicó Borrell.