El gobierno asumió hace menos de un mes pero ya enfrentó una primera muestra de corrida cambiaria por la falta de confianza que generan las propuesta económicas. El dólar blue registró este martes un incremento de 70 pesos y terminó en el record de 1120. Los dólares financieros también sumaron volatilidad y en lo que va del mes ya acumulan incrementos de casi 23 por ciento. El mercado prefiere buscar refugio en el dólar frente al salto de la inflación, las tasas de interés en pesos negativas en términos reales y la falta de perspectivas para que ordenar la economía los próximos meses.
Uno de los principales puntos de la desconfianza se concentra en la dificultad con la que se encontró el nuevo equipo económico para conseguir dólares frescos en los mercados internacionales. Se especulaba con que llegarían fondos de países árabes o de organismos internacionales. Sin embargo, sigue sin destrabarse hasta la negociación con el Fondo Monetario. A se vez, los recursos que podría haber aportado la ampliación de un nuevo tramo del swap con China se encuentran demorados y restan una de las alternativas de financiamiento para las importaciones.
En el gobierno aseguraron que las presiones cambiarias se debe a la falta de predisposición que muestra la política para aceptar las propuestas de desregulación económica. "Los rumores en virtud de algunos desacuerdos sobre la ley hicieron que los dólares financieros salten de los $900 a los $1200", aseguró el vocero de la presidencia, Manuel Adorni. Sin embargo, los problemas son estructurales y se vinculan a la dificultad para conseguir que entren divisas al mercado interno.
Sin la llegada de fondos frescos, las reservas internacionales que se acumularon en las últimas semanas por compra de divisas en el mercado de cambio terminaron evaporándose por el pago de deuda externa. Una situación que se suma a falta de precisiones sobre lo que ocurrirá con el mercado de deuda en pesos. Se trata de un punto que la administración Milei consideraba crítico pero hasta el momento no encontró la forma de ordenarlo.
Durante los últimos días comenzó a trascender una propuesta de megacanje de deuda en moneda local que sería de proporciones siderales (cerca de 60 billones de pesos). El objetivo sería pasar vencimientos en pesos que tiene que pagar el Tesoro en 2024 para el próximo año, lo cual permitiría frenar las necesidades de emisión para responder a los pagos de esta deuda.
El problema fue que los inversores leyeron esta señal como una muestra de debilidad de la política económica y comenzó el desarme de los títulos que ajustan por CER (inflación). Este martes algunos de estos bonos tuvieron un fuerte rebote de precios pero en un clima de fuerte incertidumbre para lo que viene. Nadie quiere ser el último en abandonar el barco si la inflación termina de ingresar en un proceso de espiralización.
El clima de volatilidad también empezó a golpear al resto de activos bursátiles, entre los que se destacaron acciones y bonos en moneda extranjera. La bolsa porteña terminó la jornada con una caída del 4 por ciento y en Wall Street hubo firmas argentinas que perdieron más del 7 por ciento. Entre los títulos públicos hubo pérdidas de más del 3 por ciento y el riesgo país ya se ubica por encima de 2100 unidades, un salto del 10 por ciento en lo que va del mes.
La suba del blue al inicio de esta semana acompañó la tendencia de los últimos días de los dólares financieros como el contado con liquidación. Este tipo de cambio operado a través de la compraventa de bonos se ubica cerca los 1200 pesos, cuando hasta hace pocas semanas operaba por debajo de los 900.
El desarme de las colocaciones en pesos parece haber ido directamente a la compra de dólares financieros. Incluso los importadores parecen estar prefiriendo refugiarse en divisas con sus pesos antes que entrar a los títulos Bopreal que ofrece el Banco Central como alternativa. En las colocaciones de la semana pasada la aceptación de ese título fue menos del 10 por ciento.
Con la suba del contado con liquidación, la brecha cambiaria empezó a aumentar a hasta niveles de casi 50 por ciento y genera complicaciones para la estrategia cambiaria del equipo económico. Esto se debe a que los exportadores empiezan a percibir que puede haber una segunda ronda de devaluación del dólar oficial y tienen incentivos a retacear la liquidación.
Un informe de una agencia de bolsa se lo presentó a sus clientes con datos duros. “La brecha cambiaria escaló a 45 por ciento desde un mínimo reciente de 15,2 por ciento alcanzado el 27 de diciembre. El problema es que cuanto más elevada es la brecha, más incentivos tienen los exportadores a postergar su liquidación ante la expectativa creciente de un nuevo salto discreto y pierde potencia el diferencial entre el crawling peg al 2 por ciento mensual y la tasa en pesos al 8/9 por ciento”. En otras palabras: comienza a alinearse la expectativa para que ocurra otro salto de devaluación del dólar mayorista.