Arrancó la primera y más importante batalla de Javier Milei en el Congreso. En un plenario de las comisiones de Legislación General, Presupuesto y Asuntos Constitucionales, La Libertad Avanza dio comienzo al debate de la Ley Ómnibus y empezó a mostrar las primeras hendijas por la que podrían ingresar varias modificaciones. Fue una primera reunión informativa con funcionarios nacionales, como Rodolfo Barra y Eduardo Rodríguez Chirillo, que pretendía dar cuenta del primer capítulo de reformas que propone el mega proyecto (las del Estado). Los diputados opositores, sin embargo, aprovecharon para exponer - a los gritos, por lo general- sus principales reclamos, llevándose, al menos en dos ocasiones, promesas de cambios: reducción a un año de las facultades extraordinarias y correcciones en la letra chica de Hidrocarburos.
El primer round del debate del Ley Ómnibus arrancó a las patadas, cargado de traspiés, denuncias de irregularidades y gritos que se iban acumulando, como el calor, en la abarrotada sala del Anexo de la Cámara de Diputados. Bajo la lógica de la premura que atiza Javier Milei desde el sillón de la Casa Rosada, LLA había convocado sólo a tres comisiones para tratar el mega proyecto de 664 artículos. Un aspecto que no tardarían en cuestionar, junto a la ausencia de algunos funcionarios clave, desde Unión por la Patria y la izquierda. Eran, en total, más de un centenar de diputados amontonados en una sala que, rápidamente, se fue quedando sin sillas.
Hubo tres grandes ausentes: el ministro de Economía, Luis Caputo, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el autor intelectual de todo el proyecto, el super ministro sin ministerio, Federico Sturzenegger. "¿Quién es Sturzenegger? ¿Otro fantasma como Conan?", ironizó Myriam Bregman, quien tomó primero la palabra para denunciar que José Luis Espert fuera presidente de la comisión de Presupuesto después de haberla amenazado con su frase "carcel o bala" en las redes sociales. La ausencia de Sturzenegger sería un fantasma que se repetiría a lo largo de todo el encuentro, cruzado con el reclamo por la presencia de los colectivos afectados -pesqueros, tabacaleros, biocombustibles- que, en LLA, no terminaron de confirmar si convocarían.
Pero el problema no eran sólo ausentes, sino los presentes: hubo funcionarios que no habían sido anunciados y que, al momento de tomar la palabra, nadie sabía quiénes eran. Ese fue el caso de, por ejemplo, el vicejefe de Gabinete "ad honorem", Jose Rolandi. El funcionario estaba relatando el cronograma -miércoles Guillermo Francos y Patricia Bullrich, jueves Guillermo Ferraro y funcionarios de Capital Humano-, pero nadie lo escuchaba. "¿Y este quién es? No estaba en la lista de expositores, ahora traen hasta a Piñón Fijo", gritaba, parado al fondo de la sala, Carlos Castagneto (UxP). El presidente de la comisión de Legislación General, Gabriel Bornoroni, intentaba ordenar el debate pero era difícil: "No estamos en la cancha, por favor".
Después del fracaso de la intervención de Rolandi, tomó la palabra otro de los "padres" de la Ley Ómnibus: el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo. El objetivo del primer encuentro era dar cuenta de las decenas de artículos -desde las privatizaciones hasta las facultades extraordinarias- que quedaban englobados bajo el abstracto capítulo de "reforma del Estado". "Esto no es un cheque en blanco por parte del Congreso al Ejecutivo. No se pretende cerrar el Congreso", atinó a justificar, al comienzo de su exposición, frente a la ola de reclamos por la delegación de facultades legislativas que el proyecto pretendía darle a Milei por dos años (con la posibilidad de renovarlo por otro dos más). En el mapa de modificaciones elaborado por la oposición ese punto no pasaba, por lo que, atento a los reclamos de los aliados, se apuró a aclarar que se modificaría: no serían dos años sino uno solo (con posibilidad de prorrogarla otro más).
Luego fue el turno del Procurador del Tesoro y exfuncionario menemista, Rodolfo Barra, quien optó por brindar una breve clase de Sociedad y Estado. "El Estado como polis engloba a la sociedad y al gobierno", comenzó a narrar, lentamente, mientras a su alrededor los diputados lo observaban, incrédulos. "Le estará hablando a las fuerzas del cielo", ironizaban, entre sí, los diputados de UxP que se encontraban al fondo de la mesa izquierda. Casi pasaría desapercibido, pero después agregó: "Las situaciones de crisis exigen actuaciones de crisis. Si hay crisis económica no va a haber Constitución vigente".
El mapa de reclamos opositores
"No estamos buscándole el pelo al huevo en ninguno de los temas, pero sí quiero expresarle un gran interrogante que es la actitud del gobierno. ¿Quieren efectivamente que se aprueban estas herramientas legislativas para la marcha del gobierno? Porque estamos desconcertados", comenzó Rodrigo de Loredo, presidente del bloque radical. Era la gran incógnita que circula, por estos días, en las bancadas opositoras amigables que definirán, con su voto, si la Ley Ómnibus se aprueba. Es decir: la UCR, el PRO -aunque la mayoría se auto percibe como oficialismo- y Hacemos Coalición Federal. La pregunta base era si Javier Milei estará dispuesto a aceptar las modificaciones necesarias para que la ley se sancione o si, en cambio, predominará el fundamentalismo de "todo o nada".
"Nosotros damos cuenta de un espíritu constructivo con un gobierno que sabemos que tiene un crédito electoral muy alto. Y la senda que emprende es la correcta, a nosotros no nos fue bien con el gradualismo", insistió De Loredo, casi rogándole al oficialismo que se dejase ayudar.
Fueron, sin embargo, las legisladoras del PRO las que se volvieron con una respuesta a sus pedidos de modificaciones. "Vamos a solicitarle que corrija y mejore la ley cuando creamos que tenga que hacerlo. Porque nos interesa la constitucionalidad de esta ley", sostuvo Silvia Lospenatto, quien le reclamó que precisara en qué consistían las bases de la declaración de emergencia, así como se redujera a un año la delegación de facultades. Chirillo, que se refirió a ella como la "diputada Lopilato", le dio la razón.
"No queremos volver a la Argentina de que el fin justifica los medios. El presidente tiene que decidir si quiere ser virrey de una colonia o el presidente de la nación argentina", cuestionó, mientras tanto Leopoldo Moreau, quien denunció que Milei "no tiene un plan de gobierno, sino un plan de negocios". Con estas declaraciones, Moreau se refería tanto a la Ley Ómnibus como el mega DNU: el objetivo de UxP es aprovechar el debate en comisión para exponer el contenido de ambas iniciativas, a las cuales considera dos caras de la misma manera (con la diferencia de que una ya está rigiendo). "Ustedes creen que van a poder gobernar en estas condiciones este país?", se preguntó Moreau, a lo que Lilia Lemoine le respondió, fuera de micrófono: "Siiiiii". "Bueno, están muy equivocados, no conocen la historia de este país", sostuvo Moreau.
"No sean hipócritas si van a hablar de estado de sitio", salió a cruzar al peronismo, la neuquina oficialista Nadia Márquez. "Acá el único problema es que se le devuelve la libertad a los argentinos. Antes se los restringía, esta ley promueve la libertad sin el pie del Estado", agregó, entre las risas de UxP, que la aplaudieron irónicamente. Más allá de la defensa del proyecto - una de las pocas que habría en el debate -, Márquez aprovechó para una "sugerencia": corregir el artículo que sugería que el Estado nacional podía dar concesiones para la explotación hidrocarburífera (facultad de las provincias). Barra reconoció que se había tratado de un error.
Hubo, además, algunas críticas referidas al régimen de privatizaciones de las empresas públicas (puntualmente a YPF, que varios diputados del PRO consideran que no hay que privatizar). Chirillo no brindó mucha tranquilidad: "Todas las empresas no se puede privatizar. Tienen que ser ordenadas y eficientizadas. Se pide que estén declaradas sujetas a privatización de acuerdo a la ley. Pero, para poder privatizar adecuadamente, se tienen que poder ordenar".