En un paralelismo asombroso, el ministro de Defensa, Luis Petri, equiparó la gestión del gobierno de Javier Milei con la gesta de San Martín cruzando la cordillera: “Para poder concretar la epopeya de la libertad se necesitó un ejército de leones. Hoy Argentina necesita una sociedad de leones”. Las palabras de Petri —síntoma de ciertos delirios de grandeza— resonaron en el patio del Edificio Libertador en el acto en el que se puso en funciones al brigadier general Xavier Julián Isaac como jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. En el Ejército se produjo un fuerte malestar por el pase a retiro de 23 generales, pero Petri trató de calmar las aguas sugiriendo que se los reubicará, aunque no dentro de la estructura del Ejército.
El diario La Nación, siempre cercano a los militares, difundió una versión asombrosa: que Milei no sabía que al designar a los nuevos jefes pasaba a retiro a tantos generales. Por lo tanto, se habría enojado y ordenó que se les busque nuevos puestos. Pero la realidad es que las designaciones en las tres fuerzas apuntaron a un doble objetivo: primero, el alineamiento con Estados Unidos; segundo, poner al frente de los militares a conducciones jóvenes, sin demasiado peso interno, que no opongan resistencia a la privatización de parte del complejo militar-industrial y a la venta de predios para fabulosos negocios inmobiliarios o de otra naturaleza.
Siempre mirando al norte
El cargo de jefe del Estado Mayor Conjunto es rotativo entre las tres fuerzas y todos coinciden en que esta vez le correspondía a la Armada. Sin embargo, como los marinos aún están golpeados por la catástrofe del ARA San Juan, el lugar quedó para un aviador, Isaac.
El hilo conductor, obviamente, es la relación con Washington, desde distintos ángulos, principalmente dos:
*Isaac fue agregado militar en el país del norte. Y, por lo general, la Fuerza Aérea es la de mayor relación con Estados Unidos. Los Hércules, los helicópteros, casi todos sus aparatos son norteamericanos, de manera que tienen un trato muy directo con los militares de ese país.
*Isaac propugna la compra de los aviones F-16 norteamericanos, en lugar de los chinos Thunder. Es una operación por 350 millones de dólares, una verdadera fortuna, a cambio de aparatos anticuados y que tienen el visto bueno del Reino Unido. Los Thunder son más modernos y salen del control británico.
Privatizaciones a la vista
El otro aspecto de las designaciones es la búsqueda de mandos que, en teoría, pueden oponer poca resistencia a un plan que Petri calificó en el acto de este martes como de “modernización y reconstrucción nacional después del desastre que recibimos”. En el inédito DNU de Milei, que no registra antecedentes en el mundo, hay ingredientes de todo tipo y, por supuesto, también referidos a las Fuerzas Armadas. En las privatizaciones a las que se hace referencia figura, por ejemplo, Tandanor, dedicado a la reparación, conversión y construcción naval y más recientemente a la industria metalmecánica. No es una empresa deficitaria y está en una ubicación estratégica, en el canal Sur del Rio de la Plata, en Avellaneda. En el listado de privatizaciones figuran también Fabricaciones Militares y la fábrica de aviones, FADEA, de Córdoba.
Al derogar el Compre Argentino, el DNU también le abre la puerta al Estado argentino para que no adquiera productos del complejo militar industrial y prefiera los que vienen del exterior. Un ejemplo, son las municiones y los chalecos anti-bala que produce Fabricaciones Militares para las fuerzas armadas y de seguridad. Las leyes de compre, privilegiando lo fabricado en el propio país, existen en todo el mundo.
La mirada de los negocios
El otro aspecto que se menciona es la venta de algunos de los predios más valiosos de las Fuerzas Armadas. En casi todo el país, hay terrenos de singular valor, algunos de los cuales ya se intentaron venderlos en época del gobierno de Mauricio Macri. La Oficina Anticorrupción, por entonces a cargo de Felix Crous, denunció la forma en que se liquidó el Establecimiento General Paz, del Ejército, con un total de 12.000 hectáreas, en Córdoba. Se hicieron 51 lotes, pero en lugar de que pudieran acceder pequeños productores, buena parte de los lotes quedaron en las mismas manos, con algunos apellidos conocidos: por ejemplo, Blanco Villegas, la familia del propio Macri. El Ejército y hasta el Ministerio de Defensa se opusieron a aquella venta, pero igual se concretó. Los compradores incluso usaron créditos del Banco Nación.
Ahora se menciona insistentemente el fabuloso predio del Regimiento de Patricios, en Palermo, que en lugar de destinarse a plazas o a un centro deportivo, iría para loteo inmobiliario, evidentemente apuntando a altísimos ingresos. Hay rumores igualmente respecto de la Base Naval de Mar del Plata, ubicada en un lugar más que privilegiado. Ante el proyecto de exploración petrolera se dice que podría reconvertirse la base en un puerto orientado justamente a la actividad petrolera.
El trasfondo de la dictadura
Los nuevos jefes llegan a sus cargos en el marco de una ofensiva para reivindicar la masacre de la dictadura de 1976. La cabeza visible de la movida es la vicepresidenta Victoria Villaruel, que parece envuelta en una interna con el presidente Milei. Hasta los diarios extranjeros sostienen que existe un acuerdo Villaruel-Macri para que la vicepresidenta termine reemplazando al presidente. Pero más alla de esas versiones, lo cierto es que ya está instalado el planteo de que los represores vuelvan a sus casas a corto plazo. En la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) desembarcó ya un grupo de jefes militares, produciendo un retroceso de décadas. Y el 24 de marzo se cumplirán 20 años de aquella jornada en la que Néstor Kirchner le ordenó al general Roberto Bendini que baje los cuadros de Jorge Rafael Videla y de Reynaldo Bignone de una de las galerías del Colegio Militar. No faltan los uniformados que presionan para que aquellos cuadros de los genocidas se vuelvan a colgar.