A través de una declaración que lleva la firma de sus Departamentos de Justicia y Paz, Pastoral Social y de la Vicaría de la Solidaridad, la diócesis católica de Quilmes expresó su preocupación por decisiones del gobierno nacional “que están lejos de ser un aporte para consolidar una verdadera justicia en el cuerpo social, y además generan un clima de tensión y conflictividad que pueden llegar a amenazar la paz”.
En el documento, titulado “Todavía estamos a tiempo”, se afirma que “la salida es en común, en un proyecto de unidad nacional que no deje afuera a nadie” y, bajo la afirmación de que “no nos salvamos solos”, se señala que es parte del compromiso cristiano “sumarnos a ese gran acuerdo nacional que integre las necesarias diferencias del cuerpo social desde donde pensarnos y realizarnos como Patria”.
En cuanto al análisis de lo que está ocurriendo se denuncia “la brutal devaluación y el aumento indiscriminado de precios (que) consolidan una transferencia de ingresos desde la población más pobre a los sectores más favorecidos, que siguen concentrando la riqueza en pocas manos” y “la propuesta del desguace del Estado, con el argumento de la mayor eficiencia que aportarían manos privadas”, todo lo cual, se dice, “nos recuerdan aquel triste pasado privatizador que generó la tremenda crisis del 2001”.
Los organismos de la Iglesia Católica en Quilmes que se dedican a los temas sociales sostienen que “da la sensación que la verdadera intención del gobierno nacional es otorgar el gerenciamiento de nuestras empresas nacionales a poderosos actores privados, a quienes ofrece, además, lugares claves en importantes dependencias del Estado”.
Respecto del DNU presidencial y del proyecto de “ley ómnibus” se afirma que “buscan imponer un cambio inmediato, amenazando con catástrofes apocalípticas en caso de no ser aceptados, avasallan el sistema legal y el funcionamiento de las instituciones democráticas”, entre otras cuestiones porque “el territorio nacional y nuestros recursos naturales se ofrecen libremente al mejor postor”.
Así, se sigue diciendo en el documento, “el pretendido avance de la libertad solo consagra el rédito económico como el único criterio de gobierno” y “da la sensación de encontrarnos frente a personas que, mirando ‘planillas de Excel’, deciden recortes, despidos y proponen negocios poco claros”, mientras “la desregulación económica impacta en el precio de alimentos y medicamentos, tarifas y servicios”.
Justicia y Paz, Pastoral Social y la Vicaría de la Solidaridad de la diócesis católica de Quilmes se preguntan “¿Hasta cuándo podrán, especialmente las familias, los jubilados, los jóvenes más pobres, tolerar el peso de este yugo insoportable, cuando no hay atisbos en el crecimiento de ingresos que acompañen esta escalada que parece no tener techo?”.
Y advierten que “nos preocupa el clima de intolerancia” y la “criminalización de la legítima protesta social no nos parece un camino a transitar” porque “el clamor por las ollas vacías no se puede apagar con palos y represión”.
En el mismo texto se señala que “vemos en el actual gobierno nacional (…) un creciente clima de mesianismo que desprecia la historia de luchas y reivindicaciones sociales y laborales en nuestra Patria”.
Se sostiene también que “no queremos permanecer indiferentes ni ser cómplices silenciosos” ante “los acelerados cambios que se van produciendo, por las medidas adoptadas desde el poder ejecutivo” dado que “solo se avizora dolor y sufrimiento para la gran mayoría de la sociedad”. Por ese motivo se hace “un llamado a nuestras autoridades para que reflexionen y escuchen el clamor de los pobres de la tierra” porque “la propuesta del ‘cambio’ a cualquier precio, sin ningún tipo de contención social, sólo significa profundizar la miseria y la desesperación”.
“Nuestro país transitó profundas crisis que fueron resueltas mediante la sangre” dicen los católicos quilmeños, y afirman que “nosotros queremos una patria donde haya lugar para todos, donde la paz sea fruto de la justicia y la amistad social sea el horizonte de la convivencia democrática”, Porque, agregan, “la auténtica fuerza del cielo es la que se hizo tierra y pueblo en la carne de Jesús, que es la que está siendo crucificada en los que menos tienen, y es quien nos convoca cada día a construir su Reino de Justicia y Paz”.
El documento finaliza señalando que “creemos que estamos a tiempo para un cambio de rumbo” y “queremos estar cerca de los que sufren, acompañar a los que desesperan y caminar junto con los que luchan”.