“En el teatro siempre hay alguien que habla y gesticula y alguien que mira: ésta es la relación que modificamos”, define en diálogo con Página/12 el británico Ant Hampton, quien presenta en el FIBA dos performances y un workshop pensados y desarrollados con diferentes colaboradores: Etiquette, The quite volume y The thing. En 1998 fundó “Rotozaza”, proyecto en el que exploraba el uso de instrucciones con artistas invitados, en performances sin ensayo previo. Trabajó en ello durante ocho años junto a Silvia Mercuriali. Eran los orígenes del “autoteatro”, un formato en que “no hay actores ni público, o no hay otro que los participantes”. “Es automático y la experiencia es para ellos mismos”, explica Hampton.
No hay improvisación, sino instrucciones que se transmiten por auriculares, parlantes o escritos. “A veces hay mucho más que dos personas”, aclara el artista. Es que justo las performances que llegan al FIBA –con apoyo del British Council– son así de íntimas. “He hecho espectáculos para 30, por ejemplo. El riesgo es importante, porque nadie sabe qué es lo que va a pasar próximamente, dentro de esa situación. Es un riesgo compartido. Y a partir de eso se genera una afinidad muy especial. Terminada la obra, los participantes se quedan con la sensación de haber compartido algo fuera de lo normal. Unico cada vez, aunque sea igual para todos”, amplía.
Etiquette es una experiencia de media hora para dos personas en un espacio público. En este caso, el Teatro San Martín (hoy es la última función, a las 14 hs, en Av. Corrientes 1530). Los participantes utilizan auriculares y reciben instrucciones sobre qué decir al otro o qué objeto usar de los que tienen al costado. Se trata del primer material creado bajo el concepto del “autoteatro”, en 2007, por Mercuriali y Hampton. “El autoteatro es una forma. Pero hemos intentado encontrarle contenido. Etiquette habla de la relación entre palabras y pensamientos, en la confianza en las palabras para exponer pensamientos”, resume Hampton. Entonces, el tópico de esta propuesta es la comunicación. Cuenta con voces en off de Alan Pauls, Alfredo Alcón y Vivi Tellas, entre otros artistas.
En The quite volume, creada junto a Tim Etchells, no hay conversación. Es una obra “susurrada, autogenerada y automática”, que “explota la particular tensión común a cualquier biblioteca del mundo”, según la presenta la sinopsis. Tendrá hoy, a las 18 hs, su última función (Biblioteca Nacional de Maestros, Pasaje. Pizzurno 953).