Miles y miles de mujeres estadounidenses han estado haciendo acopio de píldoras abortivas, no para su uso inmediato sino para abastecerse en caso de que las necesiten en un futuro, según un trabajo reciente, llevado adelante por Abigail Aiken, profesora e investigadora de la Universidad de Texas, en Austin, que ha publicado sus hallazgos en la revista científica JAMA Internal Medicine. Frente a un contexto hostil, en el que ven cómo siguen restringiéndose sus derechos reproductivos, norteamericanas toman esta precaución por si acaso, aún sin haber quedado embarazadas, temiendo que la medicación no esté disponible el día de mañana.
Aiken analizó minuciosamente decenas de miles de solicitudes de mujeres, y encontró que muchas se habían aprovisionado anticipadamente, por si acaso, entre septiembre de 2021 y abril de 2023, a través de Aid Access: una organización europea que ofrece servicios de telemedicina a distancia, recetando y enviando mifepristona y misoprostol desde el extranjero, a un costo de 150 dólares, a pacientes de cualquier punto geográfico de los Estados Unidos. Un sistema que facilita el acceso en estados donde las dificultades para conseguir pastillas abortivas están a la orden del día, y que no solo prevé el uso inmediato sino también el potencial, venidero.
Información en mano, esta doctora y su equipo observaron que la demanda de los mentados fármacos aumentaba notablemente durante eventos que hacían peligrar las garantías de la salud reproductiva, lo que lleva a inferir que en los próximos meses habrá una notable alza de solicitudes… Porque, como advierten medios locales, a medida que el contexto político se vuelve tenso en estos meses previos a las elecciones presidenciales, es probable que muchas mujeres tomen sus recaudos. La imprevisibilidad de los resultados hace que los comicios -que tendrán lugar en noviembre de 2024- estén acompañados del temor a una posible generalización de las restricciones al acceso al aborto, ya presentes en muchos estados, a partir de lo ocurrido el 24 de junio de 2022. Fue entonces cuando la Corte Suprema revocó la protección constitucional del derecho al aborto en Estados Unidos, hasta ese momento amparada por el fallo Roe vs. Wade. Con esta sentencia, el máximo tribunal derrumbaba un precedente histórico de medio siglo, dejando que cada estado legislase sobre la materia como quisiese.
Apenas unas horas después de la derogación, estados republicanos -principalmente en el sur y el centro del país- ya anunciaban medidas que suspendían o restringían el acceso a la interrupción al embarazo. En la actualidad, el aborto está totalmente prohibido en 14 estados y prácticamente prohibido en muchos otros, acorde a datos de Amnistía Internacional; organismo que asimismo recalca que, hoy en día, una de cada tres mujeres y niñas en edad reproductiva vive ahora en sitios donde la posibilidad de acceder a la interrupción del embarazo es total o prácticamente inexistente.
Solicitudes masivas tras la revisión del fallo Roe v Wade
Unas cuantas semanas antes de aquel nefasto junio de 2022, se había filtrado lo que los miembros -conservadores- de la Corte Suprema estaban considerando anular Roe vs Wade. En su trabajo, Aiken analiza este período de incertidumbre, y concluye que fue uno de los momentos donde los pedidos de píldoras abortivas “por las dudas” alcanzaron sus niveles más altos: de las casi 25 solicitudes que recibía Aid Access cada día, pasaron a registrarse cerca de 250 peticiones diarias. En los estados donde la prohibición del aborto era inevitable, la tasa promedio de pedidos semanales aumentó casi nueve veces, señala la especialista en su paper.
“Cuando las mujeres ven avasallados sus derechos y observan una amenaza inminente al acceso a la salud reproductiva, es lógico que se pregunten: ¿Cómo puedo prepararme para lo que vendrá?, ¿qué soluciones puedo anticipar?”, manifiesta Aiken, que entiende que esta actitud colectiva “es la manera que ellas encuentran de recuperar parte del control sobre sus propios cuerpos que les ha sido arrebatado, de decidir sobre sus propios destinos reproductivos”.
Otro ejemplo ilustrativo de su estudio data de abril de 2023, cuando el acceso a la mifepristona quedó momentáneamente en el limbo en Estados Unidos tras órdenes judiciales confusas: una limitaba su comercialización de lleno bajo el argumento –contrario a la evidencia científica- de que ponía en riesgo la vida de las mujeres; la otra, una apelación, permitía que siguiese vendiéndose pero limitaba su uso a las primeras siete semanas (en vez de diez) e impedía que fuera telerrecetada y distribuida por correo. Al final, la Corte Suprema congeló ambas sentencias de estos tribunales menores, pero mientras duró la incertidumbre sobre lo que ocurriría con el medicamento -utilizado en más de la mitad de las interrupciones del embarazo en el país-, volvieron a aumentar significativamente los pedidos a Aid Access para hacer acopio preventivamente. De una media de 89 solicitudes, cuenta Aiken que pasaron a recibir más de 172 solicitudes al día.
Lo más seguro es que, en estos meses siguientes, la organización europea registre nuevos picos de consultas y compras “por las dudas”, en tanto la batalla legal en torno a este fármaco recién comienza, y en plenas elecciones presidenciales, promete ser enconada: el caso ha pasado a manos de la Corte Suprema -mayoritariamente conservadora- que, tras debatir el tema entre marzo y abril, se pronunciaría al respecto en junio.