El general Carlos Alberto Presti asumió al frente del Ejército en medio de una crisis insólita para un gobierno que llegó al poder con el beneplácito de la familia militar. Todavía resuenan los ecos del malestar que generó la decisión de elegir a Presti, lo que provocó el pase a retiro de 21 generales. En Defensa dicen que están trabajando en una solución frente a lo que se instaló como una “purga” con pocos precedentes en la democracia, mientras corre la versión de que habrá cuatro militares que no serán removidos y seguirán en actividad. Presti –que ya llega jaqueado por el descontento interno– tendrá que atravesar otra tormenta si la administración de Javier Milei se decide a hacer intervenir a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior, como viene trascendiendo.
El Ejército quedó para el final. Luis Petri, ministro de Defensa, recién le tomó juramento a Presti el miércoles en el Regimiento de Patricios. Antes, había hecho lo propio con la Armada y con la Fuerza Aérea, la fuerza que quedó mejor posicionada en la repartija de cargos, especialmente después de que el brigadier Xavier Isaac se quedó con el Estado Mayor Conjunto (EMC).
Durante el fin de semana, el malestar en el Ejército había escalado y llegó a oídos de Milei, cuando estuvo en la Antártida. El Presidente –que nunca tuvo un especial interés en la cuestión militar y pensaba dejársela a Victoria Villarruel antes de que empezaran los chispazos entre ambos– pidió una solución. “Estamos trabajando en eso y ya vamos a comunicarlo”, dicen cerca del ministro para intentar aplacar los ánimos.
En las últimas horas, se instaló que habría cuatro generales que no pasarían a retiro y se quedarán prestando funciones en el EMC o en Defensa --lo que implicará, en la práctica, que no serán subordinados de Presti. Los nombres que circulan son los de Jorge Fabián Berredo (comandante operacional en el EMC), Edgar Calandin (Comandante Conjunto Antártico), Juan Martín Lluch (Logística en el EMC) y Juan Fernando Baretto (Planeamiento Estratégico).
En Defensa no confirman que esos sean los nombres aún, pero resaltan el espíritu de buscar una solución para el primer conflicto de la gestión Petri. En la cuenta de X (exTwitter) del Ministerio de Defensa hay una foto de Berredo y Calandin con Milei, Petri e Isaac en la Antártida – lo que podría ser un indicio de que ellos serán de los elegidos para permanecer.
En el edificio Libertador hacen números: dicen también que Juan Martín Paleo, exjefe del EMC, y el auditor general José Antonio Stanchina ya habían pedido el retiro, por lo que no puede computárselos dentro de la “purga”. Un día antes de que asumiera Milei, Paleo concedió una entrevista en la que afirmó que Villarruel no era negacionista y abogó por domiciliarias para los mayores de 70 años. Cuando le preguntaron sobre la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior contestó que se necesitaba voluntad política y cambios en la legislación. Además, sostuvo que era necesario un ministro de Defensa con perfil alto, como Agustín Rossi o Jorge Taiana que no eran “cuatros de copa”. En la política se leyó el comentario como un desafío, sobre todo porque fue Patricia Bullrich quien se ocupó de que su candidato a vice desembarcara en el edificio de Paseo Colón.
Presti –por el momento– pasa bajo el radar. El general de 57 años tendrá bajo su mando a 55.000 hombres y mujeres. En las últimas horas, circuló ya el mensaje militar con los cargos que asumirán sus subordinados a partir de febrero. Presti egresó del Colegio Militar de la Nación en 1987. Proviene del arma de Infantería. Fue jefe del Regimiento de Asalto Aéreo 601, comandante de la IV Brigada Aerotransportada y director del Colegio Militar. Tiene aptitud de comando. Estuvo en la misión de paz en Haití y fue agregado en Guatemala, Salvador, Honduras y Nicaragua durante el gobierno de Macri.
No tuvo actuación durante la última dictadura en la que su padre, Roque Presti, fue uno de los jerarcas. Presti padre fue el comandante del Regimiento de Infantería 7 de La Plata, donde tenía asiento la jefatura del Área 113 – responsable de los centros clandestinos que funcionaron en la zona aledaña a la capital bonaerense. Desde la Asamblea Desobediente –integrada por familiares de genocidas– repudiaron su nombramiento y manifestaron que no se le conoció a Presti una declaración de condena a lo sucedido durante los años del terrorismo de Estado.
Una refundación
Durante la ceremonia de juramento del jefe del Ejército, el ministro Petri se despachó diciendo que la Patria reclama la defensa de las instituciones y el protagonismo de las Fuerzas Armadas. Volvió a hablar de repensar el rol y sus capacidades.
Tanto Bullrich como Petri parecen decididos a borronear la división entre Seguridad y Defensa, que son parte del consenso democrático en la Argentina. Las versiones indican que la administración de La Libertad Avanza (LLA) podría repetir lo que había hecho Mauricio Macri al derogar el decreto 727/2006 que reglamenta la Ley de Defensa y dice que las Fuerzas Armadas pueden actuar únicamente frente ataques de otros Estados. La idea es subirse a la teoría de las “nuevas amenazas” que se amplifica desde los Estados Unidos y que pretende que los militares se incorporen, por ejemplo, a la lucha contra el narcotráfico.
En sus discursos frente a las fuerzas, Petri combinó la apelación a un nuevo rol y con una revisión del pasado. “Sabemos que esas luchas las vamos a dar juntos si, en lugar de mirar al pasado constantemente para demonizarlas como se hizo durante mucho tiempo, a nuestras Fuerzas Armadas se las reivindica”, dijo durante la jura del jefe de la Armada, contraalmirante Carlos María Allievi.
Durante la campaña, Bullrich se había mostrado favorable para involucrar a las Fuerzas Armadas en la represión interior. Por el contrario, Villarruel –quien tallaba fuerte entonces en la materia militar dentro de LLA– respondía que era contrario a la ley y que podría terminar con los militares siendo juzgados 20 años después –como pasó con los crímenes de la dictadura. En ese momento, la ahora vicepresidenta expresaba la opinión de los jefes de las fuerzas.
“La purga tiene que ver con buscar generales más dóciles para involucrar a las fuerzas en tareas de seguridad interior. Los generales a los que ellos llaman ‘colaboracionistas’ se expresaron siempre en contra de involucrarse en la seguridad interior”, afirma un exfuncionario conocedor de las internas de la defensa.
Dentro del esquema que tiene Petri dentro del gabinete hay militares retirados que no ven con malos ojos el corrimiento. Uno es el coronel retirado Marcelo Rozas Garay, que integraba los equipos de Bullrich y actualmente es subsecretario de Planeamiento de Defensa. Durante la campaña, Rozas Garay había dicho: “Se abandonará el concepto de que (las Fuerzas Armadas) solo actuarán frente a agresiones externas”.