Javier Milei pasó en menos de una semana de calificar de “coimeros” e “idiotas útiles” a casi todos los miembros de la Cámara de Diputados a plantear que la mayoría de la clase política “va a estar a la altura de semejante transformación positiva del país”, como la que cree estar llevando adelante. El cambio repentino en el ánimo del Presidente podría deberse a que, según dijo, el Gobierno ya “tiene los números” en el Congreso para aprobar la Ley Ómnibus. “Creemos que va a salir todo”, se entusiasmó en declaraciones radiales. El poroteo en la cámara baja, sin embargo, no le ofrece un panorama para tanto optimismo. El ministro de Interior, Guillermo Francos, aclaró que “seguramente habrá que hacer modificaciones” para que los aliados y la oposición amigable –encabezada por el bloque de los gobernadores y la UCR– aporten finalmente el quórum y el proyecto --o una parte de él-- logre avanzar.

“Veremos qué es lo que hacen –dijo Milei respecto de los diputados–. Nosotros estamos trabajando para poner de pie al país y que vuelva a crecer. Esperamos que estén a la altura de semejante transformación positiva. Los números están, somos optimistas”. El viraje del león que denuncia "coimas" hacia el gatito mimoso con “la casta” tiene también una explicación táctica. El ala política del Gobierno le viene insistiendo al Presidente que ese tipo de declaraciones “genera enojo” entre los legisladores cuyo voto resultará clave para que las reformas neoliberales se concreten, y dificulta la posibilidad de tejer acuerdos. Lo mismo que la posición intransigente del “todo o nada”: en la oposición amigable se ríen ante la perspectiva de que salga todo el paquete entero, y advierten que solo en el caso es de que se acepten cambios, el número mágico para sesionar estaría.

Francos, atento a las negociaciones, sostuvo que “el Presidente ha expresado que la ley tiene que salir como está planteada”, pero admitió que “obviamente hay temas que los legisladores no aceptan y habrá que hacer modificaciones”. También aseguró que esas objeciones –sobre todo relacionadas con las facultades extraordinarias, las privatizaciones de empresas públicas, el régimen de pesca, las retenciones y lo fundamental de la reforma política– provienen mayormente de “gobernadores, sectores empresarios y asociaciones intermedias”.

En ese marco, el oficialismo está con los tiempos justos: a más tardar, la semana que viene las tres comisiones en las que se debate la megaley deberían estar en condiciones de dictaminar --tal es la voluntad de LLA-- para que luego se sesione en el recinto, antes que a fin de mes concluya el período de extraordinarias y el Congreso vuelva a su actividad habitual a partir de marzo.

Francos aseguró que el Gobierno tiene “vocación de diálogo”. “Uno atiende los reclamos y vemos cómo compatibilizarlos en el contexto de la ley”, resumió el ministro, que se ocupa de juntar los pedazos de las relaciones políticas que el Presidente suele dinamitar.

A propósito, Milei volvió a disparar contra la CGT. Más concretamente, contra Pablo Moyano. Lo identificó como uno de los "enemigos de la reforma", y dijo que el líder camionero y de la central obrera forma parte de "los que quieren voltear la ley para que nada cambie" para "mantener sus privilegios". 

"Acá tienen a los enemigos de la reforma. Los que quieren voltear la ley para que nada cambie. Para mantener sus privilegios. Fíjense quien está a favor del cambio y quien está en contra" y señaló que "los que están a favor defienden a los argentinos de bien. Los que están en contra defienden sus privilegios", escribió el Presidente en un mensaje que publicó en Twitter. Fue luego de que la CGT recibiera la carta documento que de parte del Ministerio de Seguridad, con la cuenta de 40 millones de pesos por la manifestación de principios de año. "Los argentinos elegimos un cambio. No van a poder con nosotros", siguió pegando el Jefe de Estado.

Otro de los sectores disconformes con el Gobierno, el de la Iglesia, también formó parte de la agenda en casa Rosada. El Presidente  le escribió una carta al Papa Fransico (ver aparte), horas después de que se filtrara que Francos recibió en un almuerzo a un grupo de obispos. También hubo tiempo para ultimar los detalles del viaje que Milei y una nutrida comitiva encabezada por la omnipresente Karina Milei emprenderán la semana próxima hacia Suiza, para participar de la cumbre de Davos. 

"La gente tiene conciencia del desastre que heredamos, entienden que normalizar este desastre requiere un mal trago", dijo Milei en declaraciones radiales, e insistió con la idea de que el electorado, al menos por ahora, apoya el ajuste.