El presidente Javier Milei le envió una carta al papa Francisco para invitarlo a visitar Argentina entendiendo que “su viaje traerá frutos de pacificación y de hermanamiento de todos los argentinos, ansiosos de superar nuestras divisiones y enfrentamientos”. La nota oficial tiene fecha del 8 de enero y el anuncio fue hecho por el vocero Manuel Adorni en su diaria conferencia de prensa. “Quería anunciarles que el Presidente está enviando una carta a su Santidad el Papa invitándolo a visitar la Argentina, entendiendo que su presencia y su mensaje van a contribuir a la unidad de todos y nos va a dar la fuerza para preservar la paz, trabajar en prosperidad y engrandecer la patria”, dijo Adorni.
“Usted bien sabe que no necesita invitación para venir a su querida Argentina” le manifestó Milei a Francisco. No obstante, y atendiendo a que la invitación oficial resulta un requisito formal en estos casos, el Presidente señaló que “a riesgo de decir lo innecesario, le invito a visitar nuestra amada Patria, conforme a las fechas y los lugares que nos sean indicados, teniendo presente el deseo generalizado de nuestras ciudades, provincias y pueblos de contar con Su presencia y transmitirle su filial afecto”.
En varias oportunidades los obispos argentinos reiteraron la invitación para que Francisco venga a la Argentina, país al que no regresó desde su nombramiento como máxima autoridad de la Iglesia Católica en 2013.
Cada vez que el Papa fue consultado en los últimos meses por la posibilidad del viaje que estuvo en agenda para el 2024, el pontífice siempre lo calificó como “pendiente” y expresó su voluntad de concretarlo. Bergoglio también fue explícito al señalar que en la decisión final sobre el viaje no entra en consideración la condición política del nuevo gobierno. Sin embargo no existe todavía una fecha señalada y la salud pontífice de 87 años aparece como un obstáculo dado el esfuerzo que le insumiría una gira por Argentina con actos multitudinarios y desplazamientos por todo el país. Un viaje papal requiere además un proceso de preparación de varios meses atendiendo a cuestiones políticas, de ceremonial y de logística, aspectos sobre los cuales todavía no hay indicios ciertos.
En su texto, de dos carillas, el Presidente le agradeció ahora a Francisco la comunicación telefónica que mantuvieron el 22 de noviembre, después de la elección presidencial, y le expresó que “valoro sus sabios consejos y sus deseos de coraje y sabiduría para mi persona, tan necesarios para encarar el desafío de dirigir los destinos de nuestra Patria y de nuestros conciudadanos”. Milei le escribió también al Papa que “en lo personal, sus palabras fueron un gesto de aliento, además de afianzar mi convencimiento sobre la urgencia de transformar la realidad que atraviesa nuestro país para asegurar la paz y prosperidad, mediante las reformas sociales y políticas que son tan necesarias”.
Durante la campaña electoral Javier Milei se había expresado en forma sumamente agresiva contra Jorge Bergoglio a quien llegó a calificar como “representante del maligno en la tierra” y lo acusó de “propulsar el comunismo”, lo cual generó también la reacción de indignación y repulsa por parte sectores de la Iglesia Católica hacia el entonces candidato presidencial libertario.
Con posterioridad Milei pidió disculpas por sus dichos y afirmó que si la visita a la Argentina se concreta el Papa sería recibido “con todos los honores de un jefe de Estado y de jefe espiritual de los argentinos, porque el catolicismo es la religión mayoritaria en Argentina".
Después de la elección Francisco le bajó el tono al debate y, en una entrevista con un canal de televisión mexicano, pidió hacer una diferencia entre lo que dice "un político en campaña electoral" y “lo que realmente va a hacer después, porque después viene el momento de lo concreto, las decisiones". En la misma ocasión sostuvo que durante una campaña electoral se expresan cosas que "se usan para crear un poco de atención pero que después caen solas”.
El Papa también le envió a Milei un rosario bendecido como obsequio y le deseó "coraje y sabiduría" para su gestión.
El Presidente aprovechó ahora la ocasión para transmitir formalmente su perspectiva frente a la situación que vive el país. “Santidad, los argentinos atravesamos tiempos de aflicción y de esperanza. Observamos a nuestro alrededor como la pobreza con sus diferentes rostros y consecuencias alcanza a la mitad de todos nuestros compatriotas. Nuestra economía se encuentra en estado crítico y es preciso adoptar medidas urgentes para evitar una catástrofe social con consecuencias dolorosas”, escribió.
Y, casi a modo de excusa y advertencia, agregó que “somos conscientes que estas decisiones pueden profundizar inequidades, por lo que nuestra prioridad máxima es proteger a nuestros compatriotas vulnerables, agradeciendo la colaboración de la Iglesia católica, cuya acción en campo social es invalorable”.
No obstante esa referencia a la Iglesia Católica local los contactos institucionales con el episcopado han sido hasta el momento limitados. Por ahora el Presidente no concedió una audiencia que le fue solicitada por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal. Esta semana la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, se encontró en Casa Rosada con el presidente del episcopado, el obispo Oscar Ojea, en lo que fue el primer encuentro formal entre funcionarios del gobierno libertario y la jerarquía católica.
Milei no ha decidido aún quién ocupará la Secretaría de Culto de la Cancillería, que suele ser el canal institucional del gobierno para relacionarse con los diferentes cultos con presencia en el país. Tampoco se hizo designación del nuevo embajador argentino ante la Santa Sede.
Según el Presidente, la presencia de Francisco y su mensaje en el país “contribuirán a la tan deseada unidad de todos nuestros compatriotas y nos brindará la fuerza colectiva necesaria para preservar nuestra paz y trabajar por la prosperidad y el engrandecimiento de nuestra querida República Argentina” y le reiteró “las seguridades de mi más alta consideración y respeto por su obra y su persona”.