Un estudio presentado en el 43º Congreso Argentino de Cardiología mostró casi la mitad de las personas afectadas por infartos en el país demoró más de tres horas en promedio en ser atendida, desde el inicio de los síntomas hasta la intervención coronaria (se recomienda que se tarde menos de dos horas), y que las enfermedades cardiovasculares explican una de cada tres muertes de origen conocido, lo que equivale a 197 fallecimientos diarios.
Los resultados preliminares del estudio Argen IAM-ST, que involucró los reportes de 1670 personas con infarto que llegaron a las guardias de 247 centros del país, indicaron que en el 45,6 por ciento de los casos hubo demoras de más de tres horas, en promedio, desde los primeros síntomas hasta arribar a una sala con capacidad para realizar una angioplastia.
Dentro de ese grupo, en el 18,4 por ciento de los casos la demora fue entre 3 y 6 horas, en el 14,3 por ciento de entre 6 y 12, en el 7,8 por ciento entre 12 y 24 y en el 5,1 por ciento de más de 24 horas.
“Este relevamiento evidencia los tiempos excesivos no sólo de los pacientes en requerir asistencia, sino del propio sistema en brindarla”, explicó Hector Deschle, secretario de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
La demora en la atención se combina con factores de riesgo y se complica la situación. “Hipertensión arterial, colesterol elevado, sobrepeso y obesidad, tabaquismo, sedentarismo y estrés son los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedad cardiovascular. Si a eso le sumamos la demora en acudir a la atención médica ante una emergencia y la falta de adherencia a los tratamientos médicos, tenemos un combo explosivo que se refleja en los altos índices de mortalidad y de enfermedad cardiovascular”, manifestó Miguel González, presidente de la SAC. El experto recordó que 1 de cada 3 muertes de origen conocido en Argentina se debe a alguna de las enfermedades cardiovasculares, el equivalente a un promedio de 197 fallecimientos diarios.
Según precisó el informe, los factores que retrasan la atención adecuada de estos episodios son que los pacientes minimizan los síntomas y posponen el llamado a la ambulancia, la demora del servicio de emergencias y la derivación inicial a centros que no cuentan con servicio de hemodinamia.
“La atención en Argentina para los infartos es tardía. Hay que estar organizado en los hospitales para que el infarto sea la prioridad absoluta”, aseguró Oscar Mendiz, director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, y agregó que “se debe integrar lo público y lo privado para crear una red de atención para el infarto”.
Según Mendiz, “un correcto tratamiento en tiempo y forma disminuye la mortalidad, brinda mejor calidad de vida, ya que se salva más el corazón y se evitan patologías como la insuficiencia cardíaca crónica, y a largo plazo el sistema de salud gasta menos plata”.
Desde el Congreso Argentino de Cardiología se alertó que entre los mayores de 18 años, 1 de cada 4 argentinos fuma (25,1 por ciento), casi 6 de cada 10 presentan sobrepeso u obesidad (57,9 por ciento), 3 de cada 10 son hipertensos (34,1 por ciento) y de ellos el 38,8 no lo sabe; tiene colesterol elevado el 29,8 por ciento, de los cuales apenas la mitad (53,2) está bajo tratamiento; el 54,7 realiza un nivel bajo de actividad física y 1 de cada 10 tiene diabetes, pero el 38,6 por ciento de ellos no se trata.
“Si presentar cualquiera de estos factores de riesgo por sí solo ya puede predisponer a padecer una enfermedad cardiovascular, la sumatoria de dos o más factores incrementa el riesgo de manera alarmante. Es muy frecuente encontrar que en un mismo paciente confluyen valores de presión y de colesterol elevados, un considerable sobrepeso y sedentarismo”, explicó Ricardo Migliore, vicepresidente de la SAC.