Este fin de semana comenzará una nueva temporada del programa Abrazados al tango, que el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires –dirigido por Florencia Saintout- desarrolla desde 2022 en pueblos y ciudades del territorio bonaerense. Los dos primeros meses se celebrarán milongas en distintos puntos de la provincia. En enero los artistas visitarán las localidades de Salto, Mar del Plata, Bahía Blanca, Salliqueló, Guaminí, Alberti y Carlos Casares. La programación continuará durante todo el próximo mes hasta una edición especial en el Museo MAR el 23 de febrero. Durante el resto del año esperan retomar el esquema de festivales y milongas itinerantes que implementaron durante 2023. Todo con acceso libre y gratuito. La propuesta siempre incluye clases de danza para todos los niveles, bailes populares con exhibiciones, orquestas de tango y de folklore y dj’s especializados.
Entre abril de 2022 y septiembre de 2023 el programa Abrazadxs al tango pasó por 36 localidades con 10 festivales, 14 shows, siete milongas y ocho encuentros, entre otras actividades, como la maratón de tango en Mar Chiquita, que tuvo a la gente bailando tango durante doce horas. Para todo ese trabajo la Provincia contrató a 767 artistas (364 bailarines y 315 músicos, además de 88 djs de tango). A las actividades se acercaron 7500 milongueros de 92 municipios bonaerenses e incluso de otras once provincias. Sumando curiosos y meros espectadores, la cifra de asistentes ascendió a 15.000.
“El 2023 fue soñado”, rememora Karo Pizzo, directora artística de Abrazadxs. “En el interior de la provincia nos reciben con los brazos abiertos, es una locura lo que pasa”, cuenta. “Siempre trabajamos con artistas de la localidad que visitamos, de tango y también de folklore, porque en las milongas proponemos una tanda de folklore en vivo, siempre con artistas locales”, explica. Lo que sucede en cada lugar que visitan, cuenta, es que se acercan milongueros e interesados de todas las localidades cercanas, y a veces, también lejanas. Tuvieron casos de gente que hizo 300 kilómetros para ir a alguno de sus eventos. “Si hacés algo en Benito Juárez, por ejemplo, se te suma gente no sólo de las ciudades aledañas, Azul, Tandil u Olavarría, sino que se viene gente de Sierra de la Ventana, Bahía Blanca, Villarino, porque es la localidad más cercana que tiene donde se hacen eventos de este tipo”, grafica. “Hay lugares como Tres Lomas que nuestro fue la primera vez en su historia que iba a tocar una orquesta de tango, en General Pinto también”.
Los artistas convocados refrendan el relato de Pizzo. Lucas Furno, por ejemplo, referente del tango milonguero desde la agrupación Tango Bardo (y fundador de la Romántica Milonguera) destaca también la mezcla de públicos. “Se junta un montón de gente de todos los lugares y se vuelve realmente masivo, una fiesta popular”.
Desde el Instituto adaptan el formato al lugar que visitan, cuenta Pizzo. Esto sucede a todo nivel. En las propuestas para el oeste de la provincia, explican, aparece alguna tanda de ranchera, que sigue bailándose en la zona. Al sudeste, reflota el paso doble. Por otro lado, si en la ciudad de turno ya hay un circuito de tango armado (como sucede en Mar del Plata, por ejemplo), buscan propiciar su integración y difundirlo, y las clases que acercan son de perfeccionamiento para los docentes de la región. Si en cambio es un pueblo donde jamás se bailó tango o hace mucho que no lo practica, intentan “plantar de nuevo la semillita”. “Es lo que nosotros podemos dejar”, plantea Pizzo. “Nosotros podemos generar un nuevo espacio de tango en el interior y que el tango crezca, que crezca su base, por eso siempre sumamos clases para principiantes, para niños, porque nos parece que además de uno acercar el tango a esa ciudad o fortalecer el tango en las grandes ciudades, debemos de aumentar la base, la cantidad de público que lo baila”.
Delfina Pissani y Diego Martín Valero son dos bailarines de la ciudad de Tandil, referentes del tango bonaerense y también caras conocidas en el circuito porteño, donde con frecuencia los convocan para exhibiciones y clases especiales. Ambos celebran la existencia del programa. “Fue una experiencia súper enriquecedora de descentralizar, de salir del núcleo de CABA y conocer lo que pasa en el resto de las ciudades de la provincia, las movidas que hay y la necesidad de aprendizaje de la gente”, considera Pissani. “Creo que el programa expande y potencia lo que cada pareja del interior hace en su comunidad, quienes trabajamos en comunidades pequeñas tenemos la posibilidad de tener una regularidad de trabajo y más posibilidades de mostrar lo que hacemos”, considera. Pero sobre todo, una de las cosas más importantes que permite este programa es seguir acentuando y confiando en la identidad que tenemos como artistas del interior”. Su compañero, Valero, coincide: “significa una revalorización, descentralización también, conocer a fondo el territorio, su gente, sus actores, milongueros, milongueras, y poner en valor la historia bonaerense en la historia del tango”.