Era un sobre blanco con destinatario y remitente escrito de puño y letra por su amigo de la infancia Robert Smith. Lol Tolhust no necesitaba abrirlo para saber qué había ahí dentro: luego de años arrastrando problemas de adicción que provocaron continuos cortocircuitos con sus compañeros en la banda, Robert le confirmaba que sus días como baterista de The Cure estaban terminados. Corría 1989 y entonces comenzó lo que el mismo Lol llamó su noche más oscura. Internaciones en psiquiátricos y clínicas de desintoxicación, juicios a la banda de los que luego se arrepintió, un matrimonio fallido, bancarrota. A mediados de los noventa se mudó a Los Angeles. Más de uno le preguntó si justo ahí tenía ir, pero la ciudad y su desierto resultarían su salvación. Y por estos días, a sus beatlescos 64, más de tres décadas después de aquella carta que lo ensombreció todo, Tolhurst está viviendo una nueva primavera. Una primavera dark, desde ya.
Tras el éxito en 2016 de su libro de memorias Cured –con edición en español a cargo de la editorial Malpaso y presentación en Buenos Aires incluida–, en marzo del año pasado Tolhust publicó Goth, una mezcla de ensayo y autobiografía que se sumerge en la literatura y la música para recorrer las huellas que llevaron al nacimiento y desarrollo del gótico en el rock. Y antes de fin de año lanzó junto al baterista Budgie (Siouxsie and the Banshees) un discazo con participación en trío del productor Jacknife Lee y colaboraciones de Bobby Gillespie, James Murphy y The Edge. Los Angeles, nombre que eligieron para titularlo, nació de improvisaciones entre amigos y terminó en un viaje explosivo de psicodelia electrónica con trazos de krautrock y post punk experimental. “¿Qué tipo de disco pueden grabar alguien de The Cure y alguien de Siouxsie and the Banshees?”, preguntó Lol en en una entrevista, para enseguida agregar: “Bueno. No suena para nada a eso”.
La complicidad creativa entre Lol y Budgie va todavía más allá: desde 2020 llevan adelante un podcast de entrevistas llamado Curious creatures (“quizás conozcas el territorio, pero nosotros trazamos el mapa”, chapean a dúo en la intro de cada episodio). Y su amistad data de 1979, cuando se conocieron como jurados en un casting de lo más particular. Por aquellos días, The Banshees y The Cure compartían gira y admiración mutua. Siouxsie se había quedado sin guitarrista y Robert Smith se ofreció para cubrir el puesto y subir al escenario con las dos bandas hasta el final de esa gira. Así lo cuenta Tolhurst en Goth: “Después de la audición de cada candidato levantábamos cartas con Budgie para indicar qué pensábamos de la performance. Nos sentíamos en Eurovisión. Al final estaba muy claro que Robert era mejor que el resto”.
Los Angeles tuvo su génesis en 2018 durante una conferencia en esa ciudad que contó con Lol, Budgie y Kevin Haskins de Bauhaus como estrellas invitadas. La idea de un club de bateristas góticos los entusiasmó y decidieron juntarse en sus casas a golpear parches y sumar sintes para ver qué salía de eso, pero una gira de su banda llevó a que Haskins se bajara del proyecto. Entonces llamaron al irlandés Jacknife Lee –productor de U2, REM, Weezer y Taylor Swift– y fue en su estudio que el trío comenzó a tomar forma definitiva. Pronto se sumaron las colaboraciones: Bobby Gillespie despliega a gusto su aura sensual de predicador en ácido en “This Is What It Is (To Be Free)”, “Ghosted at Home” y “Country of the Blind”. James Murphy pone a disposición sus servicios de Midas en el tema que da nombre al disco, con letras sobre ciudades que tragan a sus niños y una serie de encantadores nananas enfermos que remiten a lo mejor de LCD Soundsystem. “Train Without Station” sorprende con The Edge jugando por un rato a ser guitarrista de Neu!, y el primer corte del disco fue la frenética “We Got to Move”, con Isaac Brock de Modest Mouse en voces y un video donde el comediante (y también baterista) Fred Armisen destruye porcelanas con un bate mientras Lol y Budgie atacan tachos en un garage.
El nuevo libro de Tolhurst, por su parte, coincide con un renacimiento de la movida dark en todo el mundo bajo el rótulo New Goth: en nuestro país, sobrevivientes de los ochenta como Euroshima y bandas más recientes como Budapest son referencias actuales de una escena que nunca dejó de sostener a pulmón su oscuro glamour de subcultura outsider. Aún sin traducción en castellano, el libro se sumerge en la geografía psíquica de esa movida con un recorrido que parte de la influencia que tuvieron para su autor tanto el punk como la obra de Kafka, Sylvia Plath o T.S. Eliot. A partir de allí, siempre cruzando anécdotas propias con biografías breves, traza una línea cronológica que va desde Joy Division, Siouxsie y Bauhaus a Cocteau Twins, Sisters of Mercy y otras menos predecibles como Wire, los rusos Molchat Doma o Godspeed You! Black Emperor. “Voy detrás de la esencia que siempre resonó entre quienes buscan la oscuridad”, escribe al comienzo del libro. “Algunos se identifican como góticos, otros no. Pero todos somos de la misma tribu. Son mi gente. Las damas victorianas llevaban una pequeña foto en blanco y negro o un retrato en miniatura en un relicario como recuerdo del amor perdido. Este libro pretende satisfacer ese mismo anhelo melancólico”.
La relación de Lol con The Cure se recompuso con un cálido encuentro en Los Angeles durante una gira de la banda en 2002 y se coronó cuando se presentó junto a ellos en una serie de shows en 2011 en los que tocaron completos sus tres primeros discos. En su libro concluye: "Siempre en algún lugar del mundo aparece alguien que me dice: 'Oh, esa música es tan deprimente, los que la escuchan deben terminar más infelices’. Nada más lejos de la verdad. No estoy diciendo que The Cure haya sido un gran salvador ni nada por el estilo. Pero hay una dualidad en el corazón del gótico que guarda la belleza de lo humano y lo misterioso a la vez, y eso es lo que asegura su relevancia hasta hoy”.